Sánchez, a la desesperada: llama a Casado a 48h de votar la alarma
El presidente del Gobierno llama al líder de la oposición para plantear la nueva prórroga del estado de alarma
Pedro Sánchez, que durante la crisis del coronavirus se ha caracterizado por tomar decisiones sin comunicarlas a la oposición, ha llamado este lunes a Pablo Casado para intentar salvar el estado de alarma, después de que el líder del PP colocase en el alambre la prórroga que el Gobierno solicitará al Congreso de los Diputados este próximo miércoles.
Casado ha denunciado en numerosas ocasiones que Sánchez no le llama ni le informa de antemano de las medidas que ha tomado durante el confinamiento de la población, y este lunes ha señalado que «no tiene ningún sentido» prorrogar el estado de alarma. El presidente del Gobierno, tras conocer estas declaraciones, ha cogido el teléfono y le ha llamado.
Sánchez le ha planteado a Casado la prórroga del estado de alarma, pero fuentes del PP consultadas por Efe no han concretado si la llamada ha cambiado la posición del partido. El jefe del Ejecutivo ya había avanzado el sábado que llamaría a los líderes de la oposición, pero la deriva anti-estado de alarma de los populares ha hecho aún más apremiante la comunicación.
¿”No” de Casado?
Este lunes por la mañana, Casado ha transmitido que el PP no puede “apoyar” una prórroga en los términos en los que la ha planteado el Gobierno. Sin embargo, no ha concretado si su voto será negativo o una abstención, toda vez que esperará a conocer el contenido del decreto para tomar una decisión.
Incluso después de su llamada con Sánchez, Casado ha afirmado en Twitter que «el plan B al estado de Alarma es aplicar las leyes de Salud Pública, de Protección Civil y de Seguridad Nacional para amparar el mando único sanitario y las limitaciones de movilidad. Si la Constitución limita a 60 días el estado de Excepción, el de Alarma no debe prolongarse más».
También ha dicho en la misma red social que «Sánchez toma como rehenes a los españoles para prolongar el estado de alarma, buscando un síndrome de Estocolmo que perdone sus negligencias. No es coherente recomendar salir al vermut y exigir poderes excepcionales por ser incapaz de hacer test masivos y un mapa de prevalencia».