Podemos se pone en marcha para derribar la alianza con Ciudadanos

El pacto oculto del PSOE, Podemos y Bildu para derogar la reforma laboral deja en fuera de juego a Ciudadanos tras votar la prĂłrroga del estado de alarma

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Es pronto para decir que la crisis sanitaria está bajo control. Es tarde, en cambio, para afirmar que se avecina una crisis económica, puesto que la destrucción de la riqueza avanza de forma voraz. Pero no es ni pronto ni tarde para atreverse con pronósticos sobre el alcance que va a tener la crisis política derivada del coronavirus. ¿La pandemia se va a llevar al Gobierno por delante?

Unidas Podemos es de los que piensa que es posible y que la única manera de evitarlo es recomponer el llamado bloque de investidura (ERC) o, lo que es lo mismo, destruyendo la alianza con Ciudadanos.

El líder de Podemos y vicepresidente tercero del Gobierno, Pablo Iglesias, se ha cuidado en los últimos de no violentar a Ciudadanos con críticas e incluso ha distinguido al partido naranja como «la derecha civilizada». Iglesias ha evitado provocar con sus palabras a Cs, puesto que era uno de los pocos partidos que se prestaban a apoyar una prórroga del estado de alarma. Pero ha optado por crispar a los de Inés Arrimadas de otra forma: por la vía de los hechos.

¿Cómo? Pactando, por ejemplo, con EH Bildu una derogación de la reforma laboral del PP que, si bien no será «íntegra» —tal y como se anunció en un comunicado al término del pleno en el Congreso—, sí que será de envergadura.

En un comunicado de rectificación a medianoche, el PSOE diluyó la derogación inicialmente pactada con Bildu y anunció que tumbará, entre otros aspectos, la la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad, algo que el consejo de ministros ya anuló en febrero.

El pacto oculto con Bildu 

PSOE, Podemos y Bildu se ocuparon de no desvelar pacto antes del pleno. Lo fraguaron de forma clandestina para no desbaratar la alianza con Cs: ése es el precio que exigieron PSOE y Podemos a los abertzales para cerrar el trato.

Con los votos de Ciudadanos ya entregados a la prórroga del estado de alarma, se hizo el anuncio de la derogación exprés de la reforma laboral que también supondrá, por ejemplo, el fin de la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales.

Aturdido, Ciudadanos enmudeció y solo el eurodiputado Jordi Cañas acertó a decir algo. «Es fácil prometer lo que no puedes cumplir», dijo en alusión a que PSOE, Podemos y Bildu no se bastan para derogar la reforma laboral en el Congreso.

Pero ERC no tardó ni unos minutos en anunciar con toda claridad que dará sus votos al acuerdo alcanzado entre el Gobierno y Bildu. Así que de un plumazo, el bloque de investidura recompuso mínimamente su frágil alianza. «Es una buena propuesta y la vamos a votar», anunció el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

Otra ofensiva de Colau

En paralelo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ordenó otra ofensiva a sus dirigentes en la línea de rehacer la alianza con ERC y acabar de una vez por todas con la aventura con Cs.

Su hombre fuerte en Madrid, Jaume Asens, abanderó de nuevo la necesidad de recomponer los puentes con Esquerra, convencido de que el pacto con Cs es pan para hoy y hambre para mañana.

En realidad, no hacía falta que Colau pusiera mucho empeño en nada puesto que Bildu se encargó de colocar un artefacto político al término del pleno en el Congreso suficiente como para sacudir la sede entera de Ciudadanos. 

La portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, casi siempre ácida, se apresuró a comentar el acuerdo entre PSOE, Podemos y Bildu: «Sinceramente, no entiendo cómo Ciudadanos ha podido apoyar esta tramposa y lesiva prórroga».

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