Sánchez reaparece sin mención a Delgado o Duque (ni el 1-O)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acude a su primer acto público en España tras volver de los Estados Unidos y en pleno aniversario del 1-O
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reapareció en España este lunes tras el viaje a los Estados Unidos de más de una semana. En este lapso, dos de sus ministros cayeron en apuros —Dolores Delgado por las filtraciones del comisario Villarejo; y Pedro Duque tras conocerse que usa una empresa instrumental para adquirir propiedades–.
La reaparición pública del jefe del Ejecutivo coincidió con el aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre en Cataluña. Sánchez, desde el palacio de la Moncloa, optó por ceñirse al guión y pasar por alto ambos campos de minas políticas. Tocaba hablar de cooperación en la lucha contra el terrorismo. Y no se movió.
De modo que Sánchez reinvidicó a las víctimas del terrorismo de ETA frente a la «tentación de la desmemoria», y alabó su valentía, coraje y dignidad. Les considera un colectivo que la sociedad tiene la obligación moral de reconocer.
Cooperación de España con Francia
Sánchez pronunció sólo estas palabras en el acto de la entrega simbólica por parte de Francia, representada por su primer ministro, Edouard Philippe, de documentos y efectos intervenidos a ETA en el país galo que, según el jefe del Ejecutivo, pueden contribuir a esclarecer algunos atentados no resueltos. No se admitieron preguntas de la prensa.
El acto escenificó, según Sánchez, la «estrecha y eficaz cooperación» del país vecino en la lucha contra el terrorismo y, en especial, en la derrota de ETA. Asistieron dos expresidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, con la ausencia de representantes del PP, que se han excusado.
Sánchez presume de la resistencia del Estado
«Resistimos primero y al final ganamos», enfatizó Sánchez ante una amplia representación de las fuerzas de seguridad y de la judicatura, a quienes ha agradecido su labor para la derrota de la banda terrorista.
E insistió: la batalla contra ETA se ganó con el Estado de derecho, con el imperio del consenso político frente a la voluntad de ETA de imponer por la fuerza sus ideas y proyecto totalitario, con el encuentro institucional entre los gobiernos central y vasco, con la eficacia policial y judicial y porque España «no estaba sola», contaba con las democracias europeas y, sobre todo, con Francia.