El sector alimentario reprocha a Garzón la promoción de Nutriscore: “No nos puede crear trabas»
Las principales asociaciones del sector reivindican un sistema de etiquetado armonizado a nivel europeo para evitar una "distorsión en la unidad de mercado"
Alberto Garzón sigue adelante con el sistema de etiquetado de alimentos Nutriscore pese a las críticas del sector. Esta iniciativa del polémico ministerio de Consumo está incluida en las partidas de Presupuestos Generales del Estado (PGE) y, recientemente, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), publicó una guía para explicar qué consiste esta propuesta de etiquetado. El objetivo principal es que sirva como herramienta para distinguir los productos saludables de los que no lo son, un punto de vista que no comparten algunas de las asociaciones más representativas del sector.
Un aspecto común entre las principales organizaciones es la reivindicación de un sistema de etiquetado armonizado a nivel europeo. Es decir, que sea común entre todos los estados miembros, ya que Nutriscore es un sistema pensado originalmente en Francia y adoptado, de manera voluntaria, en otros países europeos como Alemania, Suiza o Bélgica.
«Esta es la única forma de asegurar que el consumidor, que cada vez demanda mayor variedad de productos, pueda acceder a un mismo sistema de información que sea comprensible y completo», aseguran desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) a Economía Digital.
Esta organización defiende que si no se aplica un sistema común a toda la comunidad europea, se producirá una «distorsión en la unidad de mercado» porque habría que adaptar el etiquetado en función de a qué país se exporta. «Para una sector exportador y competitivo como el sector alimentario español es absolutamente fundamental que no se creen trabas adicionales a la comercialización de nuestros productos», explican.
«Es absolutamente fundamental que no se creen trabas adicionales a la comercialización de nuestros productos»
Esta misma visión la comparte la Asociación de fabricantes y distribuidores (AECOC) que, aunque hay diversidad de opiniones entre sus miembros, hay una parte más reacia que considera que es conflictivo comparar determinados productos, por lo que también apuesta por una propuesta común de los Veintisiete . Además, insisten en que este sistema sea voluntario -como ya se ha acordado-y que debe ir acompañado de una campaña de comunicación para ayudar a interpretar correctamente la etiqueta.
La UE abre un proceso consultivo
La Comisión Europea ya ha dado un paso al frente y ha abierto abierto un proceso consultivo con el fin de elaborar un texto común que aglutine a la comunidad europea. Entre los que ya han aportado su grano de arena está la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), que ya presentó un manifiesto en contra de Nutriscore.
Para entender el conflicto hay que remontarse a 2016. El etiquetado nutricional de los alimentos envasados es obligatorio desde este año y así queda recogido en el Reglamento 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2011, en el que se facilita información alimentaria al consumidor.
Esta obligatoriedad vino unida a las peticiones de las organizaciones de consumidores, que reivindicaban una información más clara. Desde la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), su responsable de Seguridad Alimentaria, María Martínez-Herrera, explica a este medio que, desde el sector de la distribución, se piensa que «hay que buscar fórmulas para canalizar esta demanda del consumidor», que es a quién se le presta el servicio. Y, en su opinión, Nutriscore es una posibilidad, aunque no la única.
Dudas con Nutriscore y la dieta mediterránea
Desde Asedas consideran que Consumo debe aclarar varios aspectos de este etiquetado que se basa en una combinación de colores y letras con los nutrientes de los alimentos, pero que «deja de lado otras características de los mismos que son muy importantes para elaborar una dieta adecuada».
Entre ellos, los fabricantes y distribuidores preguntan cómo se marcarán determinados productos propios de la dieta mediterránea, cuál será el periodo de adaptación y cómo se deberían adaptar las marcas de distribuidor, que amparan una gran variedad de productos bajo un mismo nombre comercial.
Asedas lamenta que Nutriscore no tiene en cuenta factores como la frecuencia de consumo o la cantidad por ración
Y es que, según lamentan desde esta asociación, el sistema no tiene en cuenta factores como la frecuencia de consumo o la cantidad por ración. «La medición se ofrece por 100 gramos consumidos, aunque sabemos que no es habitual consumir 100 gramos de algunos productos en una sola ración», señalan.
Por otro lado, destaca la polémica en torno al aceite de oliva, uno de los productos más característicos de la dieta mediterránea. Para Martínez-Herrera, este alimento aporta beneficios muy conocidos que no se reflejan adecuadamente en este etiquetado frontal«. Por ello -explica- cobra importancia la frecuencia o la cantidad en el uso de éste o cualquier etiquetado».
El aceite de oliva aparece clasificado con la letra C, mejor que otros aceites como los de soja, girasol (el segundo consumido por los españoles) y maíz (clasificados D), o los de coco o palma (clasificados E). Y también mejor que las grasas de origen animal como la mantequilla (clasificada E), debido a su perfil lipídico.
Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición defienden que es el que «mejor puntuación posible obtiene entre las grasas animales o vegetales asegurando la coherencia del modelo con las recomendaciones nutricionales en España, ya que el aceite de oliva es un elemento básico de la dieta mediterránea».
Jamón serrano no, hamburguesa vegana sí
En este sentido, fuentes parlamentarias del Partido Popular critican que el jamón serrano sale perjudicado con este etiquetado, mientras que se beneficia, por ejemplo, a las hamburguesas veganas. Pero todo depende del origen del producto. «Francia cambió el algoritmo para que sus quesos calificara mejor la concentración de calcio de la grasa», afirman a este diario.
Estas mismas fuentes también cargan contra Garzón por «venderse a las multinacionales francesas» y «haber traicionado a los productores de la marca España. «La fabada asturiana sale con letra A porque la produce la empresa gala Nestle», añaden. Por ello, desde la oposición piden al ministro que espere a que la Unión Europea establezca unos nuevas normas de etiquetado nutricional antes de aplicar Nutriscore.
En línea con las asociaciones del sector, los populares también reclaman al ministro de Consumo que defienda un sistema armonizado de etiquetado nutricional en la Unión Europea «fruto del acuerdo entre todos los sectores implicados, que evite la confusión a los consumidores y ponga en valor la alta calidad nutricional y saludable de los productos españoles».
En contra de la catalogación de productos «buenos» y «malos»
Otros de los puntos en contra que destacan las asociaciones es la catalogación de productos que provoca el etiquetado Nutriscore. «No parece adecuado hablar o catalogar productos como buenos o malos sino que lo verdaderamente importante es promover la adopción de dietas alimenticias equilibradas y saludables«, afirman a Economía Digital desde la Asociación de Fabricantes y Distribuidores.
Dentro de esta asociación a quienes se muestran más favorables aducen a la importancia de reforzar la transparencia y la información al consumidor, si bien creen que Nutriscore puede ser una ayuda pero, en ningún caso, la solución definitiva al problema. «Habrá que esperar para ver qué grado de implantación tendrá esta propuesta que, desde luego, no deja a nadie indiferente», concluyen.
«Habrá que esperar para ver qué grado de implantación tendrá esta propuesta que, desde luego, no deja a nadie indiferente»
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que cualquier iniciativa debe ir dentro del marco europeo del Reglamento de Información al Consumidor que, a día de hoy, permite que estos esquemas de información adicional sean voluntarios. «Es decir, si España decide adoptar el Nutriscore como esquema frontal de información nutricional, las empresas lo utilizarán de manera voluntaria y, eso sí, no podrían usar otro en nuestro país», apunta Martínez-Herrera.
«¿Es demasiado simple este etiquetado?» se pregunta la responsable de Seguridad Alimentaria de Asedas. «Eso es lo que debemos valorar desde la óptica de un país productor, transformador y distribuidor de alimentos. Y que debe promover la dieta mediterránea, que ha sido referente durante años. Por ello, desde la distribución pedimos un debate sosegado y técnico para dar respuesta a la demanda de información de los consumidores», concluye.