Sánchez alarga su idilio con Cs con el decreto de la nueva normalidad
El Gobierno negocia con Ciudadanos el apoyo al decreto de la "nueva normalidad" mientras ERC lo califica de "improvisación" y "nueva recentralización"
El abanico de apoyos de Pedro Sánchez obliga al Gobierno a elegir entre sus socios. Así ha sido durante las últimas votaciones de las prórrogas del estado de alarma y previsiblemente así será de cara a la convalidación parlamentaria del decreto de la «nueva normalidad» que el Ejecutivo de coalición pretende aprobar este martes en consejo de ministros. Por un lado, Ciudadanos se abre a apoyarlo si acepta sus aportaciones, y por el otro Esquerra Republicana lo ve como una nueva e improvisada «recentralización».
El partido liderado por Inés Arrimadas, que no ha ocultado sus intenciones de izarse con la crisis en formación «útil» y «con sentido de Estado», ha pedido al Gobierno que «nos enseñe» el real decreto, y tras analizarlo ha introducido «mejoras» que espera que Sánchez acepte. De ser así, Cs no vería mayor problema en apoyar en el Congreso de los Diputados la «nueva normalidad», aunque este martes Edmundo Bal matizaba que las negociaciones estaban en marcha y que no podía revelar el sentido del voto.
La negociación, a la luz de los arrebatos de ERC, parece estar decantada hacia Cs. Los naranjas defendían que para apoyar la sexta y última prórroga del estado de alarma la desescalada debía suceder en condiciones de «igualdad total» en todas las comunidades autónomas, sin «privilegios» que directamente vinculaba a los «nacionalismos». «A situaciones iguales, soluciones iguales», dijo entonces Bal, que para apoyar el nuevo decreto ha puesto como primera condición no tener que recurrir al estado de alarma ante un rebrote.
La línea directa que Cs ha conseguido con su aproximación a Sánchez da réditos. Gracias a la «geometría variable» a la que recurre el Gobierno cuando la dependencia del Gobierno al bloque de investidura se ve amenazada por los desplantes de ERC, el partido de Arrimadas ha arrancado al Ejecutivo una interlocución proactiva, que le ha permitido proponer ahora «una batería de mejoras técnicas» al decreto de la nueva normalidad, con la prioridad de no volver a imponer el estado de alarma si hay una segunda ola de la pandemia.
Lucha de competencias
Mientras la relación del Gobierno con Cs se antoja cada vez más afable, las interacciones con ERC regresan a lo incendiario que fueron cuando Gabriel Rufián anunció que no apoyaría más el estado de alarma y amenazó con tumbar la legislatura. Pese a que el Ejecutivo ha asegurado ante las cámaras que el bloque de la investidura tiene toda su prioridad negociadora, la música del decreto de la «nueva normalidad» suena desafinada en la sede republicana, que pide otro enfoque a cambio de no precipitar la ruptura total.
«El Gobierno del Estado ha vuelto a demostrar que la improvisación es su manera de funcionar», criticó este martes Marta Vilalta, que ve en el citado decreto «un nuevo intento de recentralización de las competencias». Precisamente, ERC se abstuvo en la votación de la última prórroga del estado de alarma a cambio de que después del confinamiento se retornasen todas las competencias. Así que, si el nuevo decreto no acoge esta exigencia, los separatistas emprenderán las «medidas legales oportunas», según la portavoz.
El contenido del decreto de la «nueva normalidad» aún no es público, y en Moncloa todavía este martes por la noche se anotaban correcciones de última hora. Pero Sánchez adelantó parte de las medidas que recoge este pasado domingo en su rueda de prensa semanal, un evento que tampoco se sabe si seguirá siendo una tradición tras el estado de alarma. El presidente del Gobierno habló, por ejemplo, de la obligación de «facilitar a la autoridad de salud pública competente» todos los datos de seguimiento epidemiológico.
«Las CCAA han de garantizar la capacidad para responder ante posibles rebrotes en la transmisión del virus a través de la elaboración de planes de contingencia ante el virus. Para ello, deberán garantizar un mínimo de respuesta en atención primaria y hospitalaria para responder ante incrementos importantes y rápidos de la transmisión del Covid-19«, añadió Sánchez, que ha urgido a los presidentes autonómicos a «convertir en estructural» la celebración de conferencias como las acontecidas todas las semanas de estado de alarma.
Desde ERC, este lunes, respondían señalando que, ante «un más que posible rebrote», su apuesta es prepararse «desde la gestión público». «Esquerra y el departamento de Salud nos hemos conjurado para impulsar un programa público de gestión», afirmó Vilalta, explicando, por ejemplo, que el contrato del Gobierno con la empresa Ferrovial para hacer seguimiento de los infectados era necesario y urgente, pero que los independentistas trabajan para buscar otras «alternativas» a esta y otras decisiones tomadas en Madrid.
El independentismo en la nueva normalidad
El argumentario que ERC ha hecho suyo en las últimas semanas es el de que la gestión de la crisis sanitaria y del desconfinamiento se hará mejor desde la Generalitat que desde Moncloa, donde todo ha sido «imposición e improvisación». «Basta de la gestión sin diálogo, sin cooperación ni respecto a las competencias de cada cual», clamó Vilalta al referirse al decreto de la nueva normalidad, que cree que necesita «rectificación» si el Gobierno quiere contar con su voto a favor. De lo contrario, evaluarán «medidas legales».
«La sensación que da el Gobierno es la de estar gestionando la crisis con las manos atadas, y eso no es de recibo», ha zanjado la portavoz republicana, que hace dos semanas dio un ultimátum a Sánchez para retomar la mesa de diálogo sobre el llamado conficto catalán durante junio. Este lunes ha regresado a ese mismo asunto, exigiendo también al Gobierno que se aclare sobre si quiere seguir su idilio con Cs o mantener la mayoría de la investidura. «Descentralización o recentralización, corresponsabilidad o imposición».
La nueva rabieta de ERC ha tenido lugar después de que su consellera de Salud, Alba Vergés, cargase contra el decreto de la nueva normalidad con el que Sánchez quiere «continuar mandando sobre Cataluña», lo que tildó de «inaceptable». La consejera dijo que Sanidad «quiere recuperar competencias para que sea más grande y aprovecha la excepcionalidad para hacerlo», algo que no se vio ni con el PP del 155. La portavoz de la Generalitat, Merixtell Budó (JxCat), también avanzó que, si se retiran competencias, votarán «no».