Quim Torra se venga de Puigdemont en busca de autoridad interna
El presidente de la Generalitat, harto de no marcar la línea política, toma la iniciativa para demostrar alguna influencia política
Quim Torra está harto de arrastrar la imagen de dirigente sumiso a las órdenes de Carles Puigdemont. Harto de no dejar sello alguno en su acción de gobierno. Y harto de las desconsideración de los otros líderes de su misma cuerda: del propio Puigdemont y también de Artur Mas.
Torra, que accedió al cargo de presidente de la Generalitat por capricho de Puigdemont, se ha conformado durante sus 14 meses de gobierno con seguir las directrices trazadas desde Waterloo (Bélgica) y con no crear molestias a su gran valedor.
Pero el giro en Junts per Catalunya impulsado por Mas —y tolerado por Puigdemont— en busca de una aproximación a los socialistas ha enfurecido a Torra, cuyas posiciones han sido tratadas con enorme indiferencia por sus predecesores.
Torra, defensor de los pactos entre formaciones independentistas a todos los niveles, se encontró hecho un acuerdo de Junts per Catalunya y del PSC en la Diputación de Barcelona. Maniobró tímidamente en busca de una rectificación de los suyos, pero fue aplastado.
Torra dice basta
Ante esta situación y también ante la certeza de que Junts per Catalunya no cuenta con él para unas futuras elecciones, Torra ha dicho basta. Ha optado por dar un puñetazo sobre la mesa y por quemar naves. Apenas tiene aliados, acaso un puñado de diputados de JxCat, pero piensa usarlos para intentar dejar su propio sello.
Su objetivo político a muy corto plazo es imponerse al sector de JxCat que defiende abstenerse en la investidura de Pedro Sánchez el próximo miércoles en el Congreso con el propósito de arrastrarlos al voto en contra. Y para conseguirlo está dispuesto a usar métodos aparatosos.
Sólo así se puede interpretar su artículo en La Vanguardia, en el que defiende votar en contra de Sánchez a menos que conceda un referéndum de autodeterminación a Cataluña. «El artículo es ajuste de cuentas interno sede con Puigdemont y Mas porque él estaba en contra del pacto de Junts per Catalunya y PSC en la Diputación. Quiere marcar posición ante Puigdemont y Mas», dicen fuentes soberanistas.
A Torra se le ha agotado la paciencia y quiere jugar a fondo el voto en contra de Sánchez por mucho que Mas ya se haya pronunciado a favor de la abstención, al igual que lo han hecho los presos de JxCat (Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez).
Torra y los presos
En breve, el presidente de la Generalitat conocerá la suerte de su jugada. Este mismo jueves está prevista una reunión de dirigentes de JxCat en la prisión de Lledoners con Turull, Rull y Sànchez.
El resultado de esta cita será decisivo para decidir el sentido final del voto. Una circunstancia juega a favor de Torra: el bloqueo entre PSOE y Podemos hace inútil la luz verde de los independentistas a Pedro Sánchez.
No obstante, Podemos asegura que todavía cabe la posibilidad de reconducir la situación con el PSOE. Este jueves, la portavoz de Podemos, Noelia Vera, se expresó en este sentido. «De aquí al lunes podemos sentarnos otra vez. Y también podemos hacerlo durante todo el mes de agosto para que salga este gobierno de coalición en septiembre», dijo.
Al margen de las conversaciones entre PSOE y Podemos, lo que está claro es que al presidente de la Generalitat ha dejado de importarle su relato machacón sobre la unidad del independentismo. Sabe de sobras que ERC es partidaria de la abstención y sabe también que los republicanos se dedican día y noche a socavar su autoridad interna. Su puñetazo sobre la mesa también va dirigido a Esquerra.