Rivera aprieta al PP sin provocar un adelanto electoral
El auge de Ciudadanos redefine su rol con el Partido Popular y, en paralelo, cuestiona a Pedro Sánchez como lĂder de la oposiciĂłn
Desde que el 21 de diciembre se certificara la victoria de Ciudadanos en las elecciones catalanas, la relación entre los dos partidos ha cambiado diametralmente. No se trata de un suceso aislado, sino de una tendencia generalizada de auge del partido de Albert Rivera y de desmoronamiento del PP que ha disparado la agresividad del PP hacia Ciudadanos y el debilitamiento del pacto que le permitió ser investido a Mariano Rajoy.
Sin duda, los más beneficiados de la convulsión entre el Partido Popular y Ciudadanos son las empresas demoscópicas. El PP encarga sondeos con muestras muy amplias para averiguar las causas por las que se ha producido la espantada de votantes y tratar de ponerle remedio con nuevas propuestas.
El partido de Mariano Rajoy ha entrado en fase de pánico ante el previsible avance electoral de Ciudadanos. Los últimos datos del Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) confirman en esa comunidad la tendencia general de auge de Ciudadanos. El PP ve amenazada su posición como segunda fuerza y Ciudadanos toma el relevo en esa posición y el PSOE de Susana Díaz se consagra como primera fuerza y Podemos sufre una importante caída.
Los más beneficiados de la convulsión entre el Partido Popular y Ciudadanos son las empresas demoscópicas
El PP ha anunciado una intensa renovación de los cabezas de lista a las elecciones municipales. Por lo menos treinta candidatos en las grandes ciudades serán revocados por otros de refresco. Y en el interior del partido difícilmente se disimula el estado de pánico en el que han entrado muchos de responsables ante la amenaza del auge de Ciudadanos. No entienden la falta de reacción de Rajoy y de nuevas medidas para frenar las huidas en su electorado. Naturalmente, como siempre ocurre en el partido conservador, las protestas son sottovoce, sin que nadie se anime a formular reclamos.
Como consecuencia de esos datos y no solo por eso, las relaciones entre el gobierno y el partido de Alberto Rivera han entrado en una crisis profunda, controlada solo por la necesidad que tiene Ciudadanos de tiempo para preparar su organización para unas elecciones generales que no desea que se precipiten.
Rivera quiere apretar al PP, al que acusa de incumplimiento continuo del pacto suscrito para investir a Mariano Rajoy, pero no al punto de provocar un adelanto electoral. En esa línea se sitúa la posición de Ciudadanos de seguir apoyando los presupuestos, en el caso de que la solución de la crisis catalana permita retomar el acuerdo del PNV con el PP.
De momento, esta semana, Ciudadanos ha cambiado de posición en relevantes temas parlamentarios. Hasta ahora, el acuerdo, por lo menos tácito, entre los dos partidos que suman mayoría en la Mesa del Congreso, permitía mandar al «congelador» con triquiñuelas parlamentarias la tramitación de iniciativas parlamentarias de los demás partidos de oposición. Uno de los mecanismos habituales ha sido la ampliación del plazo para formalizar enmiendas.
La nueva estrategia de Ciudadanos: ya no está segura la posición de Albert Rivera de apuntalar la prisión permanente revisable
Pero ese pacto y ese tiempo se ha acabado. Ciudadanos ha quitado el freno a las iniciativas que pretenden derogar la llamada «ley mordaza» que modificaría la ley de seguridad ciudadana. El anuncio de la nueva posición de Ciudadanos ha reventado ampollas en él portavoz del PP, Rafael Hernando. Y ya no está segura la posición de Albert Rivera de apuntalar la prisión permanente revisable, en cuya campaña al calor del asesinato de Diana Quer se había volcado el partido de Rajoy. Ciudadanos se inclina por una nueva modificación del código penal.
Donde más daño le puede hacer Ciudadanos al Partido Popular es en el removido universo de las pensiones. Ahora, en plena movilización de pensionistas, Ciudadanos se ha sumado a la posición que pretende una revalorización automática de la cuantía de las pensiones relacionada con el IPC en consonancia con el PSOE y Podemos. Una posibilidad que Rajoy se ha apresurado a declarar como imposible mientras tildaba de irresponsables a quienes quieren hacer política con las pensiones.
Hay consenso entre los grupos parlamentarios a excepción del PP que esta es una legislatura agotada en la que nadie se siente cómodo.
Todos, menos el PP, piensan que esta es una legislatura agotada en la que nadie se siente cómodo
Pedro Sánchez, obligado por la responsabilidad inevitable de apoyar al Gobierno en la aplicación del 155, busca recuperar agresividad ante un Rajoy al que vuelve a señalar como causa de las profundas crisis de nuestro país. En plena ofensiva por consolidar su poder interno, Pedro Sánchez ha comenzado el rodaje del remake del «no es no». Necesita marcar distancias con Mariano Rajoy y endurecer la política de oposición que se ha desdibujado en los últimos meses por el apoyo a la aplicación del 155.
En los últimos meses se ha desdibujado el mapa de las relaciones entre los grupos parlamentarios. La ambigüedad y contradicciones de Podemos en el contencioso catalán han dificultado el diálogo y la capacidad de acuerdo entre ambas formaciones.
El PSOE, consciente de que Ciudadanos también es una amenaza electoral para sus siglas, intenta situarlo en la derecha extrema, despachando la contradicción de esa afirmación con él acuerdo suscrito para la investidura de Pedro Sánchez con el eslogan de que el actual Ciudadanos no tiene nada que ver con aquel con el que suscribieron el pacto.
Pedro Sánchez busca recuperar agresividad ante Rajoy
Además, Pedro Sánchez en la entrevista que publicó ayer El confidencial, ha exigido a Mariano Rajoy que disuelva el Parlamento si no consigue aprobar los presupuestos. Parece más un recurso dialéctico que un deseo profundo, porque las encuestas del PSOE no dan para tirar cohetes.
También se han producido extrañas alianzas en algunos temas. Ciudadanos se ha entendido con Podemos para promover una reforma de la ley electoral que tampoco entusiasma al PSOE. Aunque no hay posibilidades de aprobar esa reforma en esta legislatura, es un indicio claro del cambio de mapa de alianzas en el parlamento.
La presión sin ruptura que está aplicando Ciudadanos al PP no va a ser fácil de sostener porque va a dificultar mucho la posición del Gobierno que seguirá teniendo la llave de disolver el Parlamento.
La situación ha producido extrañas alianzas, como la de Ciudadanos y Podemos por una nueva ley electoral
Las continuas noticias relacionadas con los casos de corrupción siguen erosionando al PP. Y la falta de iniciativas parlamentarias del Gobierno dibuja una situación de parálisis que tampoco favorece una posible recuperación del Partido Popular.
La renuncia a aprovechar la salida de Luis de Guindos del Gobierno para realizar una crisis es interpretada dentro del Partido Popular como una debilidad añadida de Mariano Rajoy que no se atreve a abrir el puzle que pudiera relanzar y dar oxígeno a un gobierno acabado.
Con un apoyo muy debilitado de Ciudadanos, la soledad del Partido Popular va a ser difícil de disimular y en su propio partido dudan de que en esas condiciones se pueda pensar en una legislatura larga y mucho menos completa.
Con la espada de Damocles a fecha fija de las elecciones municipales, autonómicas y locales, él margen de maniobra de Rajoy es muy escaso. Solamente un incremento del gasto, muy difícil con las limitaciones de Bruselas e imposible sin nuevos presupuestos, es quimérico pacificar sectores como pensionistas, funcionarios y policías y guardias civiles que siempre han sido vitales en la estructura electoral del Partido Popular.