Puigdemont consuma su venganza contra Iceta
El lĂder huido impone su lĂnea dura en el grupo de Junts per Catalunya, donde habĂa voces favorables a la designaciĂłn de Iceta como senador
Carles Puigdemont disfrutará este jueves de su particular venganza contra Miquel Iceta, un dirigente con el que nunca ha mantenido el menor feeling. El Parlament de Cataluña votará este jueves en contra de la designación de Iceta como senador y, así, descarrilará su carrera como presidente del Senado.
No quería Puigdemont conceder a Iceta un premio tan goloso como la tribuna presidencial del Senado después de que el líder del PSC haya participado en todas las decisiones políticas que le han afectado personalmente: desde la aplicación del artículo 155 en Cataluña hasta las trabas para ejercer como telediputado del Parlament desde Bruselas.
Puigdemont, a diferencia de otros dirigentes de CDC que siempre han mostrado su consideración por Iceta, nunca lo ha tratado con simpatía. Lo tiene por un dirigente atornillado a los cargos públicos desde hace 30 años y no por el político experto en muñir acuerdos (un reconocimiento que ha recibido de otros adversarios).
El líder huido esperaba algún gesto del líder del PSC desde que emprendió su fuga. Esperaba, al menos, alguna llamada telefónica a Waterloo o algún tipo de palabra que mostrara su respeto a un candidato con miles de votos en el bolsillo. Pero Iceta se ha cuidado mucho durante este tiempo de dar un paso semejante.
La línea dura de Puigdemont
Por eso, ahora, llegada la ocasión tan propicia para la venganza, Puigdemont no ha dudado en imponer su línea dura en el grupo de Junts per Catalunya (JpC). Había voces en JpC que veían con buenos ojos la futura elección de Iceta como presidente del Senado. Veían incluso una ocasión para negociar contrapartidas con el PSOE. Incluso los presos de Junts per Catalunya veían una ventana de oportunidad para hacer política.
Pero Puigdemont ha cerrado todas las puertas. En esta ocasión lo ha tenido sencillo, puesto que el veto a Iceta anunciado por ERC ha facilitado enormente sus deseos. El líder huido, partidario del «no a todo» —tal y como admiten voces del Pdecat—, se ha salido con la suya sin mucho esfuerzo.
Ha bastado con acogerse a unas recientes declaraciones de Iceta, que anticipó que votaría a favor del 155 como presidente del Senado si se vulnera la Constitución, para justificar el voto en contra de Junts per Catalunya. «Iceta ha anunciado que estaría dispuesto a votar el 155. Eso no es un mínimo de cortesía parlamentaria», argumentó el portavoz de JpC en el Parlament, Albert Batet.
En este contexto se producirá este jueves la fallida votación del líder del PSC como senador. Va a ser un día de gestos, detalles y miradas en el Parlament de Cataluña, aunque la reacción más morbosa se producirá en Waterloo. Nadie estará tan satisfecho como Puigdemont, saboreando su venganza.