Sánchez recicla la campaña del miedo de Zapatero en la recta final

Los socialistas buscan el último empujón que les permita gobernar con comodidad apelando al voto útil para frenar el auge de la ultraderecha

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«Si tú no vas, ellos vuelven», rezaba aquel polémico lema con el que en las generales de 2008 el PSC demonizaba al PP a la caza de la reelección de José Luis Rodríguez Zapatero. «Ellos» eran entonces los populares Mariano Rajoy, Eduardo Zaplana y Ángel Acebes. Once años después, ninguno de los tres va a volver, pero la consigna volvió a esgrimirse este jueves en un mítin del partido. Y la mención no era baladí. Al fin y al cabo, los socialistas, de cara a dar el último empujón a Pedro Sánchez, han optado en la recta final por redoblar la apuesta por el que ha sido uno de los ejes de su campaña: erigirse en contramedida frente al peligro que supone el auge de la ultraderecha. 

El PSOE, ganador claro según todos los sondeos, trata de contrarrestar el riesgo de desmovilización que pueden comportar esos buenos augurios que le ha regalado la demoscopia y que siempre son armas de doble filo, así que esgrime el miedo a una olla podrida en la que el presidente del Gobierno no diferencia entre PP, Cs y ese Vox cuyo crecimiento ha adquirido en los últimos meses hechuras vertiginosas.

Sánchez coincidió con Pablo Casado y Albert Rivera en escoger el penúltimo día de campaña para volver a pisar Barcelona. Pero si los presidenciables del PP y el partido naranja están dedicando el sprint final sobre todo a ponerse la zancadilla entre ellos, el candidato socialista optó en su intervención en el acto central de la campaña del PSC por ubicarlos en ese auge que en clave global experimentan los populismos y la ultraderecha. De ahí que a la hora de las advertencias, mentara a Trump, Bolsonaro, Salvini, el Brexit y «lo que ha ocurrido en Andalucía».

Voto para «la convivencia»

El pacto de gobierno andaluz entre Cs y PP con Vox de muleta le sirvió igualmente al presidente para ejemplificar que «no es suficiente con ganar» y reclamar el voto a los indecisos para garantizar «la convivencia» y también, remarcó por no dejar ningún flanco sin cubrir, lo que la cabeza de lista por Barcelona, la ministra Meritxell Batet, llamó «una España unida» frente a las demandas de los independentistas, a los que Sánchez pidió que «dejen de engañar a los que creyeron en ellos», porque «la independencia no es posible». «No va a haber referéndum ni se va a permitir la quiebra de la Constitución», subrayó para zanjar el espinoso tema catalán.

Sánchez insistió en la corrupción del PP y la «involución» experimentada por los populares de la mano de Casado. Y, pese a su escasa pericia para el humor, se permitió un chiste con la hiperactividad del líder de Cs. «Rivera habéis visto que se mueve mucho», arrancó, recreándose en las risas cómplices antes de precisar por dónde iba: «Empezó en la socialdemocracia y luego pasó al centro, el centroderecha, la derecha y la ultraderecha. Debe tener un armario muy amplio para tener todas las chaquetas que se ha cambiado».

No fue el de Rivera el único armario del que se habló en el polideportivo de la Vall d’Hebron. «Para cortar el paso a la derecha», dijo Miquel Iceta, «hay que concentrar en el partido socialistas el máximo de votos progresistas. Entre otras cosas, porque yo no quiero volver al armario», ese del que el líder del PSC se enorgullece de haber salido hace mucho.

Más advertencias

Antes que Iceta, ya habían recurrido también a argumentos del mismo tipo tanto el alcaldable por Barcelona, Jaume Collboni, que vaticinó que «España el domingo dirá ‘no pasarán'», como el ministro de Exteriores, Josep Borrell, que abrió el acto por videoconferencia desde Pekín y pidió no fiarse de las encuestas porque «tenemos que frenar la oleada de la ultraderecha». 

Aunque el que recuperó literalmente aquel controvertido lema de hace 11 años fue el candidato socialista a presidir la Comisión Europea, Frans Timmermans. «El socialismo europeo siempre hemos sido y seremos orgullosamente antifascistas», dijo primero, para acto seguido soltar el mantra, que pronunció, como buena parte de su discurso en el mismo catalán en el que fue concebido en su día, y en el que el neerlandés pronunció buena parte de su discurso: «Si no hi anem, ells tornen».

Claro que, como los tiempos cambian y ese recurso al voto del miedo aún tan mal visto en 2008 ahora es ya un recurso casi inevitable a la hora de diseñar estrategias electorales de unos y otros -incluídos, sí, Cs y PP, que revisten de tintes apocalípticos cualquier referencia a una eventual reedición del actual ejecutivo del PSOE-, no es de extrañar que los socialistas no hayan sido los primeros en reciclar su viejo adagio publicitario. Hace dos meses, ya lo hizo ERC, presentándolo como lema de precampaña, pero, en un giro irónicamente malintencionado, acompañándolo de una imagen de Rivera y el propio Sánchez dándose la mano. El domingo sabremos quién será el que vea sus temores cumplidos.

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