Rajoy deja a Mas toda la responsabilidad para dar una salida al problema catalán
Asegura que está abierto al diálogo, pero que no hará nada si el Govern no admite que está en la “vía equivocada”
Los coches oficiales abandonan el hotel en Sitges, donde el Cercle d’Economia ha tratado este año de abrir una puerta a la llamada “tercera vía”. Se fueron ya Artur Mas, Alfredo Pérez Rubalcaba, Josep Antoni Duran Lleida, y lo hizo el último el presidente Mariano Rajoy. El intento del Cercle, que preside Antón Costas, ha sido fructífero, pero queda mucho camino para un posible acuerdo.
Lo sucedido estos días en Sitges ha dejado un claro mensaje, el de Rajoy. Es Artur Mas, ahora, quien debe reflexionar, y tomar una decisión. El Gobierno del PP sabe que Mas no está sólo, que diversas fuerzas políticas le apoyan, con el llamado derecho a decidir, pero está convencido de que el President es el responsable y que está “en la vía equivocada”. Es decir, Rajoy rechaza el choque de trenes, como le alertó Antón Costas. «Un choque se produce si dos trenes van en la misma vía, y hay quien va en la vía equivocada».
Los empresarios alertan, pero entienden a Rajoy
La paradoja es que el mundo empresarial, y el político, el que se acerca a Sitges, que está alejado de las tesis del movimiento independentista –los dirigentes de Esquerra no aparecen—mantiene una gran duda: por una parte considera que el Gobierno de Rajoy “debe actuar”, pero, por otra, entiende que no puede hacer gran cosa, que quien debe rectificar es Mas.
En esa posición se movió Antón Costas, muy activo, cuestionando a los dirigentes que han pasado por Sitges, buscando que se pronunciaran sobre lo que quería el Cercle, que eso es hacer de lobby, y no otra cosa. Costas les pidió a todos, Mas, Rubalcaba, Duran y Rajoy, que se movieran, que acercaran posiciones, y que rechacen esa idea “de tragedia griega” de que no hay salida, y de que el tiempo se agota.
No habrá ni «conejos» ni «ocurrencias»
Pero Rajoy no quiere sacarse “ningún conejo de la chistera”, ni quiere hacer “ninguna ocurrencia”. Está abierto a una reforma de la Constitución, a dialogar y buscar acuerdos, pero fijando, en todo momento, “que se quiere hacer y cómo”. Y ahora no lo tiene fácil. No tiene interlocutor en el PSOE, tras la retirada de Rubalcaba, y España, pese a los síntomas de recuperación, sigue inmersa en un largo proceso de reformas, con peticiones constantes –ahora más amables—de la Comisión Europea y del FMI para que no se relaje.
Habrá contactos, según diversas fuentes políticas y económicas, pero Rajoy es contrario a la consulta soberanista del 9 de noviembre. No la aceptará.
Mas deberá llamar primero
Precisamente, la convocatoria de la fecha, con la pregunta pactada, tras un acuerdo de los partidos soberanistas en diciembre de 2013, marcó un punto y aparte. Rajoy insistió en Sitges en que se enteró “por los periódicos”, y que no le ha llamado nadie.
Con ello, instó implícitamente a Mas para que le llame, para que sea él quien establezca el contacto, y para que sea el President qien busque una rectificación, que sólo podría llegar por una renuncia, aunque fuera momentánea, a la consulta.
Mas no puede hacer eso ahora. Pero Rajoy le comunicó este sábado, en un soledo día en Sitges, que la pelota está en su tejado, y que debe tener la habilidad de buscar una salida.
Ya no lo salvará Rajoy. Eso lo constató el jefe del Ejecutivo, ante un empresariado que, por las propias artes de Costas o no, eludió preguntar a fondo sobre el problema catalán, y, cómo en otras ocasiones, reclamó aquello de “qué hay de lo mío”, en forma de reformas económicas, o de rebajas de impuestos.