La segunda vida del tapado de Puigdemont
Antoni Morral, un exalcalde de ICV, suena como tapado de Carles Puigdemont para la presidencia de la Generalitat
Antoni Morral puede acabar como presidente de la Generalitat por diversas carambolas. Es diputado en el parlamento catalán por Junts per Catalunya (JPC) desde finales de enero pasado, precisamente a raíz de la renuncia al escaño de Joaquim Forn, el exconsejero de Interior encarcelado en Estremera por su participación en el referéndum del 1-O. Pese a ocupar el número 18 por Barcelona de la lista de Carles Puigdemont, ahora puede ocupar su lugar en el palacio de la Generalitat.
Morral es una apuesta personal de Puigdemont. El expresidente le colocó en la lista, aunque no en un lugar de elección garantizada. Los buenos resultados que cosecharon en las elecciones del 21-D, mejores de lo que esperaban, y las renuncias de los exconsejeros imputados en el 1-O han permitido que ahora aspire a suceder a Puigdemont.
Por su trayectoria política, Morral está bien considerado en ERC, pero no goza de demasiadas simpatías en el Pdecat, que es el partido de Puigdemont. Fue alcalde de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) por ICV durante un mandato y medio, de 2003 a 2009: en el primero, gracias a un pacto con ERC y CiU; y en el segundo, con otro pacto únicamente con los convergentes, que le acabaron traicionando al apoyar una moción de censura que dio la alcaldía a los socialistas. Morral fue alcalde pese a que el PSC fue la formación más votada.
ERC prefiere antes a Antoni Morral que a Elsa Artadi para la presidencia de la Generalitat
ERC prefiere como presidente de la Generalitat a Morral, de 60 años, antes que Elsa Artadi, de 41. En esta predilección no cuentan tan sólo los motivos políticos, sino también la edad. Si uno de los dos llega a presidente, Morral supone una amenaza menor que Artadi para que ERC consiga colocar a uno de los suyos como presidente de la Generalitat. Artadi tiene mayor recorrido político que Morral.
Morral es maestro de profesión, aunque lleva décadas en la política. Se inició a finales de los setenta como militante del desaparecido Nacionalistes d’Esquerra (NE), de orientación independentista. Fue concejal de Cerdanyola del Vallès en 1983 y, veinte años después, consiguió ser alcalde por ICV. Desde mediados de los noventa ocupó cargos en la Diputación de Barcelona. En política, hasta ahora se había movido en el ámbito local, pero Puigdemont puede catapultarle a la Generalitat precisamente cuando su carrera languidecía. Sería su segunda vida política.
Siempre ha sido independentista. Tanto en su juventud, cuando militaba en Nacionalistes d’Esquerra, como en la actualidad, como miembro de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), de la que formó parte de su secretariado.