Quim Torra y Colau preparan una venganza perfecta contra ERC

Torra y Colau trabajan una alianza para que el president alargue la legislatura contra los deseos de ERC y la alcaldesa ponga fin a cuatro años de minoría

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Aclarados todos los pactos municipales, Quim Torra y Ada Colau hallaron este martes la ocasión para estrecharse la mano y presentir el comienzo de una hermosa amistad. El presidente de la Generalitat y la alcaldesa de Barcelona no tienen una particular conexión en el terreno ideológico, pero les une algo más importante, un adversario común: Esquerra Republicana (ERC).

Torra se ha hartado de ver cómo sus socios de ERC le segan la hierba bajo los pies. El presidente de la Generalitat no es un profesional de la política —ni siquiera es un político—, pero sabe de sobras que Esquerra trabaja sin descanso para forzar unas nuevas elecciones después de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés. Y ni Torra ni Junts per Catalunya quieren esas elecciones porque sus expectativas, hoy por hoy, son muy pobres.

Colau, por su parte, se ha hartado de gobernar en minoría. Su voluntarista mensaje de alcanzar un «acuerdo entre las fuerzas de progreso» (Barcelona en Comú, ERC y PSC) no tiene ninguna posibilidad de cristalizar —sobre todo después de arrebatar la alcaldía al ganador del 26-M, Ernest Maragall (Esquerra)— y aspira a sacar adelante algo parecido a un proyecto de ciudad. 

La consecuencia de ambas circunstancias es que Torra y Colau pueden hacer de la necesidad virtud. Ninguno de los dos se basta con sus propias fuerzas y los dos pueden ofrecerse algo a cambio.

La inacción de Torra 

La Generalitat aprobó sus últimos presupuestos en 2017. Desde entonces, ha encadenado prórrogas presupuestarias y ha embarrancado en la inacción legislativa. El gobierno de Torra intentó a finales de 2018 pactar los presupuestos con Catalunya en Comú, la formación de Colau, pero al cabo de seis reuniones de trabajo las negociaciones fracasaron.

Era enero de 2019 y faltaban muy pocos meses para el ciclo de elecciones generales, municipales y europeas. Las partes se levantaron de la mesa y Catalunya en Comú culpó en particular a ERC, que ya trabajaba en su particular proyecto de «ensanchar la base», es decir, de comerle terreno a los comunes.

«Ensanchar la base» se tradujo en dos dolorosos fichajes. Esquerra atrajo a sus listas a dos figuras del espacio de Colau: a Elisenda Alamany y a Joan Josep Nuet. Y la herida quedó abierta.

Desde entonces, las relaciones entre ERC y Catalunya en Comú son peor que malas. Por si fuera poco, Colau dio el golpe de gracia al privar a Maragall de la alcaldía después de reunir los votos del PSC y de Manuel Valls.

Torra, Colau y el avance de ERC

Pasado el tiempo de los lamentos en público, Torra y Colau han compartido una evidencia: ERC ha avanzado en el reciente ciclo electoral y continúa avanzando en todas las encuestas a costa de devorar el espacio de Junts per Catalunya y de Catalunya en Comú, ambas al frente de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona.

¿Es el momento de cambiar de estrategia? «Nos hemos emplazado a hablar con los grupos parlamentarios y municipales para que haya presupuestos en la Generalitat y en el Ayuntamiento», confirmó un portavoz de Torra.

El presidente de la Generalitat y la alcaldesa se han comprometido a acelerar estas conversaciones para presionar a ERC. Toda la presión recaerá, de hecho, sobre el vicepresidente de la Generalitat y previsible candidato de Esquerra a las elecciones catalanas, Pere Aragonès. Es la venganza perfecta.

 

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