Quim Torra sigue los pasos de Sánchez antes del adelanto electoral
El presidente de la Generalitat activa la presentación de los presupuestos, que dejará en evidencia su fragilidad e intensificará los tambores de elecciones
Quim Torra es consciente de que cada vez le quedan menos días como presidente de la Generalitat. Torra sabe que no puede alargar más alla de este año 2019 su incapacidad para exhibir algún tipo de obra de gobierno, pero quiere pasar el verano en la plaza Sant Jaume de Barcelona.
Paralizado por su falta de apoyos en el Parlament de Cataluña, Torra ha decidido seguir los pasos de Pedro Sánchez y presentar su proyecto de presupuestos aunque no tiene aliados para aprobarlos.
El titular de la Generalitat quiere, al igual que Sánchez, demostrar algún tipo de iniciativa. Y quiere, al igual que Sánchez, presionar a sus posibles socios. En el caso de Torra, a los franquiciados de Podemos (Catalunya en Comú), a quienes intentará coaccionar con la cantinela que se escucha en el Parlament desde hace años: «los presupuestos más sociales de la historia». (Y los que contemplan una mayor presión fiscal, también).
Torra comparecerá este miércoles en el Parlament para defender su anteproyecto de presupuestos. Ofrecerá algunas cifras en miles de millones e insistirá en el acento social de unas cuentas diseñadas para poner en aprietos a Catalunya en Comú, que rompió las negociaciones con el gobierno de Torra hace prácticamente un mes.
La venganza de Pablo Iglesias
Pero el anzuelo de Torra no servirá de nada porque Catalunya en Comú no va a dar aire al independentismo después de que Pdecat y ERC rechazaran en el Congreso los presupuestos acordados por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Sánchez asumió en ese momento, después de que el Congreso tumbara sus presupuestos, que su tiempo había acabado y que debía llamar a las urnas. Torra, en cambio, quiere alargar su agonía unos meses más porque su verdadera hoja de ruta la traza el Tribunal Supremo.
El presidente de la Generalitat no convocará elecciones sin un pretexto para victimizar a su gobierno. Y, por tanto, sin un victimario al que culpar.
Entretanto, Torra trata de demostrar que gobierna. Y trata, sobre todo, de impulsar la campaña electoral del independentismo previa a las elecciones generales y municipales.
Pero aquí no está solo porque toda la oposición intenta lo mismo y todos los grupos tienen una ocasión magnífica para sacar los colores a un presidente de la Generalitat que no convence ni a los suyos.
«El president no funciona. Sería un buen conseller de Cultura», dicen voces gubernamentales con gesto resignado y aire irónico. Más contundentes son incluso desde el Pdecat, críticos con la inacción: «el gobierno no sabe adónde va».
En realidad, sí. Va a las urnas, pero quiere ir poco a poco.