¿Quién teme el concierto vasco?
Los defensores del particular modelo de financiación foral, por el que suspira el nacionalismo catalán, aseguran que esa es su manera de estar en España
“Es nuestra manera de estar en España”. Esa afirmación es de Juanjo Álvarez, catedrático de derecho internacional privado de la Universidad del País Vasco. Se refiere al concierto económico, una pieza que podría ser de museo, pero que sigue vigente en el ordenamiento constitucional español.
Esa posición es determinante y esclarecedora para vislumbrar el futuro político de España, porque, aunque el Gobierno de Mariano Rajoy mantenga un cierto inmovilismo, con el argumento de que la prioridad es salir de la crisis económica, todas las instituciones políticas españolas están en un momento crítico.
La salida federal del PSOE
El conjunto de los socialistas españoles, presionados desde hace unos meses por el PSC, que se haya en una tesitura muy complicada, se haya enzarzado por el sistema de financiación autonómica que se debería recoger en una reforma de la Constitución.
Para ello, el PSC no ha dudado, en concreto su primer secretario, Pere Navarro –hay dirigentes de su partido que no entienden todavía el don de la oportunidad de su líder—en cuestionar el concierto económico vasco.
Con el documento aprobado por el PSOE, este sábado, se apuesta por introducir el principio de ordinalidad, según el cual las comunidades que más aportan al fondo de solidaridad no deberían quedar por debajo de las que reciben, una vez transferidos los recursos.
¿Puede ser una solución definitiva, si ello deriva en un Estado federal? Ese es el intento de Alfredo Pérez Rubalcaba, apoyado por Pere Navarro, que es consciente de que la realidad de Catalunya “no se puede ignorar”, como apuntó en el cónclave socialista en Granada.
El cálculo del cupo vasco
Sin embargo, la realidad de España es más compleja. En el horizonte aparece, de nuevo, el País Vasco, y, en menor medida Navarra, justo en un momento en el que el Gobierno vasco mantiene prorrogado el cálculo del cupo. Está vigente el que se acordó en 2007, y que tiene una vigencia de cinco años, hasta 2012.
Ahora, el Gobierno vasco y el Gobierno central están negociando el nuevo cálculo, y, la crítica de Navarro, con el debate que se ha generado, –recogida de una manera intensa por los medios de comunicación vascos—pone presión al Ministerio de Hacienda, como advierten los portavoces de Hacienda del Ejecutivo vasco. Así lo han recogido medios como el Diario Vasco, o las ediciones en la comunidad de medios como El País.
El actual debate ofrece una idea diáfana de que, lejos de reflejar en una Constitución si España es o no federal, los españoles mantienen relaciones prácticamente confederales en función de donde vivan.
Ley de Dependencia
En el nuevo cálculo del cupo –lo que debe pagar el País Vasco por los servicios que le presta la Administración central del Estado en la comunidad—están en juego unos 800 millones de euros, a favor o en contra. Se trata de la liquidación final de esos cinco años. El origen más importante de esa partida procede de un debate sobre los recursos que ha aportado el Estado a las comunidades de régimen común para financiar la Ley de Dependencia y la escolarización de los niños menores de tres años.
¿Qué dice el Gobierno vasco? Que tiene asumidas esas dos competencias y, por tanto, el cupo no debe financiar el 6,24% del dinero que la Administración central gaste en esas materias en otras comunidades.
Y es que ese porcentaje es el centro de toda la polémica. Se trata, según algunos expertos, de un porcentaje que surgió de una decisión política, aunque se convenga en que ese 6,24% es el peso de la economía vasca en relación al PIB español.
El 6,24% del sueldo de Montoro
Juanjo Álvarez explica la situación de una forma gráfica. “El País vasco paga el 6,24% del sueldo del ministro Montoro”. Lo dice para que se entienda lo que es el cupo. Porque el Estado “pasa una factura lineal del gasto o de las competencias que tiene asumidas en Euskadi”.
¿Y que ha ocurrido? Y ahora se pondría rojo el rostro de Navarro. Que, desde el punto de vista del Gobierno vasco y de los expertos vascos, Euskadi lleva pagando más de lo que le tocaría al resto de España por el cupo desde hace doce años. Porque el porcentaje del peso de la economía vasca ha estado por debajo del 6,24%.
La relación bilateral que desearía Mas
Lo que ocurre, en realidad, es que el País Vasco mantiene una relación bilateral con el Gobierno español, lo que ha reclamado en los últimos años el nacionalismo catalán, y que vería, de nuevo, con buenos ojos si se presentara una ocasión para lograrlo. Es lo que desearía Artur Mas, consciente de que el camino hacia la independencia es todavía más complejo.
Juanjo Álvarez asegura a Economía Digital que Catalunya tiene un problema muy serio, y no es el País Vasco. “El problema de Catalunya es la insuficiencia de la ley de financiación autonómica y el incumplimiento total del Estatut”. Y añade que España debería asumir distintas relaciones entre sus comunidades, y, entre éstas y el Gobierno central.
Relación condeferal
Álvarez señala esa realidad: “El régimen del País Vasco es confederal, federal respecto a nuestra relación con Europa y confederal respecto a nuestros territorios, porque son las diputaciones forales, tres, en el caso del País Vasco, con competencias idénticas, las que recaudan impuestos y gobiernan a sus ciudadanos”.
El investigador del CSIC, Ángel de la Fuente, crítico con las singularidades del sistema de financiación autonómica, asegura que, aunque no le gusta esa pieza del régimen foral –que podría ser de museo pero no lo es, (según algunos expertos parte de 1379, a partir de las Cortes de Burgos y se explica por la vinculación de Vizcaya y Álava con la Corona de Castilla en los siglos XIII y XIV)— “se puede conllevar si se cálcula bien el cupo, debido también a la dimensión pequeña de la economía vasca en relación a la española”.
Quien directamente la ve bien es Núria Bosch, catedrática de Economía de la UB, vicepresidenta del Consejo Asesor para la Transición Nacional del President Mas. En sus últimos escritos y declaraciones, Bosch incide, sin embargo, en que ese cupo se debe calcular bien. El propio Juanjo Álvarez no esconde que siempre es bueno una “mayor transparencia”.
Más recursos per cápita
El País Vasco, por tanto, sigue vigilado. Álvarez expone que no debería ser así. Porque, por la misma regla de tres, España “tiene un Borbón como jefe del Estado, que le conecta con el pasado, y, siguiendo esa filosofía, para el País Vasco el concierto es nuestra forma de estar en España”.
Correcto, desde un punto de vista político. Pero algunos expertos insisten, El Insituto de Estudios Económicos, el IEE, ha elaborado un estudio sobre la financiación autonómica. Y el catedrático de Hacienda Pública del País Vasco, Ignacio Zubiri, concluye que el sistema foral aporta “entre un 40% y un 60% más de recursos per cápita” a sus ciudadanos respecto a los ciudadanos de las comunidades de régimen común, entre ellas Catalunya.
Las balanzas fiscales
El estudio del IEE también muestra otras realidades, con polémicas importantes. Entre ellas, la que mantienen los economistas Ezequiel Uriel y Ramon Barberán, por una parte, y Guillem López Casasnovas y Joan Roselló por otra. Se trata de la elección del mejor método para calcular las balanzas fiscales. Los segundos responden que el método del Gobierno catalán, el del flujo monetario, es el correcto, a diferencia de los dos primeros expertos.
El debate sigue, el PSOE cree que tiene ahora la piedra filosofal para modernizar España hacia un estado federal.
¿Pero, y el País Vasco? ¿Cuál es su futuro? ¿Con quién se federa, si ya lo está en la practica?