Sánchez ultima para septiembre una gran purga en el PSOE y en el Gobierno

La salida de Adriana Lastra facilita la remodelación del partido, esperada para el nuevo curso y para la que suenan nombres como el de Patxi López

El presidente el Gobierno, Pedro Sánchez (C), y la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez (d), durante la inauguración de un tramo de alta velocidad entre Cáceres y Badajoz, este lunes en Mérida, a la que también asiste el Rey. EFE/ Jero Morales

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El golpe de efecto con el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pretende encarar este último curso político antes de las elecciones generales -y con una prueba de fuego como unas autonómicas y municipales en medio- ya empieza a bullir. Se esperaba, pero el primer eslabón en caer ha sorprendido a propios y ajenos: la salida de Adriana Lastra.

Aunque la causa oficial de su dimisión son los motivos personales por un embarazo considerado de riesgo, lo cierto es que su renuncia llega en un momento complicado para el PSOE, que se quedó muy tocado después de obtener en las elecciones andaluzas del pasado mes de junio el peor resultado de su historia. Y la remodelación tanto del Gobierno como del partido se da por más que hecha para el mes de septiembre, como ya avanzó Economía Digital.

Sánchez ya ha dejado claro, no sólo con este movimiento a nivel interno -aunque enmarcado en las causas personales, con un historial de desencuentros recientes y hondos con el secretario de Organización del partido, Santos Cerdán, y cierta desconexión con el propio presidente socialista-, sino con su propia historia, que nadie está seguro. Que los resultados son los que importan, caiga quien caiga. Y ahí empiezan a sonar salidas y entradas con nombres como los de Patxi López, Héctor Gómez, Felipe Sicilia e incluso Óscar López, según ha podido sondear Economía Digital de fuentes del PSOE.

Se piden cambios, pero nadie sabe «nada»

Las fuentes consultadas admiten que no hay nada oficial, y si se pregunta, no sólo nombres, sino si efectivamente habrá cambios profundos, «lo niegan». Pero saben que no es suficiente. «Sánchez no avisa». «Nos enteraremos todos a la vez [por la prensa y los propios miembros del partido]», deslizan con ironía. Así sucedió hace justo un año: un sábado, el 10 de julio, varios ministros que se habían acostado con esa responsabilidad se habían levantado cesados de sus cargos.

Además, en pleno auge de la figura del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, varios de los ministros actuales podrían ser cabezas de cartel y de lista para algunos de los comicios municipales y autonómicos convocados para mayo de 2023, repitiendo el caso de Salvador Illa en las elecciones de Cataluña. Porque es tan importante terminar la legislatura como hacerlo sin ser arrasados por la ola popular de las últimas ocasiones -Madrid, Castilla y León y, especialmente, Andalucía-

El nombre del que fuera lehendakari aparece en este contexto. Patxi López podría sumarse a las filas del Gobierno -de manera más activa o más discreta- y neutralizar la carta del terrorismo e incluso avalar los pactos con Bildu sobre los que Sánchez está articulando su última etapa de esta legislatura. Fuentes consultadas tampoco descartan la posibilidad de que Óscar López se sume al Consejo de Ministros, en vez de quedarse en su puesto actual de jefe de Gabinete. Aunque nadie pone la mano en el fuego por nada.

A nivel orgánico

Las voces internas del partido ya reclaman, eso sí, siempre en privado, cambios internos a nivel orgánico. Saben que el proyecto socialista -tal y como se ha visto en las últimas elecciones, y como se toma el pulso en la calle, está erosionado. Los cambios que Sánchez propició hace un año no han cuajado como se esperaba, y está en boca de todos el papel de las portavocías, tanto en el Congreso como a nivel orgánico, que parecen estar en una situación inestable, pregunte a quien se pregunte.

El debate sobre el estado de la nación celebrado la semana pasada ayudó a los socialistas a levantar el ánimo y a recuperar la moral debido a la «empatía» que aseguran que demostró Sánchez en su discurso y al anuncio de medidas más contundentes para afrontar la crisis económica, la posibilidad de hacer cambios en el partido y en el Gobierno seguía sobre la mesa. Y ya ha comenzado. Además, sería bastante complicado encajarlo dentro de una agenda bastante movida hasta final de mes para el presidente, justo en el tiempo de descuento previo al descanso estival.

Pero no está claro, en primer lugar, que a Adriana Lastra se la vaya a sustituir en el puesto que ocupaba, la vicesecretaría general del PSOE, y se suprima así el cargo. De serlo, además, las fuentes consultadas por este periódico echan de menos que haya más mujeres con responsabilidad orgánica de primer nivel en el PSOE, y la salida de Lastra les deja sin una cara más.

De todos modos, conforme a los estatutos socialistas, se requiere de la convocatoria de un Comité Federal, máximo órgano del partido entre congresos, para ratificar la decisión que tome Sánchez sobre la sucesión de Lastra. De no convocarlo y no rellenar el hueco, en este caso, como ha ocurrido en algunas ocasiones en la historia del PSOE, no habría un vicesecretario general, y la cúpula del partido se quedaría reducida a la figura del secretario general -Pedro Sánchez- y el secretario de Organización -Santos Cerdán-, además de la presidenta del PSOE -Cristina Narbona-.

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