Tokio vence a Madrid, Estambul y Fukushima
Con una estructura hotelera y una red de transportes impecable, la sede olímpica 'vende' fiabilidad y modernidad
A Tokio, la futura sede de las olimpiadas de 2020, le sobran emblemas. La ciudad del milagro económico de la década de los 50 y 60 y del boom inversor de finales del siglo XX , superó en discurso a Madrid en la pugna por los Juegos Olímpicos. Amenazada por la inestabilidad de la central de Fukushima, situada a 220 kilómetros de la capital nipona, Tokio convirtió en símbolo el gran terremoto de marzo de 2011 que provocó el accidente nuclear. Apeló al espíritu de superación del deporte como inspiración para reconstruir un país quebrado por la tragedia y se presentó ante el COI con cartas ganadoras.
Durante la presentación de su candidatura en Buenos Aires, tanto el primer ministro como el presidente japonés apelaron a la fiabilidad. «Somos un proyecto seguro, ahora y dentro de siete años», sentenciaron.
La pregunta sobre las repercusiones del desastre de Fukushima era obligada. «No plantea ningún problema», respondieron tajantes. «El impacto del agua contaminada se ha aislado a un área de 0,3 kilómetros cuadrados y está completamente controlado», dijo el primer ministro, Shinzo Abe.
20 instalaciones por construir
La ciudad de grandes rascacielos lleva en su candidatura una inversión de 4.380 millones de dólares para infraestructuras, muy superior a la de Madrid, que llegó a la fase final con los deberes casi hechos. A Tokio le quedan 20 instalaciones deportivas por construir, pero tiene cientos de símbolos para el imaginario colectivo. Si Madrid ganó fuerza en los éxitos de deportistas españoles, la capital japonesa eligió a Doraemon, el futurista gato robot de dibujos animados capaz de sacar objetos milagrosos de su bolsillo, embajador especial del evento.
Cuenta con una isla artificial, Yumenoshima, construida a partir de desechos en la década de los cincuenta como una salida a los problemas de basura de la ciudad, para la equitación y el tiro con arco. Y tiene el Nippon Budokan, construido para las Olimpiadas de 1964, pero famoso por los dos conciertos que ofrecieron The Beatles dos años después.
Entre los mejores en alojamiento y transporte
Japón quiso presentar ese espíritu en su candidatura. El de los Juegos Olímpicos de 1964, una década de prosperidad para un país que se reconstruía tras el impacto de la guerra, y que tiene resonancias en el drama vivido a causa del terremoto.
Muy distanciada de Madrid y de Estambul, la red hotelera de Tokio se acerca a las 120.000 camas en establecimientos de 3 a 5 estrellas (Madrid cuenta con 45.000 y Estambul con 46.000). Tiene dos aeropuertos, el de Haneda, más enfocado a vuelos de corta distancia, y el de Narita. La mayoría de turistas llegan a Japón desde China y Corea del Sur. En 2012, el país nipón recibió 8,4 millones de visitantes internacionales, su segundo mayor registro de la historia, después de la caída causada por el tsunami y la crisis nuclear de 2011. Tradicionalmente, más de la mitad de estos viajeros pasan por Tokio. Una cifra similar a los turistas extranjeros que llegan a Madrid.
Reconstruir los símbolos
Y los Juegos Olímpicos refuerzan el atractivo. La ciudad japonesa los planificó centralizados, con casi todas las sedes en un espacio de 10 kilómetros. En lugar privilegiado, el Estadio Nacional de Kasumigaoka, sede en 1964, que afronta una remodelación de 990 millones de euros guiada por Zaha Hadid, la arquitecta británico-iraquí que levantó el Pabellón Puente de Zaragoza para la Exposición Universal de 1998 y el centro acuático de los Juegos Olímpicos de Londres.
Al igual que sucedió en la Expo de Zaragoza, época de bonanza para la economía española que llenó de grandes y costosas arquitecturas los cascos urbanos, la obra de Hadid en Tokio para la sede principal de los Juegos Olímpicos quiere ser símbolo, el punto de unión de la historia y la modernidad, la imagen de la vuelta al futuro sobre los cimientos arrasados por el tsunami.
Potencia económica
Pero Tokio es, sobre todo, un centro económico y financiero de nivel mundial. Es la tercera bolsa más importante del mundo por capitalización del mercado y centro industrial de compañías como Toyota, Nissan, Mazda o Sony. Viven nueve millones de habitantes en la ciudad y 13 millones en el área metropolitana. En resumen, la tercera potencia económica en el globo terráqueo, que creció a un ritmo del 2% en 2012, mientras en occidente intentaban apagar el fuego de la crisis.
Todo músculo, aunque con alguna debilidad oculta. Los precios por noche de hotel pueden alcanzar los 459 dólares, un valor muy alejado de la máxima de Madrid, 276 dólares, o de Estambul, 232 dólares. Y luego está Fukushima, la imagen más duradera de la catástrofe contra la que Tokio intenta vender esperanza.