Sánchez ordena secreto sobre la negociación con Puigdemont: sólo accede su equipo cercano

Moncloa se bunkeriza y no quiere presencia mediática: el foco lo sitúan en el PP y buscan evitar cualquier filtración o declaración inconveniente

Pedro Sánchez, este jueves en la sesión constitutiva del Congreso. EFE/Chema Moya

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«Quien manda ahora es el partido, no Moncloa». La frase de uno de los colaboradores más próximos al presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, define a la perfección la estrategia con la que el líder socialista y los suyos plantean las casi cuatro semanas que restan para el pleno de investidura -a todas luces y salvo sorpresa, fallido- del popular Alberto Núñez Feijóo y que ellos piensan utilizar al máximo para atar los apoyos que necesitan para que él sí que pueda superar el examen parlamentario y reeditar un Ejecutivo.

La asimilación de Moncloa y Ferraz en un ente casi único, con reuniones cruzadas y sin separar los planes del partido de los del Gobierno, durante la legislatura ha sido un hecho. La maquinaria funcionaba a pleno rendimiento, y eso ha significado que muchos trabajadores poseyeran información importante, incluidos los equipos de los ministros, propios y ajenos.

Pero ahora, sobre todo cuando el PSOE se encuentra en una negociación con Junts y Carles Puigdemont «tan delicada y tan seria» y, también, en una «fase muy primigenia» del proceso, el control es total: la consigna es evitar, por todos los medios, un descuido inoportuno que haga saltar todo por los aires. El resultado es que Moncloa se bunkeriza y no quiere presencia mediática: el foco lo sitúan en el PP y buscan evitar cualquier filtración o declaración inconveniente. Ni siquiera se pasa el tradicional argumentario a los ministros sobre los posibles temas por los que pueden ser preguntados desde hace varios días, según ha podido confirmar ECONOMÍA DIGITAL de fuentes del Gobierno.

«Generando un clima de confianza»

Eso no implica que, sotto voce, los socialistas hayan perdido el pudor a hablar de la amnistía y comience a ser naturalizado en las conversaciones. Tanto es así que fuentes de la dirección de Ferraz sitúan ya el hecho de que Puigdemont vuelva a España a ser juzgado tras huir de la Justicia, precisamente, en el tejado judicial. «Tendrá que rendir cuentas si la Justicia lo quiere», afirman.

«Nosotros con la discreción que estamos llevando todo vamos dando pasos, y generando un clima de confianza», admitían a este periódico hace unos días desde el equipo de colaboradores más cercano a Sánchez. Y el cerco a quién accede a su información interna va en ese sentido, pero eso no evita que las condiciones de Junts estén claras y puedan resultar incómodas para la postura que el PSOE defendió en campaña, que pasaba por el juicio a Carles Puigdemont. Los independentistas catalanes quieren el reconocimiento del derecho de autodeterminación y por una amnistía a los encausados por el procés, que para la formación es un requisito «de mínimos» para empezar a negociar con el PSOE.

Una «fase muy inicial»

Junts per Catalunya dará inicio al curso político este jueves con una jornada de trabajo de su Ejecutiva en Altafulla (Tarragona), en la que se abordarán diferentes temas de actualidad y de funcionamiento del partido, mientras prosiguen las negociaciones con el PSOE para una eventual investidura de Pedro Sánchez.

Es habitual que la cúpula de JxCat celebre estas jornadas de trabajo al inicio del curso político: el año pasado se reunieron en Girona, donde hicieron público el resultado desfavorable de la auditoría del pacto de Govern, que acabó desembocando en una consulta a la militancia y en su posterior salida de la Generalitat. A diferencia de entonces, en la reunión de mañana no se prevén grandes anuncios ni una rueda de prensa, ni tampoco que se «decida» nada: se realizará a puerta cerrada y con la máxima discreción, ya que los miembros de la ejecutiva no podrán entrar con móviles al encuentro.

La reunión cobra especial importancia por la posición decisiva de Junts de cara a la investidura, aunque las conversaciones todavía se encuentren «en una fase muy inicial», como ha reconocido este miércoles el exlíder de Unidas Podemos en el Congreso Jaume Asens, interlocutor directo del espacio de Sumar con Carles Puigdemont.

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