El Pdecat somete a las bases su relación con Puigdemont
Las asambleas territoriales del Pdecat decidirán en septiembre el encaje con JxCat entre la sombra alargada de Puigdemont y el riesgo de escisión
Sin más margen para seguir postergando una decisión pendiente desde hace muchos meses, el Pdecat ha dado el pistoletazo de salida del proceso interno en el que tendrá que definir su relación con Junts per Catalunya (JxCat) y con la Crida Nacional per la República. Es decir, con Carles Puigdemont. Y lo cerrará este septiembre, convertido en el mes clave para esa reordenación del espacio posconvergente que sigue sin resolverse.
Asediado por el pressing que ejerce Puigdemont, que controla tanto la marca Junts per Catatalunya (JxCat), en la que está integrada el Pdecat, como la Crida, su nuevo artefacto político, el presidente del Pdecat, David Bonvehí, se ha decidido finalmente a someterse a los designios de las bases de la formación heredera de la antigua Convergència.
Así, la ejecutiva del partido acordó este jueves iniciar el próximo lunes un proceso participativo que ha bautizado con el nombre de «Encaramos el futuro» y que se vehiculará a través de las asambleas locales del partido.
No se trata de una consulta estructurada en base a una pregunta. Lo que propone la dirección es un debate estructurado en base a tres ítems que, tal y como han sido formulados, ejemplifican la desorientación en la que está instalado el partido, porque no queda claro dónde acaba uno y empieza el siguiente. Juzgue el lector: los epígrafes son «la utilidad de los partidos políticos en la actualidad», «el futuro del Partit Demòcrata» y «el análisis y visión del proyecto en el futuro».
Riesgo de escisión en el Pdecat
El calendario para dirimir ese ser o no ser es ajustado: la previsión es concluir el proceso el viernes 20 de septiembre. Es decir, el plazo que se da el partido para definir su estrategia futura y su encaje definitivo en JxCat es de apenas tres semanas, y se acaba justo el día antes de la reunión que tienen previsto celebrar en Poblet el sector del partido más crítico con la supeditación a Puigdemont y su entorno.
En esa corriente es en la que se ubican la ex coordinadora general Marta Pascal, purgada hace un año por el expresident y que ya hace meses que amaga con una posible escisión, o los exdiputados en el Congreso Carles Campuzano y Jordi Xuclà. A nadie se le escapa que el resultado de ese encuentro del sector crítico está directamente vinculado a la dirección que decida tomar el partido a lo largo de estas tres semanas decisivas.
El proceso participativo se encabalga además con la reactivación de la Crida, en estado de hibernación desde que se constituyó a principios de año y que ahora se reactiva en el marco de la estrategia de Puigdemont para fagocitar definitivamente al Pdecat. La Crida tiene agendada una asamblea en Barcelona el 17 de septiembre para constituir sus sectoriales. Es decir, para activarse políticamente.
Bonvehí, de uñas con la Crida
El lunes, Bonvehí le lanzó un dardo a la Crida. «Si quiere ser el relevo del Pdecat o quiere representar lo que representaba el Pdecat, que se diga, pero creo que el espíritu fundacional de la Crida era otra cosa», disparó en una entrevista en Europa Press, en la que recordó que en su momento, el nuevo movimiento puigdemontista se vendió como un espacio aglutinador del catalanismo.
Esa insistencia busca dejar claro que la Crida, con la que precisamente este jueves Quim Torra retomaba su ronda de contactos en busca de ese Santo Grial que es la respuesta unitaria a la sentencia del procés, no puede ser considerado un actor más al que incluir bajo el paraguas de JxCat, lo que restaría peso relativo al Pdecat dentro de esa reordenación del espacio posconvergente que se supone que encara ahora su recta final.
En todo caso, el secretario general de la Crida, Antoni Morral, aseguró también este jueves que no se plantean ocupar «ningún espacio político» y que su intención sigue siendo la misma que al principio: la de mantenerse al margen de los partidos y ejercer de «espacio de la unidad» independentista, algo que es notorio que de momento no han conseguido.