Puigdemont acusa al Estado de filtrar sus conversaciones relacionadas con Rusia

La oficina del expresidente acusa a España de "juego sucio" para derrotar al independentismo y estudia acciones legales por "revelación de secretos"

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en la manifestación ‘Omplim Brusel·les’ del 7 de septiembre de 2017 / Julio Díaz (JxCat)

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El informe de inteligencia europea, que presuntamente conectaría al expresidente Carles Puigdemont con la inteligencia rusa, ha provocado una aireada reacción desde las filas de Waterloo. La oficina del prófugo, instalada en Barcelona, ha acusado al Estado Español de filtrar las conversaciones privadas y aseguran que estudian acciones legales.

«La revelación de conversaciones privadas, que no tienen nada que ver con un delito, es un instrumento más de la guerra sucia que el Estado Español practica contra Cataluña, con el intento antidemocrático de liquidar un movimiento legítimo, legal y democrático que cuenta con el 52% de voto popular en las últimas elecciones nacionales catalanas», explica el comunicado.

El gabinete del expresidente ha asegurado que «estudian emprender acciones legales en el Estado Español, y en otros estados si es necesario, ante la posibilidad de que se haya cometido algún delito de revelación de secretos oficiales, ya que todas las evidencias señalan que la información ha llegado a algunos medios antes de que se levantara el secreto de sumario».

En el texto, también insisten en que las actividades internacionales llevadas a cabo por la oficina del expresidente, así como de su jefe, Josep Lluís Alay, y del responsable de su equipo jurídico, Gonzalo Boye, «son perfectamente legales y tienen como objetivo contribuir a la resolución democrática del conflicto entre Cataluña y España».

Las conexiones rusas de Alay con Rusia

Las reacciones se han producido tras la exclusiva del New York Times, que ha vinculado a Josep Lluís Alay con la inteligencia rusa. El asesor principal del expresidente se reunió con funcionarios rusos, exoficiales de inteligencia y el nieto de un maestro de espías del KGB para asegurar la ayuda de Rusia al proceso separatista.

Los documentos confidenciales a los que ha tenido acceso el citado diario indican que la relación con Rusia fue más allá de un mero encuentro diplomático. Los funcionarios con los que el asesor del expresident mantuvo encuentros estaban involucrados en una guerra híbrida del Gobierno ruso contra occidente.

El pasado mes de noviembre, el titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, aseguró en un auto que tenía la sospecha de que pocos días antes de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), Rusia ofreció a Cataluña el traslado de 10.000 soldados y pagar la deuda catalana. Sin embargo, según informó El Periódico, Puigdemont rechazó la propuesta.

Para el Kremlin, el apoyo a los independentistas era una estrategia para provocar divisiones en Occidente. Los de Vladimir Putin no solo se acercaron a Cataluña, sino que también ofrecieron su ayuda a partidos de extrema derecha españoles, según el informe europeo. Y lo mismo ocurrió en Italia, donde los rusos quisieron financiar al partido ultraderechista La Liga.

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