¿Puede Sánchez-Camacho negociar con CiU?
La presidenta del PP catalán busca cómo rehabilitarse después del escándalo de La Camarga
Contundencia verbal, críticas, pero también sonrisas, complicidades, y puntos de encuentro. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que ha llevado a su partido a las cotas más altas de representación en el Parlament, después del ex ministro Josep Piqué, tenía una buena relación con el President Artur Mas.
Discrepancias, sí, pero intereses comunes, que siempre se pueden presentar mejor si hay una confianza personal. Y Sánchez-Camacho votó los presupuestos de 2011 y 2012 con CiU. Mas, acometió, con ese apoyo parlamentario, los primeros recortes en sanidad y educación. “Se ha abierto una etapa de colaboración entre CiU y PP”, aseguraba Sánchez-Camacho.
Las cosas han cambiado. Es evidente. La situación política, desde el verano de 2012, cuando CiU promovió y se sumó a la manifestación independentista de la Diada del 11 de septiembre. El President Mas eligió otro camino, político, y el PP de Sánchez-Camacho se distanció.
Relaciones rotas
Pero lo que ha ocurrido ahora es otra cosa. Mientras hace apenas unos meses, dirigentes de CiU, principalmente de Unió, consideraban la posibilidad de acercarse al PP catalán, y buscar la abstención de los populares en los presupuestos de 2014, con el objeto de iniciar una etapa distinta que no obligara a la federación nacionalista a depender de ERC, el escándalo de La Camarga ha roto muchas relaciones.
El juzgado de instrucción número 14 ha obligado a la publicación El Triangle a retirar la grabación que había colgado en su web entre Sánchez-Camacho y la ex novia de Jordi Pujol Ferrusola, Victoria Álvarez, después de la denuncia de la dirigente del PP. Pero esa grabación ha trascendido, ya sea a través de fragmentos o en su totalidad. Y la cúpula de CiU no podrá mantener, a partir de ahora, una relación de confianza con una dirigente que se expresa con todo lujo de detalles con la ex pareja sentimental del hijo mayor de Jordi Pujol.
Debilitada
Sánchez-Camacho ha quedado muy debilitada de esta situación, como admiten diferentes dirigentes políticos. La presidenta del PP llegó a un acuerdo con Método 3, la empresa que grabó la conversación, a cambio de 80.000 euros. Con ello retiraba la demanda civil que había presentado, para llegar “hasta el final”, y saber quién había encargado esa grabación.
Eso desconcertó a su propio partido. Y Sánchez-Camacho ha querido rectificar, presentando un recurso de reforma contra la providencia que acabó dictando la juez instructora del caso. En ella, la juez ordenaba que se siguiera investigando el espionaje por la vía penal y se apartaba a la presidenta del PP catalán, tras su acuerdo.
Sánchez-Camacho entiende ahora que se puede seguir investigando, siguiendo el hilo argumentativo de la Fiscalía, porque saber el responsable de esa grabación es de interés público, ya que ella es senadora y diputada, y representa a miles de ciudadanos.
¿Rehabilitada políticamente?
Perfecto, pero ¿con ello se podrá rehabilitar políticamente? Fuentes de su propio partido aseguran que hay que esperar, que, en breve, se levantará el secreto del sumario, y se esclarecerá todo el asunto. Sánchez-Camacho está tocada, ¿pero tanto como para renunciar a seguir liderando el PP catalán? Nadie en su partido contesta a esa pregunta, por ahora.
Pero el otro asunto es más peliagudo. “¿Alicia?, lo de La Camarga….es definitivo, qué se puede negociar con alguien así?”, asegura un dirigente de Convergència. Otros dirigentes mantienen la distancia, aunque no tienen ninguna simpatía por el hijo de Jordi Pujol, al que consideran un hombre de negocios sin muchos escrúpulos.
La cúpula de CDC no le perdona a Sánchez-Camacho que, al margen de participar en esa grabación, mantuviera una información para poder sacar un beneficio político, sin denunciar ante Fiscalía, si vio motivos para ello, el presunto caso de corrupción que Victoria Álvarez le pudo explicar sobre Jordi Pujol Ferrusola. Entre la grabación y su conocimiento público pasaron más de dos años.
¿Negociar con Madrid?
CiU querría reorientar su proyecto político, o, por ahora, una parte no menor de Convergència, y una parte más mayoritaria de Unió. Pero, ¿con qué interlocutores, en el caso del PP? Siempre queda Madrid, y la cúpula del PP “nacional”, con Mariano Rajoy al frente. Pero en Catalunya, alguien se debe prestar en las negociaciones.
Y no será, esta vez, con Sánchez-Camacho.