Rajoy fija el límite del diálogo con Mas y paraliza las cuentas del 2014
El Gobierno español se muestra dispuesto a encontrar una salida política, pero se planta ante la consulta soberanista
Diálogo político. La salida debe ser una negociación política. Hasta aquí todo el mundo de acuerdo. Pero, ¿cómo se interpreta esa negociación desde Madrid y desde Barcelona? Las respuestas son muy diferentes.
Y, por ello, la responsabilidad del Govern de Artur Mas comienza a cobrar una gran dimensión. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró este martes que está dispuesto a dialogar, que siempre lo ha estado, pero hay límites, existe una frontera muy clara, que, pese a que el Govern de Artur Mas la conoce, corre de forma vaporosa entre la sociedad catalana: el Ejecutivo español no tiene ninguna intención de discutir sobre cómo y cuándo, se puede convocar un referéndum de autodeterminación.
Sin embargo, Mas insiste. Y su conseller de Presidència, Francesc Homs, uno de los principales responsables del proceso soberanista, incide en que se trata de una cuestión de “democracia”, y que es “inconcebible” que Rajoy no quiera hablar de ello.
Primer aviso, presupuestos
Rajoy no suele ofrecer grandes afirmaciones grandilocuentes, y prefiere destilar mensajes, en declaraciones aisladas. En una conversación informal con periodistas, el jefe del Ejecutivo español advirtió este lunes a Mas de que las posiciones ya están fijadas, y en el terreno de la consulta no se podrá avanzar. “No sé de qué vamos a hablar”, precisó.
Y para dejar constancia de esa posición, para no llevar a equívocos a nadie, Rajoy ha permitido que el PP catalán paralice los presupuestos de 2014, acordados entre Artur Mas y el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Las cuentas públicas del próximo año incorporan una partida de cinco millones de euros para organizar la consulta soberanista, con un crédito ampliable, que el PP no quiere dejar pasar. Si la consulta se considera “ilegal”, la partida para convocar una consulta “ilegal” se debe impugnar, según la apreciación de Rajoy.
Impugnaciones y recursos
Es una clara advertencia de que el Gobierno español seguirá los mismos pasos cuando el Govern de CiU vaya concretando el guión de la consulta. Por ello, el conseller Homs señaló que la consulta se podría convocar en septiembre del próximo año, de cara a respetar todos los plazos legales para poder celebrar el referéndum el 9 de noviembre de 2014. Pero, previamente, habrá muchos otros pasos. La proposición de ley que aprobará el Parlament a mediados del mes de enero, que se trasladará al Congreso, y que podría ser votada en el mes de abril, caerá con toda seguridad.
Posteriormente, el Gobierno podría invalidad la ley catalana de consultas que tramita el Parlament para poder enmarcar la consulta soberanista.
Es decir, será un choque continuo de una supuesta doble legitimidad, desde la óptica del Govern de la Generalitat, entre la legalidad del Estado y el “proceso democrático” del proyecto independentista.
¿Por tanto, de qué se puede hablar?
La pregunta ha provocado el deshielo
El problema, que a la vez puede ser la solución, según dirigentes de CiU, es que el haber aprobado la pregunta y la fecha de la consulta ha provocado la reacción de todos los actores implicados. El Gobierno español no esperaba que se llegara a esta situación. Ni el PP ni el PSOE. Y, con la pregunta en el calendario de miles y miles de catalanes que apuestan por el proyecto soberanista, la presión se incrementará de forma notable.
¿De qué pueden hablar entonces Rajoy y Mas, en la reunión que ha pedido el propio President de la Generalitat?
De todo, de los problemas financieros de la administración catalana, de la ley de Educación del ministro Wert, que ha irritado a toda la comunidad educativa catalana; de la reforma local; de las inversiones en algunas infraestructuras, particularmente en Cercanías, que también sigue irritando a muchos ciudadanos del área metropolitana de Barcelona.
También de la reforma fiscal, de las necesarias ayudas a las empresas del sector exportador, que son las que pueden contribuir a la salida de la crisis; de las reformas institucionales en el ámbito judicial, y político. Hay un enorme terreno de juego en el que jugar, que interesa especialmente al conjunto de los catalanes. Pero eso sí: sobre la consulta soberanista no se discute.
¿Quién cede primero?
Rajoy, en esa misma conversación informal, aseguró que el conflicto, porque no es otra cosa en estos momentos que un conflicto político, aunque no se reconozca todavía de forma abierta, “acabará bien, porque siempre acaba bien”. Rajoy precisó que se siente “reconfortado” por la posición en esta cuestión del PSOE. Y vino a decir que el Estado aguantará el reto que le plantea el Govern de Mas, y las movilizaciones de una parte importante de la sociedad catalana.
Esa es la disyuntiva. Ahora nadie puede esperar. En los próximos días, Rajoy y Mas se reunirán para ver en qué punto medio se pueden encontrar. Mas, sin embargo, sigue pensando que la consulta es “inevitable”.