Se frustra el intento de reconciliación entre Sánchez y Mohamed VI
Fuentes diplomáticas españolas desvelan que Moncloa lleva trabajando desde el verano para que se produzca un encuentro entre Sánchez y Mohamed VI
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en rueda de prensa. Foto: EFE/ Horst Wagner
De nada ha servido que Pedro Sánchez volviera a utilizar el discurso del Rey Felipe VI para acercar posturas con Marruecos. El Gobierno es consciente de que los pequeños pasos dados hasta ahora para restaurar las relaciones diplomáticas con Marruecos se han vuelto a congelar. La posición sobre el Sáhara y el apoyo de Alemania y otros países a Marruecos han frustrado el intento de reconciliación entre Pedro Sánchez y Mohamed VI.
Según confirman fuentes gubernamentales a Economía Digital, Moncloa lleva trabajando desde el verano para que se produzca un encuentro entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el Rey de Marruecos, Mohamed VI.
El monarca se mostró dispuesto en agosto a acercar posturas, pero los desencuentros entre los respectivos ministros de Exteriores y las constantes provocaciones de Rabat (la construcción de una piscifactoría en aguas de las islas Chafarinas) han provocado que ambos países vuelvan a la casilla de salida.
«El paso inminente que España y Marruecos deben dar es una reunión entre los ministros de Exteriores y se está trabajando en ello», avanzan fuentes diplomáticas a este medio. Estas fuentes explican que Sánchez y el monarca marroquí solo se verán en última instancia y para la foto, es decir con todo resuelto. Pero los expertos consultados anticipan que «todavía seguimos en la casilla de salida para reconducir las relaciones».
Albares y Burita, conversaciones discretas
De esta manera, José Manuel Albares y su homólogo marroquí, Naser Burita, vienen manteniendo discretas y múltiples conversaciones telefónicas. Albares todavía no ha visitado Rabat, como es costumbre nada más acceder al cargo, ni tampoco se ha encontrado con su homólogo. Desde que sustituyó a Arancha González Laya, el ministro ha visto frustrados hasta dos intentos de reunión para retomar las relaciones.
El primero, en septiembre pasado, en la Asamblea General de la ONU en Nueva York; y en noviembre, en la Unión por el Mediterráneo (UPM) en Barcelona. En las dos ocasiones, Burita no contestó. El trasfondo es sabido por todos: el conflicto del Sáhara. Alemania ya se ha posicionado asegurando que la oferta de «autonomía» puede ser una buena base para llegar a un acuerdo.
Pero España, todo lo lejos que ha llegado hasta el momento a decir es que aceptaría cualquier acuerdo «dentro de toda aquella gama de posibilidades que establecen las resoluciones del Consejo de Seguridad». Es decir, autonomía sí, pero si la acuerdan las partes y la bendice la ONU.
Desde el Ministerio de Exteriores apuntan que el objetivo es «acordar un marco estable de relaciones que permita apartar, por el momento, las diferencias y abordar las discrepancias sin chantajes ni sorpresas».
La última advertencia de Marruecos
El conflicto con nuestro país vecino dura ya más de medio año y desde el Ministerio de Exteriores apuntan a que se deben de ir dando «pasos en corto» augurando una transición lenta. España no quiere cerrar esta crisis en falso y desde el Gobierno observan con cierta incertidumbre la última advertencia de Rabat.
«En las relaciones diplomáticas no prima la vecindad, sino la credibilidad«, dijo esta semana el ministro de Asuntos Exteriores del país vecino, Naser Bourita, ante una comisión parlamentaria.
El homólogo de Albares recalcó que «Marruecos siempre ha sido partidario de las buenas relaciones con la vecindad, pero el mundo de hoy ya no cree en la vecindad, busca socios de confianza y esta es la política adoptada por SM el Rey al abrirse a China, India, Rusia y África Esta nueva concepción ya no se basa en la geografía para la elección de socios, sino en la credibilidad».
Por si fuera poco, este mensaje viene a continuación de que Marruecos haya congelado varios acuerdos de cooperación estas pasadas semanas, según desvelan fuentes diplomáticas a Economía Digital.
Hace dos semanas, el jefe del Gobierno marroquí, Aziz Akhnnouch, volvió a la carga: «Las relaciones del Reino con otros países se fundamentan en la lealtad y la ambición. Cuando la lealtad existe entre Marruecos y otro país, tendremos una gran ambición para desarrollar en el futuro proyectos con porvenir».
El detalle del Rey Felipe VI de detenerse en el pabellón de Marruecos en la Feria del Turismo (FITUR), celebrada el pasado fin de semana en Madrid, se unía al mensaje que el monarca lanzó este lunes en la recepción al cuerpo diplomático en el Palacio Real, en la que animó a Rabat a «caminar juntos» para «empezar a materializar ya la nueva relación» entre los dos países sobre «pilares más fuertes y sólidos».
Sin embargo, la declaración del jefe de Gobierno marroquí deja entrever que, si no hay un cambio de postura de España sobre el Sáhara, nadie cambiará. En marzo de 2021, Marruecos suspendió sus relaciones con Alemania por la posición del país sobre el Sáhara Occidental. Berlín modifica ligeramente su postura y algunos piden que lo haga España.
Albares dijo hace escasos días que «le gustaría» que volviera la embajadora de Marruecos, pero que no depende de él. Según apuntan fuentes diplomáticas españolas, la cooperación en la lucha contra la inmigración irregular se ha restablecido y, en las pasadas Navidades, la policía marroquí evitó varios asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla.
El trasfondo se llama Sáhara y Marruecos no ha dejado de presionar a España para que «salga de la zona de confort» y apoye su propuesta de autonomía. Desde hace meses, las relaciones entre los dos países se parecen al día de la marmota.
