PSOE y Podemos intentan sofocar la guerra de ministros

Los dirigentes de PSOE y Podemos tratan de aliviar la tensión interna del gobierno de coalición tras una semana de enfrentamientos

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En ocasiones, el nombre no hace la cosa. PSOE y Podemos previeron después de firmar su pacto de gobierno que las discrepancias entre ambos podían ser inevitables y dejaron creada «una comisión de seguimiento» a la cual acudir cuando las cosas se torcieran. Pues bien, las cosas se han torcido y no ha quedado más remedio que precipitar este mismo viernes una reunión de su comité de crisis, ese mismo que bautizaron como «comisión de seguimiento».

Solo han pasado dos meses desde que el ejecutivo de coalición se puso en marcha, pero ha sido tiempo suficiente para comprobar que existe una guerra abierta entre ministros, mayoritariamente entre los del PSOE y los de Podemos, aunque no se puede hablar del malestar interno en el Gobierno sin referirse al inacabable pulso que mantienen desde la legislatura pasada la vicepresidenta Carmen Calvo y el todopoderoso Iván Redondo, el jefe de gabinete de Pedro Sánchez.

Las tensiones habituales entre Calvo y Redondo se han incrementado esta semana, a raíz de la crisis del coronavirus, puesto que la comisión interministerial que debía ponerse en marcha para abordar el coronavirus bajo la batuta de la vicepresidenta apenas ha hecho nada. ¿Por qué? Porque Calvo tiene muchos frentes abiertos, no solo con Redondo, sino también con la ministra de Igualdad, Irene Montero, (Podemos), con quien compite a feminista. 

Los analistas de La Plaza comentan en el episodio de esta semana los choques del gobierno de coalición

Pero Montero también esta reñida con el titular de Justicia (Juan Carlos Campo, PSOE) a cuenta de la ley de libertades sexuales. Y, por si fuera poco, en la trifulca entre ambos ha terciado el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que acusó al ministro de «machismo frustrado».

No acaban aquí los duelos, puesto que también ha habido uno entre Sanidad (Salvador Illa, PSC) y Trabajo (Yolanda Díaz, Podemos), que algunos no logran explicarse si no es porque Iglesias dio la orden a una de las suyas de marcar perfil propio con la crisis (económica) del coronavirus y publicar una guía de actuación para empresas y sindicatos. 

El pulso llega al Congreso

Todo ello sin contar las dinámicas en el Congreso, donde también hay fricciones, en este caso porque Podemos le tiene ganas al Rey después de saberse que Corinna Larsen, antigua amiga de Juan Carlos I, atribuye al Monarca una supuesta donación de 65 millones (acaso procedentes de un presunto cobro de comisiones ilegales por la obra que OHL realizó del AVE a la Meca). Podemos le tiene ganas al Rey, pero el PSOE se niega a traspasar la línea de «inviolabilidad» del jefe del Estado.

En este barrizal andan metidos los socios de la coalición progresista, que no han tardado en aprender el discurso de «los debates son normales». Tan normales que PSOE y Podemos debían verse el jueves en un principio para sofocar el incendio, pero decidieron precipitar su reunión a este viernes para restañar alguna herida antes del Día de la Mujer, que se conmemora este domingo, e intentar proyectar alguna escena de unidad a pesar de que, a estas alturas, no hay ninguna garantía de que vaya a ser así, sino más bien al contrario.

En todo caso, el PSOE quiso enterrar el hacha de guerra al comentar que «el trabajo conjunto de la coalición se basa en el diálogo constante, que hace mucho más fuerte al gobierno de coalición». Falta por ver si esta hueca declaración resuelve algo antes del domingo, momento en que se podrá visualizar si PSOE y Podemos acuden por separado al Día de la Mujer o si asisten de la mano. 

 

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