Sánchez cubre a Iceta de los barones socialistas
La influencia de los diputados ligados a la UGT fue la causa que llevó al PSC a participar en una manifestación junto al bloque independentista
Pedro Sánchez no quiere ahora ni una sola muestra de disconformidad con el PSC. Los resultados en Cataluña son para el PSOE esenciales, y, aunque el objetivo es más bien modesto, –una posición digna, como tercera fuerza política– Sánchez se ha anticipado para cubrir a Miquel Iceta y parar el golpe: el malestar, de nuevo, entre los barones y cuadros del PSOE por la posición contradictoria del PSC.
Sánchez amparó este lunes a Iceta tras su participación en la manifestación este domingo en Barcelona en contra de las decisiones del Tribunal Constitucional sobre las leyes del Gobierno catalán, como la ley de emergecia habitacional o el decreto de pobreza energética. El argumento de Pedro Sánchez, para defender a Iceta, es que los socialistas catalanes se manifestaron «junto a los sindicatos a favor de medidas sociales y contra los recortes». Y que «otra forma de recortar», según el líder del PSOE, «es presentar recursos al Constitucional contra las leyes autonómicas».
La cantera de la UGT
Esa salida de Sánchez es, precisamente, el problema de la política catalana. Miquel Iceta, que ha reorientado al PSC en el último año, dejando claro que el proyecto independentista no va a ningún lado, y que la salida es un acuerdo con el Gobierno central en el marco de una reforma de la Constitución, se ha visto condicionado por los diputados ligados a la UGT.
El sindicato, que dirige Camil Ros –independentista de primera hora, cosa que nunca ha escondido– apuesta por el derecho a decidir, pero, principalmente, por las políticas que está impulsando el Govern de Puigdemont, que cuenta con Neus Munté como consellera de Bienestar Social, y que proviene, también, de la UGT.
La idea de que el avance social va de la mano del «avance nacional» se ha convertido en un lema del sindicalismo, que comparte la UGT de Cataluña y CCOO. Y en el PSC hay dos dirigentes que influyen y que van en esa línea, aunque sean contrarios de forma nítida al independentismo: la portavoz en el Parlament, Eva Granados, y el también diputado Ferran Pedret.
El precedente de Montilla
Por ello, Iceta acabó en una manifestación junto a miembros del Govern, como la portavoz del ejecutivo catalán, Neus Munté, o Oriol Junqueras, vicepresidente, conseller de Economía y líder de ERC. Iceta, junto al hombre fuerte del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, que acaba de ratificar su acuerdo con la alcaldesa Ada Colau, y procedente también de la UGT, compartía cartel con los independentistas, llevando a la confusión a la militancia socialista.
Otros miembros del PSC aseguran que la decisión «cuesta de entender», porque existen claros precedentes de que esa estrategia es «contraproducente». Iceta rechaza el proyecto independentista, pero tampoco quiere formar parte de un bloque junto al PP y Ciudadanos, que no participaron en la protesta. Los críticos a la decisión del primer secretario socialista recuerdan que «nadie premió a Montilla».
Se refieren a un hecho que ha marcado al PSC en los últimos años. Ocurrió con la sentencia del Tribunal Constitucional del Estatut. Era julio de 2010, y el president José Montilla, que participaba en una multitudinaria manifestación en las calles de Barcelona, y que había alentado la protesta, era zarandeado por los propios independentistas. La carta del PSC de aparecer como el defensor del Estatut, y en contra del PP, que presentó el recurso ante el TC –como ahora con los decretos del Govern– no dió ningún resultado satisfactorio. Al revés.
El apoyo de Borrell
Junto a Sánchez, y constatando que se podía desatar una tormenta en el PSOE, que se juega mantenerse como segunda fuerza política y el gran referente de la izquierda en las elecciones del 26 de junio, se pronunció Josep Borrell.
El ex ministro, que ha combatido sin tapujos el proyecto soberanista, apoyó a Iceta: «Iceta no ha participado en ninguna manifestación en contra del Tribunal Constitucional, lo que ha hecho es participar en una manifestacion convocada por sindicatos y por movimientos sociales para protesta por problemas que tiene la sociedad catalana». Borrell añade que «el primer secretario del PSC no se sumó a ninguna manifestación en contra del Constitucional y buena prueba de ello es que cuando el Parlament aprobó una resolución instando a que no se obedeciesen las decisiones del TC, el PSC, junto con el PP y Ciudadanos acudieron a presentar un escrito ante el tribunal rechazando esta decisión».
Pero las imágenes son decisivas. Un dirigente socialista advierte de que «todo eso es comprensible, y se puede entender, pero lo que se ve es a Iceta en una manifestación que ha utilizado el independentismo para ir en contra del Constitucional».
Pacto político con Cataluña
Sánchez ha querido atajar cualquier disputa interna. Lo primero es afrontar las elecciones, y con propuestas, además, que superen esa dicotomía de que la se beneficia el soberanismo.
«Aprobaremos a nivel estatal una ley de lucha contra la pobreza energética, y mi compromiso será aprobar leyes de carácter social para que se prohíba y se impida estos recursos», aseguró.
El candidato socialista, de hecho, fue más allá al plantear un «pacto político» con Cataluña, dentro de una reforma de la Constitución, –que votarían todos los españoles– que respetaría la «singularidad» y mejoraría el autogobierno catalán. Para el PSC la apuesta de Sánchez constituye un apoyo claro, pero para el conjunto del PSOE puede suponer un nuevo problema interno, al margen de la necesidad de contar con el apoyo del PP para que esa reforma pueda ser posible.
Será determinante, como siempre en el PSOE, la posición que adopte Susana Díaz, la accionista mayoritaria del partido, en calidad de presidenta de Andalucía, la mayor federación de los socialistas.