¿Por qué los empresarios quieren una mayoría absoluta de CiU?
Mas podría negociar de tú a tú con el Gobierno español para reconducir la situación y bajar la tensión tras el 25N
Un mensaje directo: “No hace falta significarse demasiado, simplemente hace falta no ir en contra”.
Un consejo: “Hay que hacer entender en todos sitios que este país está cambiando y tiene derecho a ser escuchado, respetado y ayudado, y se debe hacer entender en privado, si es necesario, como me consta que ya lo hace mucha gente”.
Un escenario: el Hotel Palace.
Un público: empresarios, directivos, personalidades de la sociedad civil.
Éste ha sido el acto central de esta semana que puede resultar clave para el futuro de Catalunya. El protagonista no es otro que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien pidió al mundo económico que, si está en contra del proceso independentista, haga el favor de permanecer en silencio, y que no cometa, lo que, a su juicio, puede ser un error importante. Un error que, según el entorno de Artur Mas, sí cometió el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara.
Todos, a por el voto a CiU
Mas evidenciaba una cuestión que han interiorizado, sin ayuda de nadie, los empresarios catalanes, los de pequeñas y medianas empresas, y, principalmente, los de las grandes empresas.
Todos ellos quieren que el 25 de noviembre se produzca un resultado muy concreto, aunque admiten que no hay nada garantizado y que la política a partir de los próximos meses puede depararles sorpresas desagradables. Todos ellos desean, en cualquier caso, una mayoría absoluta de CiU.
Y ese mensaje de Mas, en público, que llegaba el pasado lunes, se relacionaba con esa convicción.
Si gana CiU por mayoría absoluta, el próximo gobierno de la federación nacionalista, con Artur Mas al frente, tratará de reconducir las cosas. Todo ello no implica que Mas renuncie al proceso soberanista ni al referéndum que ha planteado, pero facilita a todos la vida.
Negociación dura, pero negociación
Mas podrá, en esa situación, hacerse querer. Fuentes del gobierno catalán aseguran que, esta vez, se produciría un hecho totalmente nuevo: una negociación de tú a tú entre dos gobiernos, el español y el catalán, con mayorías absolutas. Nunca se ha producido esa circunstancia. CiU negoció con el PSOE en minoría en 1993. También con el PP en minoría en 1996. Y en 2000, el PP tenía mayoría, pero no CiU.
Y las mismas fuentes señalan que Mas esperará el gesto de Mariano Rajoy. Deberá ser el presidente español, se asegura, quien tome la iniciativa, con una agenda amplia de reformas, con una alta capacidad de negociación. En caso contrario, Mas seguirá el guión que ha establecido. Y ya se verá.
Dedicación exclusiva
Por ello, Mas se ha dedicado esta semana, y lo seguirá haciendo en toda la campaña electoral, a incentivar a los empresarios a que, si se pronuncian, lo hagan a favor de la independencia para sumar el máximo apoyo a la causa de CiU. Porque, si el tejido empresarial no tiene miedo, el grueso de la sociedad catalana acabará movilizándose y apoyando a Mas.
Algunas muestras de esa dedicación:
Lunes 22, el foro de Barcelona Tribuna; Miércoles 24, cena anual de Pimec con jóvenes empresarios; Viernes 26, desayuno coloquio con Pimec; Viernes 26 noche; Nit de l’Empresari, organizada anualmente por CECOT, Terrassa, con su presidente, Antoni Abad, totalmente volcado a la causa.
De forma paralela, apariciones televisivas y radiofónicas centradas en el llamamiento a los empresarios. Objetivo: casi cumplido.
Tensa espera
Los empresarios hablan en privado. “No valoraremos nada, que hablen los ciudadanos, que se expresen y ya esperaremos al día 25 por la noche”. ¿Y al día siguiente? “Ya hablaremos, ya nos posicionaremos, pero ahora no es el momento”,asegura un empresario y directivo barcelonés.
Ese tejido empresarial confía en CiU, y rechaza que otras fuerzas políticas puedan entorpecer o agravar las cosas. Especialmente Esquerra Republicana, aunque admiten que la nueva dirección, con Oriol Junqueras al frente, está especialmente próximo a CiU, en comparación con la ERC de Joan Puigcercós o de Josep Lluís Carod-Rovira. Pero mejor no tentar a la suerte. Del PSC, no se espera gran cosa, pero mejor si no queda extremadamente debilitado.
Y CiU, en caso de mayoría absoluta, navegaría con una gran legitimidad política. Pero, toda esa fuerza sería para reconducir la situación. “Es difícil mantener la actual tensión durante meses”, admiten fuentes cercanas al Govern.
El desencanto
¿Pero, hay otro problema que preocupa a CiU y a los propios empresarios? Sí, la mayoría absoluta se consigue, se intenta una negociación, pero, ¿se entenderá?
Colectivos como la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), que organizó la manifestación independentista de la Diada de l’onze de setembre; medios de comunicación proclives a completar ya el camino trazado y conseguir un estado propio, tras el referéndum de independencia; articulistas; asociaciones de todo tipo; líderes de opinión influyentes…Todos ellos podrían generar una gran presión, que podría debilitar al president Mas.
Reflexiones del entorno del president:
Sí, pero ese es el riesgo que se está dispuesto a correr. Aguantar la presión y bajar la tensión. Sí, pero el gobierno español debe ayudar.
Antes que el referéndum de Escocia
Y la negociación debe ser fructífera, y rápida. Mas ha dado pruebas en los últimos días de que no quiere convocar un referéndum si no tiene garantías de que lo puede ganar.
Y el entorno del president Mas cree que el referéndum de Escocia, en el 2014, lo perderán los independentistas escoceses. Así que si se convocara en Catalunya, mejor antes de la fecha escocesa. En caso contrario, con una derrota en Escocia, los ánimos de muchos catalanes que ahora se han apuntado a la causa independentista más por resultar una cierta moda y por valorar que puede ser rentable económicamente, sin estar plenamente convencidos, podrían verse mermados en su entusiasmo.
Ese es el mensaje que traslada la cúpula de CiU a los empresarios, y éstos lo han entendido perfectamente. Mayoría absoluta para reconducir las cosas y silencio hasta las elecciones si se está en contra, claro.
Pero, ¿y los imponderables? De eso nadie puede saber nada ahora, porque son imponderables.