Rajoy sólo abordará el problema catalán si gana las europeas
El PP y el PSOE podrían colaborar si sufren un duro correctivo en las elecciones de mayo
El Gobierno del PP, bajo la batuta de Mariano Rajoy , actúa lentamente. No toma apenas decisiones. Y se refugia en una apreciable y necesaria bajada de la prima de riesgo. Rajoy acaba de solventar su crisis en Andalucía, con la designación, gracias a su dedo mágico, como dice Esperanza Aguirre, de Juan Manuel Moreno. Y este mismo sábado ha solucionado un nuevo problema en el País Vasco, con la elección de Arantza Quiroga como presidenta.
Todo fluye bajo sus designios. Tendrá en las próximas horas que tomar otra decisión: la elección del candidato a las elecciones europeas, que, previsiblemente, será Miguel Angel Arias Cañete, ministro de Agricultura. ¿Pero y después del 25 de mayo?
La cultura política española
El problema más importante de la política española es Catalunya. El malestar que dejó la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, en 2010, se ha transformado en una petición sobre una consulta soberanista que tiene pregunta y fecha, el 9 de noviembre.
Y el Govern que preside Artur Mas ya se ha hecho a la idea de que no tiene nada qué hacer, de que no podrá convencer al Gobierno español para que acceda a ese referéndum. Pero, en las últimas semanas, fuentes de CiU aseguran que, tras las elecciones europeas, se podría producir un acercamiento. Eso sí, se podrá negociar sobre muchas cuestiones, principalmente sobre el modelo de financiación autonómica, pero la consulta no se podrá dejar de lado.
Y en ese momento nacen las paradojas. Nacen las interpretaciones sobre qué es lo que más le conviene al Govern de la Generalitat, o al Gobierno central. Diputados consultados del PP, con mayor o menor relación con el presidente Mariano Rajoy, no creen que la situación pueda cambiar en exceso. “La cultura política española es la que es, y el PP y el PSOE son adversarios políticos, son los dos alternativas de Gobierno, y lo que ocurra en las europeas no debería tener una especial incidencia”, se asegura.
¿Y las reformas?
Esa respuesta viene precedida de una pregunta, claro. Y está relacionada con la posibilidad de que los dos grandes partidos de ámbito estatal pudieran colaborar estrechamente, para buscar las diferentes salidas que pide la sociedad española. Una de ellas es la salida al problema catalán, que se está enquistando peligrosamente. Pero hay otras. La económica no está solucionada, con un crecimiento anémico que no podrá crear los puestos de trabajo que se necesitan. El poder judicial es otro ámbito que precisa de reformas profundas. Porque si no se produce esa colaboración, España podría instalarse en una gran parálisis.
El PP asume el riesgo. La doctrina Rajoy se basa en ir mejorando las condiciones económicas, y no arriesgar lo más mínimo. Por ello, el catedrático de Ciencia Política de la UAB, Joan Botella, considera que Rajoy sólo se moverá si no sufre un castigo en las elecciones europeas. También lo defienden fuentes del PP, que admiten una máxima, aquella de que para asumir reformas, para tomar iniciativas, se debe estar seguro, se debe gozar de una situación de estabilidad y de preponderancia.
El papel de Rubalcaba
¿Pero qué ocurre si es el PSOE el que gana las elecciones, si Alfredo Pérez Rubalcaba se siente reforzado con la victoria de su candidata, Elena Valenciano? En ese caso, según Botella, “el PSOE no se sentiría vinculado en la necesidad de aproximarse al PP”. Es decir, Rubalcaba podría verse –las encuestas están ofreciendo una victoria mínima del PSOE—reforzado y capaz de presentarse a las primarias socialistas para ser, de nuevo, candidato a la Moncloa.
Las elecciones europeas, por tanto, serán determinantes para la suerte de España en los próximos meses, pero, principalmente, para la suerte de Catalunya. Dirigentes de CiU reclaman ya “una reacción, una propuesta”, del Gobierno español.
Inestabilidad a la vista
Pero Rajoy no cambiará de la noche a la mañana. En el fondo, el PP apoya en líneas generales esa actitud, aunque hay dirigentes del partido que le han pedido al presidente del Gobierno que, “por lo menos”, deje de molestar más a los nacionalistas con cuestiones relacionadas con la lengua catalana. Y le piden que modere, de una vez, al ministro Wert.
La política española está sumida en una profunda crisis. Botella defiende la idea de que si los dos partidos quedan muy tocados tras las europeas, –al margen de que la participación podría ser muy baja—el riesgo es que se enroquen. El politólogo Oriol Bertomeus considera que podría ocurrir lo contrario, y es que, en ese caso, “buscasen una reacción conjunta”, con reformas para poder salvar los muebles.
Porque lo que llega detrás, aunque se llame ‘renovación’ o pluralidad, podría complicar todavía más las cosas: el ascenso de la UPyD, de Rosa Díez; Movimiento Ciudadano –la plataforma estatal de Ciutadans—Izquierda Unida, o Vox, a la derecha del PP. Todo ello haría ingobernable España en las próximas elecciones generales.
El temor de Mas
El Govern de Artur Mas lo sabe. Los dirigentes de CiU son conscientes de eso, y aunque juegan con la idea de que en Madrid siempre podrían necesitar los votos de los nacionalistas catalanes, “el peligro es enorme”. Por eso quieren algún tipo de aproximación con el Gobierno del PP cuanto antes. No así Esquerra Republicana, que ha puesto la directa, y que defiende sus propios intereses, enfocados ya en una ruptura con España.
¿Pero qué hará Rajoy? La idea que prima es que, ahora, sólo una victoria en las europeas, que le diera seguridad, le podría llevar ya a abrir la carpeta del problema catalán.