Quim Torra inaugura la desobediencia de su gobierno
La presión en las calles deja la pancarta en el balcón
Aunque el plazo para descolgar la pancarta de Libertad presos políticos terminaba supuestamente a las 18h de este martes 19 de marzo, el rótulo sigue atado al balcón del Palau de la Generalitat, en la Plaza Sant Jaume de Barcelona, con su lazo amarillo pintado. A sus pies, algo más de un centenar de personas se congregaban, agitando banderas esteladas y vistiendo prendas amarillas, a ritmo de melodías independentistas, mientras los turistas intentaban esquivarlos para cruzar la plaza.
«Libertad presos y presas políticos» vociferaba el grupo, repitiendo el eslógan que había llenado las pancartas de muchos otros carteles, vinculados de la lucha contra el jucio al referéndum del 1-O. Hasta esa misma tarde, también habían ocupado las fachadas de varias consellerías y edificios públicos en provincias catalanas. Algunos de ellos ya habían sido descolgados, siguiendo las órdenes de la Junta Electoral Central (JEC).
Pero la pancarta de la Generalitat seguía ondeando en el balcón, exhibiendo su gran lazo amarillo. Y por lo tanto, reafirmando la desobediencia del presidente catalán, Quim Torra, ante las órdenes de la junta.
Según las advertencias de la JEC, eso no solo podría significar para el ejecutivo catalán multas de entre 300 y 3000 euros; sino que además, los Mossos d’Esquadra serían los encargados de hacer acto de presencia y retirar los lazos y las banderas del Palau y el resto de edificios públicos.
Los manifestantes quieren que los lazos amarillos sigan en la Generalitat y el Ayuntamiento
Entre cantos de la canción de Lluís Llach L’estaca y gritos a la «independencia», los manifestantes también intentaron atar unos cuantos lazos amarillos al vallado que protegía las puertas del Palau, pero no les habían dejado. «Es mejor que no», habían rogado los Mossos a un par de personas, insinuando que tal y como estaban las cosas, era mejor hacer desaparecer los símbolos.
Justo enfrente, el ayuntamiento de Barcelona mostraba su balcón desnudo. Los miembros de la troupe independentista no perdonaban a Ada Colau, alcaldesa de la ciudad: «con gente en la prisión, los lazos no dan miedo; Colau se ha cagado y el lazo ha retirado». Poco tardaron en llenar las vallas protectoras del edificio de tiras de plástico amarillo y pegatinas del mismo color.
Los lazos no tardaron en empezar una trifulca entre alguien que empezó a arrancarlos y el grupo de reponedores que le barría el paso.
- «¿Señor, a usted le pagan por limpiar la ciudad?»
- «Son ustedes los que ensucian la ciudad.»
- «¡Nosotros pedimos la libertad!»
- «¡Eso no es libertad de expresión!»
- «Tenemos gente en la prisión. Si no crees en la democracia, ¿quién es el fascista aquí?»
La disputa no tardó en degenerar hacia «nazi», «franquista», y otras apelativos similares.
Quim Torra desobedece por primera vez y las calles le apoyan
Hacia las 19:40h, el foco de la masa cambió hacia el ayuntamiento. La alcaldesa es la primera a quien apuntan: «en el ayuntamiento queremos el lazo amarillo» y «Colau, eres un fraude», coreaban. Cuando acabaron, la mayoría del grupo volvió a las puertas del Palau a cantar, pero un reducto de los manifestantes optó por despotricar de la monarquía, los medios de comunicación y los partidos de derechas, frente a la zona donde esperaban los periodistas y cámaras de televisión.
Mientras los cantos continuaban, la pregunta es: a qué esperamos? Hasta que punto es la presencia del independentismo en las calles un grupo de presión sobre el ejecutivo catalán? De momento, Quim Torra ha pedido un informe al Síndic de Greuges, para ver «si se tiene que actuar o no y, en el caso que tenga que hacerlo, dónde, cuándo y sobre qué tipo de pancartas y expresiones», según había informado la portavoz del Govern, Elsa Artadi. Un informe que puede ser o no ser vinculante, y que puede dictaminar que las pancartas sí deben retirarse.
Por otro lado, el Gobierno ya ha avisado que la decisión que tome la JEC será la definitiva. En estos momentos, el plazo de 24h que la junta le dió a Torra ha terminado y tanto el Parlament como ocho consellerías más han mantenido sus símbolos en los balcones. Queda por ver qué medidas tomará la justicia, y si llegarán los Mossos a retirar la pancarta.