Sánchez matiza su discurso sobre el referéndum un día antes de la mesa de diálogo
El presidente del Gobierno intenta imponer su agenda económica en las negociaciones y pide no poner plazos para poder alcanzar acuerdos
Pedro Sánchez ha cerrado la puerta de forma contundente a la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña, a menos de 24 horas de la celebración de la mesa de diálogo y después de abrirse a «consultas dentro de la Constitución» en la entrevista concedida a RTVE.
El presidente del Gobierno se ha negado a pactar una consulta sobre la independencia, a pesar de que será una de las principales reivindicaciones de Esquerra Republicana en las negociaciones.
Sánchez ha insistido en que la votación no tiene lugar en el actual marco jurídico español y ha tratado de imponer su propia agenda en las conversaciones con la Generalitat. «Nos oponemos radicalmente al referéndum. No solo porque está fuera de la Constitución, sino porque pensamos que fracturaría aún más a la sociedad catalana», ha subrayado en el Senado.
El presidente del Gobierno ha aprovechado su discurso para intentar tumbar los argumentos del independentismo que se aferra a su victoria con el 52% de los votos en las pasadas elecciones catalanas para forzar una consulta sobre el secesionismo. «El 27% del censo votó formaciones independentistas y un porcentaje semejante votó formaciones no independentistas», ha argumentado.
A pesar de su negativa a las principales reivindicaciones del independentismo en la mesa de diálogo, Sánchez se ha mostrado a favor de empezar las negociaciones en los puntos que sean más factibles de resolver. «Si solo se puede hablar de autodeterminación y amnistía: ¿Eso es un diálogo, es una negociación o es una imposición?», se ha preguntado.
El Gobierno ha planteado su agenda en torno a tres ejes fundamentales: el final de la pandemia, la recuperación económica después de la crisis del coronavirus y la modernización del país en un contexto marcado por la llegada de los fondos europeos de recuperación.
Estos serán los tres puntos de partida en el encuentro del miércoles en Barcelona, aunque el líder socialista ha abogado por no marcar plazos para evitar «frustraciones» en la negociación. Sin embargo, Esquerra se ha fijado un tiempo máximo de dos años para sacar conclusiones sobre la mesa de diálogo, aunque Junts y la CUP, ya dan por muerta la negociación antes de empezarla.
Junts acusa a Sánchez de dividir al independentismo
Sánchez ha remarcado sus líneas rojas en una jornada convulsa, después de que Junts se haya quedado fuera de la mesa de diálogo. Pere Aragonès ha rechazado incorporar a sus socios de gobierno a las conversaciones, después de que hayan propuesto por su cuenta la participación de Jordi Sànchez y Jordi Turull en el encuentro.
El Gobierno ha aplaudido la maniobra del presidente catalán ya que no estaban dispuestos a sentarse en la mesa junto con ninguno de los dirigentes independentistas que se beneficiaron de la concesión de los indultos. Sus requisitos eran que la composición de los equipos negociadores fuera únicamente de miembros en activo de ambas administraciones.
Desde Junts han apuntado que esta ruptura responde a una estrategia del presidente del Gobierno para dividir al independentismo. «Pedro Sánchez nos tiene donde quiere: pelándonos por quién y no por qué. El día que aprendamos iremos juntos y lo haremos posible», ha reivindicado la presidenta del Parlament, Laura Borràs en Twitter.