Puigdemont se cuela en el Parlament para poner en cuestión a Sánchez

Puigdemont reaparece por videoconferencia en el Parlament. Pone en cuestión al Gobierno porque no asume la autodeterminación de Cataluña

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Carles Puigdemont se dirigió este martes al Parlament de Cataluña por primera vez desde la aplicación del artículo 155, aunque lo hizo por videoconferencia desde Bruselas. Afirmó que comparecía “como un hombre libre desde el parlamento europeo aunque les pese a algunos”.

Precisamente, en la comisión parlamentaria sobre la aplicación del artículo 155, Puigdemont lo calificó de “golpe de Estado contra la voluntad de los catalanes” a partir del que se desarrolló una “operación de venganza”.

Insistió en que la aplicación del artículo 155 de la Constitución fue “un golpe de Estado, una venganza del Estado, no contra los independentistas, sino contra sus 7,5 millones de habitantes”.

Aseguró que se planteó “honestamente” la posibilidad de convocar elecciones anticipadas en octubre de 2017, pero reiteró que no lo hizo porque el gobierno de Mariano Rajoy no le garantizó que no suspendería al gobierno de la Generalitat.

Puigdemont se sintió muy cómodo ante una comisión parlamentaria integrada únicamente por los grupos independentistas y por Catalunya en Comú-Podem. Los representantes de las formaciones constitucionalistas de Ciudadanos, PSC y PP declinaron tomar parte en una comisión que, desde el primer momento, calificaron de propagandista.

Incluso se refirió a la demanda de diálogo con el gobierno de Pedro Sánchez, al indicar que no será fructífero sin una mediación internacional. Todo ello a falta de pocas horas para la reunión del presidente del Gobierno y el titular de la Generalitat, Quim Torra.

En este punto comentó que si el Gobierno niega «el derecho a ejercer la autodeterminación» en Cataluña dará igual que el talante del PSOE sea diferente al del PP porque «la conclusión» será la misma, que es la imposibilidad de dialogar con los representantes del Estado.

Contra los jueces españoles

El expresidente se despachó a gusto en contra de las instituciones españolas, especialmente los jueces. “El Estado español escribió una de las páginas más negras de su historia en octubre de 2017. España fue la de siempre, oscura y tenebrosa”, afirmó.

A preguntas de Marc Palmés, diputado de Catalunya en Comú-Podem, sobre si se arrepentía de algunas de las decisiones que tomó, Puigdemont justificó su actuación por el inmovilismo del gobierno español.

Describió el 155 como la “crónica de un golpe de estado moderno, sin necesidad de tanques en la calle”, en el que el protagonismo no lo tuvieron los militares, sino el rey, el poder ejecutivo, el legislativo y, especialmente, el judicial.

“Mi primera voluntad fue proteger a los ciudadanos de la actuación del  Estado. Su voracidad estaba desbocada y tenía intención de hacer daño. Una especie de placer en la acción punitiva, una pulsión insana de reprimir, de escarmentar”, afirmó. Exigió a las instituciones del Estado que pidieran disculpas por la violencia desplegada en la jornada del 1 de octubre.

Afirmó que “nunca nos convencerán de querer compartir con ellos una patria que llaman España. No queremos ser parte de un país que condecora la violencia policial y reprime los movimientos sociales”.

Concentró sus iras contra el estamento judicial. Incluso afirmó que la justicia europea “reconforta”, al contrario de lo que ocurre en otras salas de vistas en las que “entras ya culpable”. Añadió que “El estado español ha aplicado un Brexit judicial”.

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