Sánchez tiene un mes para convencer a Puigdemont de que va en serio y atar su reelección
Junts entra por primera vez en el bloque de Gobierno, lo que acerca a Sánchez a la investidura. Pero los independentistas piden hechos y contrapartidas para no decepcionar a su electorado
Pedro Sánchez logró este jueves un triunfo incontestable en el Congreso, en un nuevo giro pues pocas horas antes había incluso dudas respecto a quién sería la presidenta de la cámara baja, pero finalmente cerró acuerdos con Junts y ERC y Francina Armengol fue elegida por mayoría absoluta en primera votación. Los socialistas lograron con facilidad también la vicepresidencia primera.
El resultado de la votación de la mesa del Congreso solo es un aperitivo del plato fuerte, la presidencia del Gobierno, pero el éxito socialista acerca a Sánchez a lograr la reelección y a formar Ejecutivo con Sumar. No es lo mismo una votación que la otra, no hay un acuerdo cerrado, pero algo ha cambiado: Junts ha entrado por primera vez en el bloque de Gobierno votando a favor de Armengol.
Desde Waterloo, Carles Puigdemont se apresuró este jueves a separar ambas cosas. Su electorado está confundido y debe venderle logros. Las redes sociales han sido un hervidero de críticas al cambio de postura de Junts, algo que, si bien son conscientes de que no es un reflejo exacto de la realidad, tienen en cuenta pues tienen a un núcleo fiel muy movilizado en redes al que no quieren perder.
La realidad es compleja. Por un lado, el partido independentista radical ha demostrado que está dispuesto a pactar con el presidente en funciones y el PSOE y, a la vez, tiene que seguir escenificando ruptura con el Estado, cuyo segundo máximo representante es el propio Sánchez. Por ello, si termina entrando en el bloque de investidura, tiene que demostrar que ha logrado algo importante, debe demostrar casi la rendición de Sánchez ante sus demandas.
Y en eso está Puigdemont, con Jordi Turull y Miriam Nogueras como sus testaferros en un territorio que el expresidente de la Generalitat fugado no puede pisar porque es, aún, un prófugo de la justicia española. Ayer, no solo remarcó que debían pedir hechos sino que puso fecha al líder socialista para que deje claro que no va de farol con su apuesta por el catalán: el 19 de septiembre, por lo que tiene un mes para demostrar que va en serio.
Junts dio sus siete votos para la presidencia del Congreso de Armengol –junto con ERC, Bildu, PNV y BNG, además de PSOE y Sumar– a cambio de impulsar la oficialidad del catalán en la Uunión Europea, de que pueda usarse también en el Congreso con “plena normalidad”, y abrir dos comisiones de investigación, una sobre los atentados de hace justo siete años en Barcelona y Cambrils y otra sobre el caso Pegasus, por el que políticos independentistas fueron espiados, pero se desconoce por parte de quien.
Los dos primeros compromisos echaron a andar este mismo jueves. Uno de ellos, muy pronto, antes incluso de que se iniciara la reunión de Junts para decidir el sentido de su voto, que tuvo lugar a las 8 de la mañana, lo que permitió a Jordi Turull anunciar el principio de acuerdo con el PSOE con hechos tangibles.
A las 6.47 horas de la mañana, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, mandaba una carta a la Comisión Europea para trasladarle «la decisión del Gobierno de España de solicitar la inclusión del catalán, euskera y gallego, lenguas españolas distintas del castellano que gozan de estatuto oficial en España, en el régimen lingüístico de la Unión Europea». Además, pedía que se incluyera en el orden del día del próximo consejo, el 19 de septiembre. Nogueras lo celebró y lo calificó de «hechos, no promesas».
El segundo compromiso lo certificó Francina Armengol, recién elegida presidenta del Congreso, al anunciar que desde ayer mismo, se podrán hablar todas las lenguas cooficiales en la cámara. Este paso era necesario para llevar el catalán, el gallego y el euskera a Bruselas, pues como explicó el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, que es eurodiputado desde hace casi una década, desde las instituciones europeas no entienden que se reclame usar las lenguas oficiales en sus cámaras mientras no se hace en las españolas.
El 19 de septiembre es, decíamos, una fecha clave. Así lo dijo claramente Carles Puigdemont, que pide “hechos demostrables”. “El calendario es claro; el 19 de septiembre. Todos los precedentes de modificación del reglamento lingüístico se han aprobado por unanimidad, ya que es la regla para que prospere. Dice Pedro Sánchez que España se hará escuchar en Europa. Ahora que es presidente del Consejo de la UE y que esta es la institución que tiene la competencia de modificar el reglamente, tiene una ocasión magnífica para demostrarlo”.
«Dice Pedro Sánchez que España se hará escuchar en Europa. Ahora tiene una ocasión magnífica para demostrarlo»
Carles Puigdemont
Puigdemont necesita hechos. El socialismo español despierta muchos recelos en el votante independentista, así que lograr que el Consejo de la UE apruebe la inclusión del catalán y el resto de lenguas cooficiales en las instituciones comunitarias, sería para el líder de Junts, la mejor manera para empezar a negociar.
Puede que la única, pues necesita creer en quien hasta ahora no ha creído, en un Sánchez de quien lleva años renegando, el mismo que apoyó la aplicación del 155 en Cataluña tras su efímera declaración de independencia. Quien la rechazó, y se manifestó en su contra, fue Francina Armengol, entonces presidenta balear y con quien Puigdemont tenía buena sintonía.
La imagen corresponde a diciembre de 2016, cuando ambos eran presidentes autonómicos. Ese año reunieron al menos tres veces: dos en Cataluña y otra en Palma. Su elección ahora como para presidir el Congreso no es gratuita, por ahí van los tiros. Pero Junts quiere hechos y esos pasan por el 19 de septiembre.
Junts echa balones fuera, pero quiere negociar con Sánchez
A partir de ahí, vendrá la verdadera negociación. El expresidente de la Generalitat aseguraba, en el mismo tuit, que están en el mismo posicionamiento que el 24J, pero el hecho es que, por primera vez desde el nacimiento de Junts per Catalunya, esta formación está dispuesta a llegar a acuerdos con el Gobierno, o con un candidato, por lo que entra en el juego de la gobernabilidad española, algo que hasta ahora había rechazado por su lógica independentista de no querer saber nada de lo que pasaba en Madrid y el resto de España.
Habrá más demandas. Probablemente la amnistía. ERC, que va por otro lado y que, pese a que su apoyo a Sánchez se da por hecho, también pondrá su precio, lo dejó claro este jueves. Fue Oriol Junqueras, el vicepresidente de Puigdemont el 1 de octubre de 2017 pero cuya relación no es precisamente buena, quien dejó claro que debe producirse una amnistía.
Parece una pieza de caza mayor, pero el verdadero premio puede ser una consulta. En el PSOE siempre lo han negado y siguen haciéndolo. Ayer, Emiliano García Page, mientras Sánchez y el socialismo celebraban la elección de Armengol, se descolgó diciendo que si el precio de la investidura era un referéndum, no iba a haber investidura.
«O Puigdemont se apea del referéndum o, obviamente, la legislatura va a ser complicada, por no decir que no va a empezar»
Emiliano García-Page
El presidente castellano-manchego no es precisamente afín a Sánchez ni coincide a menudo con la doctrina socialista oficialista –resumiendo, no es sanchista–, pero sí que representa a una parte más o menos amplia de la militancia y los votantes. Aun así, parece descabellado que el presidente en funciones ofrezca, como David Cameron a Escocia en su día, un referéndum legal pactado; sin embargo, Sánchez ya ha sorprendido en numerosas ocasiones y podría sacarse de la chistera otra opción.
Sea como fuere, Puigdemont pondrá un precio y no será bajo. Pero lo que ha cambiado es que ahora tiene precio, como demostró este jueves. Y es que el exalcalde de Girona no se ha visto en otra desde que se fue de España, hace casi seis años, para negociar e intentar volver. Eso sí, tendrá que vender algo más a su electorado. De momento, la próxima estación, en un mes y un día.