Sánchez endosa a Ábalos el «conflicto catalán»
El presidente del Gobierno desaparece de la mesa de diálogo con la Generalitat y también retira a la vicepresidenta Calvo y al vicepresidente Iglesias
José Luis Ábalos guarda poco parecido con el actor Harvey Keitel, pero Pedro Sánchez está convencido de que puede interpretar a la perfección al Sr. Lobo, el tipo que solucionaba problemas en Pulp Fiction. Un día aparece Ábalos en el aeropuerto de Barajas para verse con la número dos de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, y otro día, tal que ayer, se encuentra con que la famosa mesa de negociación entre Gobierno y Generalitat, con hasta 16 sillas, va a convertirse en una casi tan pequeña como la que emplearon PSOE y ERC para acordar la investidura de Sánchez (y en la que también participó).
Después de agotadores prolegómonos, de emplazarse al diálogo una y otra vez, de nombrar a equipos técnicos para preparar la reuniones y un largo etcétera de preliminares, las delegaciones de Gobierno y Generalitat se vieron este miércoles las caras en el Palacio de la Moncloa. Apenas se entró en los contenidos, aunque el Gobierno, siguiendo el espíritu de Pedralbes, prometió de nuevo a la Generalitat la búsqueda de un acuerdo basado en «la seguridad jurídica» —sin mencionar la Constitución—. El asunto no pasó inadvertido, aunque el Gobierno le quitó importancia subrayando, una vez más, que «no comparte ni el derecho de autodeterminación ni la amnistía».
Tampoco pasó inadvertido que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, empleó la sala de prensa que Moncloa reserva normalmente al presidente del Gobierno, al jefe de la oposición y a los líderes internacionales que visitan España. Pero la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se hizo la sueca. «Créanme que lo desconozco, no me encargo de estos asuntos. Es una gentileza con los dirigentes que visitan el Palacio de la Moncloa, sean autonómicos u otros», balbuceó, tratando de huir por la tangente.
Montero dio estas explicaciones al cabo de de tres horas de reunión, precedidas de un cordial paseo por los jardines de Moncloa y de intercambiar besos y abrazos. Concluidos los saludos, se sentaron las partes para iniciar un diálogo que promete ser peor que lento. Acordaron que las próximas reuniones de la mesa tengan lugar una vez al mes y que se celebren de forma alternativa en Madrid y Barcelona. Asuntos de agenda, vaya.
Adiós a Sánchez y Torra: nuevos protagonistas
Pero, sobre todo, acordaron los futuros protagonistas. Los presidentes y vicepresidentes de Gobierno y Generalitat desaparecen de la mesa de diálogo de ahora en adelante, así que Ábalos pasa a ser el hombre clave de Sánchez para resolver el llamado «conflicto catalán», puesto que es él quien guarda una relación más fluida con los dirigentes independentistas. Tendrá la escolta, eso sí, de la ministra Montero; del ministro de Sanidad, Salvador Illa (PSC), y del titular de Universidades, Manuel Castells (de la confianza de Ada Colau).
«Los presidentes y vicepresidentes se incorporarán a cuando sea necesario ratificar acuerdos políticos», dice el documento conjunto emitido por Gobierno y Generalitat. Luego, la ministra Montero aclaró que la voluntad es que presidentes y vicepresidentes es aparecer en la mesa cada seis meses. Es decir, que podría ocurrir perfectamente que Sánchez y Torra no vuelvan a verse porque las elecciones en Cataluña sobrevuelan el escenario y podrían celebrarse antes de esos seis meses.
También desparecen de la mesa la vicepresidenta Carmen Calvo y el vicepresidente Pablo Iglesias, que ni siquiero llegó a sentarse ayer, aquejado de una amigdalitis. Por la parte catalana se retira el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. ¿Así que quién lleva la voz cantante en la parte catalana? «Por rango y competencias, el conseller de Acción Exterior, Alfred Bosch«, responden fuentes del Palau de la Generalitat.
No obstante, hay alguien que piensa disputarle la influencia a Bosch en la parte de la Generalitat. Y es Elsa Artadi, de la estrecha confianza de Carles Puigdemont. Artadi, antes consellera y ahora refugiada como concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, ya demostró sus intenciones durante el encuentro de este miércoles interrumpiendo en varias ocasiones a Torra. Tan nervioso puso al president, que acabó por derramar un vaso de agua en la mesa, según el relato privado de uno de los presentes.
Del diálogo al techo de gasto
Pudo parecer una reunión improductiva para las partes, pero alguien se marchó particularmente satisfecha. Fue la ministra Montero, que exhibió su tranquilidad respecto a la votación de este jueves del techo de gasto en el Congreso de los Diputados. Necesita el Gobierno, como siempre, los votos de ERC. Y ERC, como siempre, apura cuanto puede sus intenciones.
Aseguró Montero que apenas se habló de presupuestos durante las tres horas de reunión, aunque el Gobierno hizo una mención para recordar a la Generalitat que se necesitan las cuentas para acometer algunos compromisos. Dijo que, en cambio, no se abordó nada relacionado con la votación del techo de gasto y añadió, a continuación, que confía en que salga adelante. Y todos entendieron que el pacto con ERC está cerrado, pero que no toca anunciarlo hasta este jueves.
Y así avanza la relación entre el Gobierno y los independentistas. Nadie sabe nada de por qué Torra aparece en una sala que nunca se reservó a un presidente autonómico y nadie sabe nada de qué va a votar ERC este jueves en el Congreso. Pero todo se intuye.