Sánchez evita que se vote su gestión de los últimos cuatro años
El PSOE se escuda en el cierre de filas para no someter a votación el tradicional informe de gestión que realiza un balance de los últimos cuatros años del partido
El 40 Congreso Federal del PSOE ha dejado una imagen sorprendente respecto a no poder votar ni opinar sobre la gestión de los últimos cuatro años del partido con Pedro Sánchez al frente.
La dirección se escudó este sábado en la unidad para aprobar por unanimidad y sin votación el informe de gestión. Un hecho que provocó las quejas de Izquierda Socialista, que ya había solicitado la palabra y se quedó sin poder hacer ninguna crítica ni siquiera votar. «Nunca había sucedido nada parecido», recalca el representante de esta corriente, Vicent Garcés, a Economía Digital.
Los hechos sucedieron en el escenario principal y a escasos metros de Pedro Sánchez, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Joaquín Almunia.
A escasos minutos de que comenzasen sus respectivos mítines, se eligió a la Mesa del 40 Congreso Federal con el presidente valenciano Ximo Puig a la cabeza como presidente; María Eugenia Limón del PSOE-A como vicepresidenta; Daniel Serradas (Castilla y León) y Clara Sierra (Asturias) como secretarios de actas y Sandra Guita (Cataluña) como secretaria de notas.
En un momento dado, Puig habló de la unidad y la fortaleza del PSOE y aprovechando el momento de prietas las filas en torno a Sánchez y a su proyecto, el presidente valenciano ahorró a los allí presentes el trámite, como siempre hace la formación, de abrir turno de ruegos, quejas o preguntas para después votar el informe de gestión que realiza un balance de los últimos cuatro años de gestión del partido.
Un informe que además ha cobrado especial relevancia estos días, dado que quien lo había firmado no ha sido otro que ni más ni menos que el exsecretario de Organización, José Luis Ábalos. El exministro organizó este cónclave, al que acudió como un militante más y después de 27 años sin ser delegado, como así lo explicó a Economía Digital.
Ábalos acudió pero su sucesor, Santos Cerdán, fue a quien le correspondía exponerlo en el plenario. «Bueno, creo podemos dar aprobada por unanimidad absoluta una gestión que es sencillamente impecable», dijo enseguida Puig.
El presidente valenciano no dio más opción que pasar página a los mítines de los expresidentes para zanjar las posibles críticas a la gestión de Sánchez al frente del PSOE. Y también a una votación, que a pesar de haber salido adelante no permitió que nadie se opusiera al cierre de filas a Sánchez.
Evitar las críticas a Sánchez
Además de no permitir una votación, desde la corriente de Izquierda Socialista consideran «poco democrático» que no se les haya permitido hablar una vez que habían solicitado el turno de palabra.
Aunque desde este sector iban a apoyar igualmente el balance de gestión, sí querían dejar constancia de su postura crítica antes de que se aprobara.
«Es un atropello a nuestros derechos», calificaron desde esta corriente. «Ha sido un gesto muy feo, la verdad», llegaron a comentar algunos militantes tras la salida del acto a los periodistas.
En este sentido, Garcés quería poner de manifiesto públicamente algunas de sus «preocupaciones entorno a la democracia interna, las políticas económicas no neoliberales, la estructura territorial del estado, la cuestión de la república y el laicismo, o la cuestión saharaui, entre otros asuntos».
Esta corriente ya mostró algunas de estas preocupaciones en las enmiendas que presentaron a la ponencia política que elaboró la dirección para renovar el proyecto socialista, y a los estatutos de la formación.
En concreto, Izquierda Socialista critica en sus propuestas la «involución democrática» que creen que sufre el PSOE, y proponen que el partido «limite mandatos» por entender que está aquejado de «hiperliderazgo» y de concentración de poder en pocas personas que dificulta expresar el pluralismo en los órganos internos.