Así ha influido la cárcel en los presos del procés: «Los ‘Jordis’ salen aún más combativos”
Funcionarios de Lledoners y Puig de les Basses han comprobado cambios significativos de comportamiento en algunos de los líderes independentistas indultados por el Gobierno
Los nueve indultados del procés salieron de la cárcel protagonizando, en líneas generales, el mismo discurso. El objetivo era transmitir unidad y plena adhesión al proyecto independentista. No obstante, y más allá de las palabras, “no todos tienen ganas de seguir con las reivindicaciones”.
Es la conclusión a la que han llegado los funcionarios de Lledoners y Les Basses, las dos cárceles en las que los presos del 1-O han cumplido la mayor parte de su condena: “Algunos de ellos salen igual que hace tres años. Otros, sin embargo, han cambiado mucho”.
Así lo asegura a Economía Digital un técnico de los Servicios Penitenciarios de Cataluña, en contacto constante con los trabajadores de ambas prisiones. Unos empleados que han sido testigos de la estancia en la cárcel de los nueve presos a los que el Gobierno aplicó la medida de gracia.
El testimonio de estos funcionarios apunta a Carme Forcadell como la política “más arrepentida” tras su paso por prisión: “Si hay que poner la mano en el fuego por alguno de ellos, en el sentido de que no volverían a actuar como en 2017, sin duda todos apostarían por ella”.
Trabajadores de Puig de les Basses explican que han sido, precisamente, estos últimos meses, los más duros para la ex presidenta del Parlament: “Cuando disfrutaba del régimen semiabierto siempre iba muy cargada. Siempre temió que el Supremo le retirara el tercer grado, como finalmente pasó”.
Esa incertidumbre, unida al “desgaste” de estos tres años, hizo mella en Forcadell, al igual que no estar cerca de su madre y de sus nietas: “Casi, se podría decir que se arrepiente de lo que hizo, porque le llevó a prisión. Ella, sin duda, no repetirá su actuación pasada”.
Tampoco está dispuesto a volver a las andadas, según los informes de la Junta de Tratamiento y los propios funcionarios de Lledoners, Joaquim Forn. Ya al entrar en la cárcel deslizó su arrepentimiento, y en estos tres años ha mantenido un “perfil bajo”, alejado de la “actividad” de otros presos del 1-O.
Oriol Junqueras fue, en ese sentido, el condenado “más activo”, en lo que a visitas políticas se trataba: “Nunca dio la sensación de arrepentirse de su actuación en 2017. Asumió la condena, aunque buscaba entretenimiento para no caerse anímicamente”. Además, “ha seguido muy de cerca la política catalana”.
Si el presidente de ERC no ha perdido el contacto de lo que se decidía en el Palau de la Generalitar, Jordi Sànchez tampoco le ha andado a la zaga. El secretario general de Junts ha recibido, como el líder de Esquerra, “innumerables visitas institucionales” en la cárcel.
La diferencia entre ambos, sin embargo, es que “Junqueras ha rebajado el tono tanto de puertas para fuera como para dentro”. Justo lo contrario que Sànchez: “Tanto él como Cuixart no muestran ningún tipo de arrepentimiento. Los ‘Jordis’ salen aún más combativos«.
La actitud de Cuixart, de hecho, es la que más ha sorprendidos a los funcionarios de Lledoners: “Se siente injustamente condenado y eso le ha generado más ganas de ‘volver a dar guerra’, como él mismo aseguraba”.