Puigdemont abroncó al cardenal Omella por su homilía
El presidente catalán le reprochó, tras su misa en la Sagrada Familia, el acento en la “unión”, y en su crítica a la “división”, además de no usar el catalán
Mar de fondo en la iglesia catalana. El problema político en Cataluña se ha trasladado también a la iglesia, tras conocerse los reproches que lanzó el presidente Carles Puigdemont al cardenal Juan José Omella tras su homilía en la Sagrada Familia tras los atentados terroristas en Barcelona el pasado 20 de agosto. Acababa la misa, Puigdemont siguió a Omella hasta la sacristía, como explica la web religiosa germinansgerminabit, que se hace eco de las protestas del colectivo Església plural, que lidera Josep Torrens. Y allí le recriminó que no se refiriera en la homilía a su cargo, como presidente de la Generalitat, y que sólo hablara de “autoridades autonómicas y locales”, que no utilizara el catalán, y que pusiera el acento en la exigencia de unidad, con una frase que provocó urticaria en el bloque independentista: “La unión nos hace fuertes mientras que la divisón nos corroe y nos destruye”.
Fuentes del entorno del president admiten a ED que Puigdemont le lanzó una «importante bronca». En el comentario en la web germinansgerminabit se asegura que el tono de Puigdemont fue “hierático y disciplente”, y que repitió que el mensaje de Omella era “inaceptable”.
Puigdemont le recriminó a Omella que no le nombrara como presidente de la Generalitat
La explicación, como si fuera un eco de Puigdemont, la ofreció Torrens, como portavoz de Església plural, dejando constancia de que el soberanismo ha impregnado todos los ámbitos de la sociedad catalana. Según Torres, uno de los principales reproches se centra en la no utilización del catalán, “Sus principales intervenciones, todas en castellano, han tratado a las autoridades catalanas de una forma poco adecuada, tanto al presidente de la Generalitat como a la alcaldesa de Barcelona, a los que en ningún momento se les nombró por su cargo, sino con un genérico ‘autoridades autonómicas y locales’, mientras que sí mencionó al rey, al presidente español y a la vicepresidenta. Incluso el mensaje que se leyó del secretario de estado del Vaticano, en nombre del Papa Francisco, fue más sensible con la realidad catalana que las palabras del arzobispo Omella”, aseguró en una nota redactada de inmediato.
Otro de los reproches de Església plural, los mismos que lanzó Puigdemont a Omella, como también ha aludido Libertad digital, se centra en el agradecimiento de Omella a las fuerzas de seguridad del estado, “sin mencionar al cuerpo de los Mossos d’Esquadra, que han llevado el peso de la actuación policial y la coordinación de una forma ejemplar y con un reconocimiento internacional y de la ciudadanía”. La cuestión central, sin embargo, es que Omella pronunció una expresión que ha causado un enorme malestar en un momento de enfrentamiento entre el gobierno catalán y el gobierno español. “La unión nos hace más fuertes mientras que la divisón nos corroe y nos destruye”, unas palabras que, según Torrens, “parecían sacadas de cualquier discurso del presidente Rajoy o de otros miembros del gobierno español”.
Junqueras quiso reunirse pocos días después con el abad de Montserrat, Josep Maria Soler
Omella, que fue nombrado cardenal de Barcelona el pasado mes de junio, se ha pronunciado en sus entrevistas públicas a favor del “diálogo”, y con el ánimo de evitar cualquier “enfrentamiento”, en alusión al problema político que se vive en Cataluña. Església plural, que corrió para secundar a Puigdemont en sus quejas, considera que Omella “aún no ha podido o no ha querido entender a la sociedad catalana, que mayoritariamente percibe a las instituciones de su país como la expresión de su soberanía y no como unos meros entes descentralizados”. (…) “Esa falta de sensibilidad también se ha transmitido por el uso que se ha hecho del catalán, ya que ninguno de los principales parlamentos se ha realizado en la lengua propia del país”.
Esa relación de Puigdemont con Omella contrasta con la buena disposición que muestra el vicepresidente Oriol Junqueras con otra figura central de la iglesia catalana, la del Abad de Montserrat, Josep Maria Soler. Junqueras se entrevistó con Soler en el Monasterio de Montserrat días después, el 24 de agosto, en un almuerzo en que debatieron sobre los atentados y la situación política por espacio de más de dos horas.