¿Qué hace Europa ante el drama de la inmigración?
El primer ministro de Malta estalla y acusa a las instituciones de la UE de "cerrar los ojos" ante la tragedia y dedicarse a la cháchara política
El dato es aterrador. El hundimiento de un pesquero con 700 personas a bordo entre las costas de Libia e Italia podría elevar el número de inmigrantes fallecidos en naufragios por encima de los 1.500 desde que comenzó 2015. Ante la cifra, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, formula la pregunta clave: «¿Cómo se puede hablar de belleza cuando en el mar Mediterráneo a diario asistimos a una tragedia, asistimos al dolor de tantos hombres, generaciones enteras que mueren en una era de comunicación global? ¿Cómo se puede permanecer impasible?».
Dirigentes políticos de todos los colores han vuelto la mirada hacia Europa. Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE se reúnen este lunes para abordar un problema que se ha aplazado demasiado tiempo, a pesar de que Italia y Malta han solicitado en reiteradas ocasiones más medios y financiación para controlar el flujo de inmigrantes que parten, mayoritariamente, de Libia. El naufragio de la pasada noche, parece la gota que colmó el vaso.
Nadie quiere ‘pagar’ más
«La respuesta no está a la altura de la dimensión del problema: el drama que ocurre y el aumento de inmigrantes potencial es enorme», reconocen fuentes de la diplomacia europea. «Todos somos conscientes de que la sangría hay que pararla de alguna manera (…) pero los Gobiernos no están por la labor de dar más medios», insisten.
Si no está claro que los países estén dispuestos a aportar más recursos, tampoco está claro cuál debe ser la hoja de ruta a seguir. España no es partidaria que Frontex asuma competencias de rescate de inmigrantes porque considera que tendría un efecto llamada. «Unos quieren la opción de salvamento y otros quieren parar las cosas en tierra, para parar esa salida masiva».
Inestabilidad política
¿Qué alternativa queda? La que se aplicó en Marruecos y Senegal con razonable éxito: apostar por la cooperación con los países de origen. Sin embargo, en Libia parece difícil de aplicar debido a la inestabilidad política del territorio, con enfrentamientos entre facciones desde la caída de Muamar Gadafi.
Una opción que está sobre la mesa de Bruselas es desplegar tropas en el país, pero, una vez más, la operación militar divide a los países miembros.
Malta, estalla
En este escenario y con la tragedia de fondo, todo el mundo da muestras de voluntad política. El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidió que se actúe ya: «Los europeos nos jugamos nuestro crédito si no somos capaces de evitar estas dramáticas situaciones que se están produciendo todos los días», zanjó.
Pero el más contundente fue el primer ministro de Malta, Joseph Muscat, que ya no soporta la pasividad. Lamentó que su país e Italia están solos, calificó los gestos de complicidad de la UE como cháchara política y continuó con términos igual de duros dirigidos hacia Bruselas.
«En el Mediterráneo se está desarrollando una tragedia, y si la Unión Europea y el mundo sigue cerrando sus ojos, serán juzgados en los términos más duros posibles, como fueron juzgados en el pasado cuando ignoraron genocidios»