Podemos pide a Sánchez «otras concesiones» a PNV y Bildu a cambio de aprobar la reforma laboral
El Gobierno debe aprobar la norma en el Congreso, tras el acuerdo con patronal y sindicatos, y sus socios del PNV y Bildu rechazan el texto acordado
Continúa la tensión en el seno del Gobierno. Todavía saltan chispas cuando se menciona el nombre de Alberto Garzón a miembros del Ejecutivo. El malestar entre PSOE y Podemos es evidente y lejos de desaparecer se suma ahora un nuevo asunto a la montaña de desencuentros entre los socios: la reforma laboral.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez debe aprobar la norma en el Congreso, tras el acuerdo con patronal y sindicatos, y sus socios del PNV y Bildu rechazan el texto acordado. Los morados culpan al PSOE de estas desavenencias y, según ha podido saber Economía Digital, estarían a favor de ofrecerles «otras concesiones» a cambio de sacar adelante la reforma laboral en la Cámara Baja.
Unidas Podemos traslada su particular ‘guerra’ con los ministros socialistas a la reforma laboral. Quieren dejar claro que si los planes se tuercen, la culpa habrá sido del PSOE . ¿Y por qué? Parece que los morados ya estarían ensayando el distanciamiento y preparándose para una futura ruptura cuando toquen los comicios de verdad. La reforma laboral es competencia de los morados y, precisamente por ello, la vicepresidenta Yolanda Díaz lleva negociando el texto nueve meses para que todo salga a pedir de boca.
Todo parecía indicar que la batalla más dura sería poner de acuerdo a patronal y sindicatos. Tras varios desencuentros entre las vicepresidentas Nadia Calviño (Economía) y Yolanda Díaz (Trabajo) y el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, se aprobó un texto definitivo donde «no se ha dejado a nadie atrás», reiteran fuentes del Gobierno.
Sin embargo, son los socios vascos de Pedro Sánchez -EH-Bildu y PNV- son los que están poniendo la piedra en el camino parlamentario de la reforma laboral bajo la atenta mirada de Bruselas. Ambas formaciones se resisten a aprobar el acuerdo y los números, a día de hoy, no dan.
Desde Podemos cargan contra el PSOE por «descuidar» la relación con los socios parlamentarios. Insisten en que la vicepresidenta Díaz se ha visto hasta en tres ocasiones con ERC, PNV y Bildu, durante estos meses mientras que los socialistas «no han escuchado sus peticiones» a la norma cuando se estaba negociando con los agentes sociales. «No se les ha dado ningún protagonismo y necesitamos sus votos porque, cabe recordar, que somos un Gobierno en minoría», destacan con crudeza desde Podemos situándose de parte del independentismo y nacionalismo.
Preocupación en el PSOE
La situación disgusta y preocupa en el PSOE a partes iguales. El presidente del Gobierno ha ordenado a su ‘hombre para todo’, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, a que desencalle este conflicto reuniéndose con sus socios. Este martes, el propio Bolaños ya les lanzó un mensaje desde la sala de prensa de Moncloa: «Votar en contra de la reforma laboral es votar a favor de la reforma de 2012 impuesta por Bruselas». Es decir, a favor del PP.
En estas circunstancias al PSOE no le salen las cuentas y más de un dirigente habría propuesto una solución de emergencia: buscar el voto de Ciudadanos. Lo que para muchos ‘sanchistas’ es impensable, para otros dentro del mismo partido sería una buena solución para irse distanciando del nacionalismo y mirar al centro, por aquello de las elecciones.
A los votos de Más País (3), CC (2), PRC (1) y BNG (1), Ciudadanos podría ser el aliado perfecto de conveniencia para los socialistas. De ser así y si los de Inés Arrimadas entrarán ‘al trapo’ de Sánchez, todavía haría falta al menos la abstención del PNV. De ahí que los nacionalistas vascos jueguen estos días a varias bandas. Sin embargo, el gran problema en este cálculo se llama Unidas Podemos, cuyos dirigentes rechazan de plano esta suma. «Estamos centrados en Bildu y en el PNV», señalan a Economía Digital desde el grupo parlamentario.
La vicepresidenta Díaz sigue en sus trece y este jueves se reunió, en un encuentro fuera de agenda, con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en Madrid para, entre otros asuntos, buscar el voto a favor de ERC. Los republicanos ven «muy difícil» su aprobación asegurando que «no estamos ante una derogación» de la norma. Sin embargo, fuentes del partido desvelan que seguirán negociando estos días.
Desde Ciudadanos aseguran que «por el momento no ha habido contacto» con los socialistas pero se abren a aprobar la norma si el texto se mantiene «íntegro», lejos de las modificaciones que plantean independentistas y nacionalistas. Mientras que desde Bildu y el PNV buscan que el acuerdo «sea histórico» incorporando la prevalencia del ámbito vasco sobre el estatal. «El marco laboral vasco debe ser reconocido y protegido normativamente», insisten fuentes de ambas formaciones.
Retorcer los reglamentos de desarrollo de la norma
Fuentes de la negociación desvelan a Economía Digital que el Gobierno estaría estudiando la posibilidad de incorporar parte de las exigencias de nacionalistas e independentistas sin que se tramite el acuerdo como proyecto de ley. Es decir, que estas reivindicaciones pudieran verse incluidas en otros desarrollos normativos mediante leyes diferentes o en los propios reglamentos de desarrollo de la norma.
Al Gobierno le preocupa que el tiempo se les eche encima, con Bruselas mirando de soslayo, y en el ‘melón’ de las enmiendas se reforme el texto en otro sentido al pactado inicialmente con los agentes sociales. Según ha podido saber Economía Digital, sindicatos y patronal se han mostrado también preocupados por este asunto con el Ejecutivo. Igualmente, desde el PSOE señalan que la oposición también «podría dinamitar la tramitación» e incluso forzar a una nueva votación.
De ahí que la estrategia de Bolaños se centrará en negociar cómo introducir las exigencias de los socios del Gobierno de coalición en el ordenamiento jurídico sin alterar los presupuestos pactados con los agentes sociales.
Por su parte, Unidas Podemos propone dar «otro tipo de concesiones» a nacionalistas e independentistas que pudieran cumplirse posteriormente a la aprobación de esta norma. Una tímida propuesta que, por el momento, no quieren desarrollar acerca del tipo de concesiones que comportarían su voto a favor.
La misión no será fácil. Socialistas y morados se miran de reojo al dar declaraciones por si hay que ir repartiendo la culpa. Una negociación que Díaz busca seguir pilotando pese a la imposición de Bolaños, el negociador oficial, por parte de Sánchez. El asunto desata malestar en Podemos, que pide estar al tanto de todo para manejar la situación.