Puigdemont desafía a Rajoy con una lectura plebiscitaria del 21-D
Puigdemont pregunta a Rajoy desde Bruselas si aceptará los resultados del 21-D, tras plantear la votación como un plebiscito sobre la independencia
Carles Puigdemont desafía a Mariano Rajoy desde Bruselas, la capital de la Unión Europea, a que acepte los resultados del 21-D como un plebiscito sobre la independencia. Denuncia, además, “la politización de la justicia” y de mostrar su rechazo por la querella de la fiscalía, que pide hasta 30 años de prisión por el delito de rebelión, sedición y malversación.
Puigdemont, rodeado de hasta siete exconsejeros de la Generalitat, no ha pedido el exilio político desde Bruselas, sino que ha aprovechado la ocasión para aceptar el envite de las elecciones autonómicas, que las plantea como un combate “político”, para rechazar la aplicación del 155 de la Constitución, y para ganar la independencia.
Con ello, Puigdemont aterriza en la realidad y asume las elecciones autonómicas, que ve, en cambio, como una ocasión para mostrar la fuerza del independentismo, con el objeto de que se acepte lo que surja de las urnas.
El expresidente de la Generalitat insiste en que no escapará de la justicia, pero que presentará la batalla política. Y con la idea de lograr levantar el ánimo del bloque soberanista, Puigdemont insistió en preguntar a Rajoy “si respetará” los resultados del 21-D.
Puigdemont insiste en que el 155 ha puesto en marcha «la demolición institucional» de Cataluña
Puigdemont insiste en denunciar al gobierno español por impulsar las acciones de la fiscalía, que acusa al ex presidente catalán y a los miembros de su gobierno de los delitos de rebelión, sedición y malversación. “No se puede construir la república de todos desde la violencia, todo el movimiento soberanista ha rechazado la violencia”, insiste Puigdemont. Se refirió en diversas ocasiones a la actuación policial durante el 1-O.
“No escaparemos a la justicia, pero nos enfrentaremos políticamente”, incidió Puigdemont, con la acusación de que se ha puesto en marcha, con el 155, “la demolición institucional” de la Generalitat.
La actuación de Puigdemont en Bruselas ha creado recelos en su partido, el Pdecat, cuya dirección no sabía en la mañana del lunes los planes del viaje del expresidente. A pesar de insistir en su situación personal y la de sus consejeros, por la actuación de la fiscalía, Puigdemont no pide el asilo político, como se había considerado, pero sí afirma que desea garantías de un trato “judicial justo”.
El bloque independentista podría levantarse de nuevo para ganar por mayoría absoluta el 21D
Lo que hace Puigdemont, en todo caso, es aterrizar con todas las consecuencias en la nueva situación, al aceptar las elecciones del 21 de diciembre, que plantea, de nuevo, como una oportunidad para ganar la independencia, si el bloque soberanista obtiente la mayoría absoluta.
Exdirigentes del PP, como Jaime Mayor Oreja, precisamente, han asegurado en las últimas horas que “el peligro” del 21-D es que se pueda transformar en una especie de referéndum, en el que se logre una enorme participación, sin que, después, se pueda poner en duda la legitimidad de los comicios, que convoca, precisamente, Rajoy.
Ese es un reto para el Gobierno y para todo el bloque constitucional, en función de los resultados, pero también lo es para el soberanismo, que se encuentra con el pie cambiado desde que Rajoy decidió el pasado viernes que el 155 se transformaría, en realidad, en una convocatoria electoral inmediata.
El independentismo podría motivarse de nuevo, pero se encuentra ahora ante un hecho incuestionable, que denuncian los propios referentes del independentismo en sus tribunas y en las redes sociales: no había nada preparado después de proclamar la república catalana.
Y eso ha causado desazón y desconcierto, con dos acusados directamente, el ex consejero de economía, Oriol Junqueras, y el ex consejero de relaciones institucionales, Raül Romeva.