Sáenz de Santamaría ‘llevará’ a Puigdemont a la reunión con Rajoy
La vicepresidenta asume la idea de Iceta de comprometer inversiones en Cataluña y lograr acuerdos en el seno de la conferencia de presidentes autonómicos con el Gobierno
Carpeta catalana. Es lo que le toca ahora a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que se ha comprometido a ponerle las cosas ‘difíciles’ al Ejecutivo catalán solventando lo que de verdad no funciona en Cataluña. Soraya ‘llevará’ a Carles Puigdemont a la reunión con Mariano Rajoy, junto con el resto de presidentes autonómicos, en un encuentro previsto para mediados de enero. Es su intención, y así se lo ha comunicado a Miquel Iceta en la entrevista de este miércoles en la delegación del Gobierno en Barcelona.
La vicepresidenta había anunciado un encuentro con empresarios, pero las patronales esperaban una cita que no se produjo. Sáenz de Santamaría quería, primero, explorar el terreno con responsables políticos y lo hizo con un encuentro con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y con la dirigente parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Los dos le pidieron a la vicepresidenta «hechos», aunque valoraron «el cambio de actitud», y las ganas de aproximar posiciones.
Acuerdo con los socialistas
Una de las cuestiones centrales fue la posible reforma de la Constitución. Miquel Iceta la defiende para lograr el encaje de Cataluña, y resolver otros cambios pendientes. En ese terreno, Sáenz de Santamaría es prudente, porque Mariano Rajoy no quiere saber nada si no se especifica qué se desea reformar. Iceta lo sabe, y por ello el objetivo de los socialistas catalanes, y también del Gobierno del PP –en eso existe un punto de encuentro importante– es dejar al Ejecutivo catalán cada vez con menos argumentos a través de mejoras concretas.
El fin que persigue Rajoy no es reducir de la noche a la mañana el auge del independentismo, sino conseguir solucionar problemas reales que sí constituyen un arma para el soberanismo. Y en ese capítulo se sitúa la mejora del modelo de financiación autonómica, y un plan de inversiones en Cercanías de Renfe, así como perfilar en los próximos años las inversiones en el corredor mediterráneo.
Todo a su debido tiempo
En eso está Soraya Sáenz de Santamaría, que buscará que Puigdemont acuda a esa reunión con presidentes autonómicos con cuestiones concretas en el orden del día, como esas inversiones en el corredor mediterráneo. La vicepresidenta aseguró, ante Iceta, según fuentes conocedoras de la reunión, que el Gobierno afronta ahora «con realismo» el llamado problema catalán, y que «todo llega a su debido tiempo», en alusión a la posible pérdida de tiempo del Gobierno en los últimos años, como le espetó Iceta.
Puigdemont, por ahora, rechaza asistir a esa reunión. El gobierno catalán persigue una relación bilateral con el Gobierno central, que tiene como punto esencial la petición de un referéndum legal y acordado sobre la autodeterminación de Cataluña. De hecho, el Govern, a través de su portavoz, Neus Munté, lamentó que esas reuniones se produzcan antes del encuentro anunciado entre Sáenz de Santamaría y Oriol Junqueras.
La estrategia del Ejecutivo de Mariano Rajoy, en cambio, es estrechar el campo de juego, y eliminar obstáculos, que, principalmente, son de tipo económico. Rajoy y Sáenz de Santamaría no se niegan a reformar la Constitución, pero el paso previo es dejar al independentismo sin argumentos sobre la supuesta ineficacia de la administración central en Cataluña.
El Estado, en Cataluña
De hecho, para la vicepresidenta eso es crucial, y por ello tendrá un despacho en la delegación del Gobierno. Su obsesión es que se vea que el Estado está en Cataluña, que actúa, y que se preocupa de los asuntos que no funcionan en el territorio catalán. Oficialmente, el máximo representante del Estado en Cataluña es el presidente de la Generalitat, pero Puigdemont ha renunciado a ello, como hizo Artur Mas, y mantiene ese pulso sobre el referéndum.
Sáenz de Santamaría se ha propuesto avanzar en la carpeta catalana. Se trata de una nueva ‘oposición’ para la abogada del Estado. Y, según sus interlocutores, se lo ha tomado «muy en serio». Para ello cuenta con Enric Millo, el delegado del Gobierno, que conoce a la perfección el entramado político y empresarial catalán.
Pero deberán demostrarlo con hechos, como le pidieron Iceta y Arrimadas, satisfechos de ser los primeros en conocer las intenciones del Gobierno, conscientes de que tanto el PSC como Ciudadanos no ganarán nada si se produce un fuego cruzado entre el PP y el indedependentismo.