Sánchez vende unidad y esconde la pelea ideológica
El líder del PSOE se da un baño de militancia sin permitirle entrar en los debates polémicos porque las elecciones se ganan desde el centro
El PSOE vuelve a la casilla de salida: la de las elecciones. Pero esta vez su líder lo ha entendido. Tras cinco tortuosos años, Pedro Sánchez se reconcilia con su partido.
Necesita a los suyos y ellos a un líder capaz de hacer frente, por un lado, al auge del PP apoyado en Vox y, por otro, a una mujer con posibilidades (Yolanda Díaz) que está ahormando un proyecto a su izquierda.
Para ello, Sánchez se ha volcado en el partido y ha renovado a su Ejecutiva, con la que ganó a Susana Díaz. Más mujeres (paridad) y más jóvenes, sin mochila para que nadie le exija ningún cargo.
Un 40 Congreso Federal de trámite por esta parte, para configurar Gobierno y partido a su medida de cara a engrasar la maquinaria electoral. El PSOE dio el pistoletazo preelectoral este fin de semana.
Pactar los discursos para dar unidad
La unidad es Felipe González, quien pidió a Sánchez poder hacer autocrítica en sus filas tras meses hablando por teléfono, según ha podido saber Economía Digital. La foto tenía que salir de este Congreso y eso requería, al menos, un mitin del expresidente y lo tuvo.
La unidad también fue contar con José Luis Rodríguez Zapatero y Joaquín Almunia para honrar el pasado bien reciente del PSOE. Y la magia llegó con un homenaje póstumo a Alfredo Pérez Rubalcaba con las palabras de una emocionada viuda, Pilar Goya.
Eso sí, nada quedó al albur. Los discursos de Sánchez y los expresidentes fueron pactados con el partido para escenificar esa unidad que el PSOE se empeñó en mostrar.
Pedro Sánchez hizo un guiño a la militancia con estos fastos y también a sus barones dándoles voz. Solo el de Aragón, Javier Lambán, no participó en las conferencias pero no se perdió el cónclave. En definitiva, Sánchez busca esconder el ‘Sanchismo’ presidencialista para escenificar, de cara a las elecciones, que hay partido.
Así, tras los fuegos artificiales, los equilibristas, la enorme paella, la intervención de la alcaldesa de París, los selfies, las lágrimas de Carmen Calvo, los conciertos y el puño en alto cantando la Internacional también se esconde otra realidad.
Han sido sonadas las ausencias de Alfonso Guerra y Eduardo Madina, como también el ninguneo a José Luis Ábalos, exministro hasta hace unos meses y organizador del cónclave.
Tampoco se pudo votar el tradicional informe de gestión, un balance de los últimos cuatro años de Sánchez porque, según la Organización, se habría aprobado por mayoría. Pero de rebote se silenció a los que sí pidieron la palabra para criticar el «presidencialismo» en el partido y la «poca democracia interna». No se permitió.
De pronto, el PSOE se vació y muchos fueron los testigos. ¿Dónde estaban los debates polémicos encendidos?
El nuevo rodillo ideológico
El partido prometió a los suyos meses antes que entrarían a discutir a fondo reivindicaciones, algunas quasi históricas como la de la República, y otras que requirieron mayor discusión y todo se zanjó -con algún grito de por medio como en la comisión de Igualdad- con el rodillo de la nueva mayoría del PSOE.
Una nueva realidad como la de Andrea Fernández, quien con apenas 28 años se incorpora a la Ejecutiva del partido como secretaria de Igualdad. Cercana a la teoría ‘queer’ que reivindica Podemos.
La diputada castellanoleonesa ya pidió regular el porno causando malestar entre las feministas de su partido y, sobre todo, de Carmen Calvo, que cuenta con el premio de consolación de figurar en el Comité Federal.
En este Congreso, los socialistas han abierto todavía más sus heridas sobre igualdad. El sector más cercano a la exvicepresidenta pedía excluir las palabras «género» y «trans» del ideario del partido.
«No podemos comprar las teorías de Podemos y todavía no se han dado cuenta de que esto es un caballo de Troya», insisten desde esta corriente a Economía Digital.
El debate se saldó con gritos porque apenas se pudo participar, según contaron varios militantes a la salida del plenario. El rodillo de «las jóvenes Fernández», como así las llamaron, impusieron sus teorías, quizás más acordes con las modas actuales que atraen al votante más joven. «Pero ese no es el PSOE de todos ni su espíritu feminista», recuerdan.
En paralelo a esta discusión y en la sala contigua también saltaban las alarmas. Los socialistas debatieron hasta cuatro enmiendas para prohibir los toros y al final, la cosa quedó en agua de borrajas.
En esto tampoco hay que ‘Podemizarse’ porque, cabe recordar, que las elecciones se ganan desde el centro y aquí los ‘fontaneros’ de la casa entienden a dos años vista de las elecciones. De ahí, la moderación, en algunos puntos, imperante en el programa socialista. Cambiar todo para no cambiar nada.
El ‘melón constitucional‘
Pero lo importante fueron las enmiendas del PSC, aceptadas, para profundizar más en la federalización del Estado (la ‘vía Iceta’), tal y como advirtió hace meses este medio.
Ahora lo llaman la apuesta por la «España multinivel moderna», así viene recogido en la ponencia política elaborada por la dirección. Esto se traduce en avanzar hacia una estructura federal del Estado mediante una reforma constitucional.
Y la ‘guinda’ del pastel llega con la creación por parte de la dirección de una Secretaría de Reforma Constitucional y Nuevos Derechos que la presidirá el mismo que negocia la renovación de los jueces, que elaboró el plan para la exhumación de Franco o que negocia los Presupuestos Generales del Estado para 2022, el ministro de Presidencia y hombre fuerte de Sánchez, Félix Bolaños o «Súper Bolaños», como lo ha bautizado Rodríguez Zapatero.
La intención del PSOE de abrir el ‘melón constitucional’ para sus propuestas no es un farol y vendrá revestido con el compromiso de «ampliar la agenda social» para «incorporar también en la Carta Magna derechos fundamentales como la protección social, la sanidad, el acceso a la educación y a los servicios sociales y la garantía del poder adquisitivo de las pensiones», señala un alto cargo socialista. Una reforma revestida de urgencia social.
La estrategia
En definitiva, el 40 Congreso Federal ha servido para ahormar la estrategia del partido de cara a las próximas elecciones.
Pedro Sánchez fía su actual gobierno en gestionar las ayudas europeas «de manera coherente y en cogobernanza», explican desde su entorno.
Tal y como deja claro en su discurso, Sánchez seguirá ‘engordando’ eso que llama «extremaderecha» para meter ahí a sus rivales directos PP con Vox e insistir en el discurso del miedo.
Pero el verdadero miedo dentro del partido es que en los próximos comicios el PSOE no gane y se vuelva a la travesía del desierto. «La unidad durará lo que duré nuestro Gobierno», apunta un barón socialista a Economía Digital.
El líder del PSOE exhibe socialdemocracia para afrontar problemas «que preocupan a la ciudadanía» bajo el riesgo de prolongar el viejo marco mental de la izquierda aplicando términos novedosos que no resuelven el problema estructural.
Los gurús ya advierten con ejemplos: la desigualdad afecta a la vivienda y ésta al alquiler con especial relevancia en los jóvenes y ahí llega Sánchez con las ayudas. Sin solucionar el problema estructural, España se mantiene en respiración asistida. Quizás la gente ya se habrá dado cuenta en dos años. Las urnas dirán si el nuevo proyecto de Sánchez sigue al alza.