Sánchez arranca en Andalucía el ciclo electoral con la vista puesta en Castilla y León
El presidente del Gobierno ‘aparca’ a Tudanca y respalda este sábado en Granada a Espadas para unas elecciones, aún sin fecha, en las que el PSOE hará del colapso en la atención primaria el gran argumento de campaña
“El PSOE nunca deja tirado ningún territorio, es un partido lo suficientemente fuerte como para estar en plena forma en dos campañas a la vez”, ese es el mantra oficial que emana de Ferraz pero lo cierto es que este fin de semana, en la cuenta atrás para que se coloquen las urnas en Castilla y León el próximo 13 de febrero, Pedro Sánchez ha elegido aparcar a Luis Tudanca y respaldar este sábado en Granada a Juan Espadas como candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía ante unas elecciones aún sin fecha pero ya con un argumento central para los socialistas: “el colapso sanitario en atención primaria hará caer al gobierno de las derechas”.
Desde el PSOE andaluz explican que este acto en Granada con Espadas estaba cerrado antes incluso de que Mañueco convocara elecciones en Castilla y León. De hecho, se hizo así porque el pasado 7 de enero era el día en que Espadas, teóricamente, debía abandonar la alcaldía de Sevilla y, este fin de semana era la fecha perfecta para dar el pistoletazo de salida a su carrera electoral. Pero la ley de designación de senadores, su cargo actualmente, obligó al candidato socialista a abandonar su puesto ya hace semanas el año pasado. “A pesar de ello, hemos mantenido el acto con el presidente tal y como se diseñó”, explican fuentes socialistas andaluzas.
La versión de cara a los medios es que Castilla y León tiene todo el respaldo del partido, que “en el PSOE no intercambiamos territorios”, que Pedro Sánchez “va a participar de forma activa en la campaña y no sólo una vez” pero “la agenda todavía no está cerrada”. Así, por ahora será el banquillo socialista el que se haga cargo de la campaña en esta comunidad aunque se utilicen “todas las herramientas” que tiene el PSOE para ocupar espacio mediático a nivel nacional.
Un ejemplo de ello es que se da por hecho que Esther Peña, secretaria general del PSOE de Burgos y portavoz en la comisión de Empleo, será el próximo 3 de febrero la encargada de defender el papel del PSOE en el debate sobre la reforma laboral, momento álgido en la agenda parlamentaria y ocasión para subrayar el sello PSOE en este acuerdo frente al papel que ha jugado en la negociación con patronal y sindicatos la vicepresidenta Yolanda Díaz.
Fuentes socialistas consultadas por Economía Digital reconocen que Garzón “le ha hecho la campaña al PP” y aseguran que es “hay que esperar a que amaine lo de la carne y medir qué hacemos y cómo”, con todo se agarran a que “el PSOE ganó las elecciones en 2019” y repiten el que es su argumento central en Castilla y León: “Mañueco ha adelantado elecciones para evitar el calendario judicial y la ciudadanía sabe que es un partido que llega de la mano de la corrupción”.
Castilla y León como oportunidad, Andalucía como obligación
En la convocatoria a las cortes de Castilla y León del 2019, el PSOE obtuvo 35 procuradores en la cámara autonómica frente a los 29 del PP. Entonces, el popular Fernández Mañueco compuso un mayoría parlamentaria gracias a los 13 escaños de Ciudadanos y encabezó un Gobierno de coalición que saltó por los aires el pasado 20 de diciembre, con el cese de su vicepresidente, Francisco Igea, líder de Ciudadanos en la comunidad, y todos sus consejeros. Hoy, las encuestas arrojan una fotografía muy diferente pero está por ver el daño que seguirá haciendo la polémica de la carne en el desplome de la izquierda y, frente a ello, la utilización que hará el PSOE de las últimas informaciones que implican directamente al presidente popular. “Todo lo que se publique que lo salpique nos ha da oxígeno, es obvio”, reconocen fuentes socialistas.
En Andalucía, en las últimas autonómicas, también ganaron los socialistas pero de igual forma fue la suma de PP y Cs, en este caso con el apoyo parlamentario de VOX, lo que hizo que por primera vez en 37 años cambiara el color político del Gobierno andaluz; por el contrario, en Castilla y León sólo en una legislatura, la de 1983 a 1987, ha estado el PSOE en el Gobierno y desde entonces ha sido el PP el partido que ha regido sin descanso los designios de la comunidad. Por eso, para Sánchez y para el PSOE, como cantaría Alejandro Sanz, “no es lo mismo”: lograr Castilla y León sería una oportunidad, recuperar Andalucía es una obligación, algo en lo que se va a fajar el Gobierno de Sánchez.
Granada como comienzo del tiempo de Espadas
Granada fue el escenario elegido por Juan Espadas el pasado junio para presentar formalmente su candidatura a la secretaría general del partido frente a Susana Díaz y será, siete meses después, el escenario donde se presentará la candidatura a la Junta de Andalucía en la que estará arropado por el presidente del Gobierno. Esta foto se repetirá en los próximos meses, según todas las fuentes consultadas.
Así la falta de visibilidad de Espadas, ya con su acata como senador por designación autonómica, se paliará, en parte, con la multiplicación en las próximas semanas de las visitas tanto de cargos orgánicos como institucionales. Ya desde la salida de la dirección regional de la ex presidenta andaluza, la presencia del Gobierno se ha intensificado en Andalucía, nada que no entre dentro de la lógica con la que el PSOE activa su maquinaria cuando ve que “queda juego por delante” aunque no haya fecha a la vista.
Por otra parte, en el PSOE interpretan que la falta de decisión del presidente andaluz, que anda deshojando la margarita –junio, octubre o incluso antes-, responde a que hay un “verdadero debate interno en el PP” sobre cuál es la fecha idónea: convocar de inmediato antes de que el malestar sanitario llegue a convertirse en mareas blancas en la calle o esperar a que la sexta ola dé un respiro y llegue cierto ánimo con la primavera.
Un malestar sanitario, cuya espita fue el despido de 8.000 sanitarios incorporados como refuerzo para la pandemia, del que también se ha erigido en portavoz en las últimas semanas VOX, cuyo ascenso imparable preocupa en las filas populares. Tanto es así que Manuel Gavira, portavoz del partido de Santiago Abascal en el Parlamento, ha puesto en duda esta semana un futuro apoyo a Moreno para volverlo a convertir en presidente. Ni las encuestas más cocinadas, realizadas todas antes de la gestión sanitaria de la sexta ola, dan la posibilidad a Moreno de lograr mayoría absoluta en Andalucía, un desplome total de Ciudadanos y un bloqueo de VOX, que las fuentes consultadas tildan de puro órdago, sería letal para el PP.
Así, después de meses en los que la tortuosa –por errática y dilatada en el tiempo- salida de Juan Espadas del Ayuntamiento de Sevilla provocó una sensación de desorientación, cuando no verdadero enojo, en algunos cuadros del partido, lo cierto es que el nuevo año, con el debate interno ya acallado, la nueva Ejecutiva conformada y las tareas repartidas, ha insuflado nuevos ánimos entre el socialismo andaluz.
Y pese a que, en privado, numerosos dirigentes socialistas reconocen que Espadas no levanta pasiones –“los tiempos de Juan sólo los mide Juan”- sí admiten que es un cartel lo suficientemente solvente y templado como para conectar con parte del votante socialista que se quedó en casa el 2 de diciembre de 2018 por castigo al último ciclo en el Gobierno en el que el PSOE “desconectó de la calle” y la batalla orgánica que abrió en dos el partido y que ganó, como ya se sabe, Pedro Sánchez. El mantra que subyace desde San Vicente, sede del PSOE-A, a Ferraz es que “Andalucía está más cerca ahora que a final de año”.
Según las fuentes consultadas por Economía Digital, la estrategia del PSOE en los próximos meses es no soltar el argumento del colapso sanitario en la atención primaria, consciente que fueron las mareas blancas echadas a la calle una de las razones horadaron el último ejecutivo de Susana Díaz, una postura que le permite reconectar con las fuerzas sindicales y la opinión pública ciudadana. Está por ver que el malestar ciudadano de ahora se convierta en las multitudinarias manifestaciones que desde 2016 cercaron al Gobierno socialista. Entonces, las mareas, que arrancaron en Granada con el médico Jesús Candel Spiriman, recorrieron todas las provincias andaluzas y culminó en la remodelación del Ejecutivo de Díaz.
Con aquella experiencia, desde San Vicente se ha tocado a rebato para clonar la estrategia de denuncia de la situación de sanidad pública, especialmente de la atención primaria, en todas las provincias y municipios. De hecho, ya ha alcaldes socialistas de algunas provincias que se están uniendo para denunciar “el constante deterioro” de la sanidad pública, caso de los regidores de trece municipios de la Sierra Sur de Sevilla.
En líneas generales, el argumento que percute en todas y cada una de las intervenciones y en sus redes sociales es que el Gobierno de la Junta tiene en su hoja de ruta de desmantelar el servicio público para favorecer el negocio privado. En cualquier caso, el PSOE no quiere que se le vea como un partido de sólo denuncia –estrategia que sigue VOX- sino un partido de Gobierno que tiende la mano.
De ahí que Espadas no abandone el argumento de que ha propuesto a Moreno un gran acuerdo sanitario que cuente con el aval de los sindicatos, las asociaciones del sector y los ayuntamientos y se desarrolle en estos ejes: un plan de modernización de la atención primaria y de los servicios de salud mental, el incremento de la inversión y del número de profesionales sanitarios y el desarrollo de incentivos para la estabilización de las plantillas. La respuesta del PP es que la mejor forma de conseguir esto es respaldando los presupuestos que la oposición dejó caer el pasado diciembre.
Por otro lado, la estrategia del PSOE en los próximos meses pasa por recuperar la complicidad de los ayuntamientos y alcaldes socialistas, que se sintieron ninguneados por la anterior dirección. Cabe recordar que de los 785 municipios de Andalucía, el PSOE gobierna en 458 de ellos, “todo un capital humano de poder municipal” porque “sabemos bien la ascendencia y el peso de los alcaldes en muchas ciudades y pueblos de nuestra tierra”, explica una fuente bregada en el diseño y desarrollo de campañas electorales para el PSOE andaluz, la famosa “maquinaria socialista” que durante 37 años fue imbatible para el PP.