Podemos advierte al PSOE que contar con Cs para la reforma laboral «es una trampa»
Los socialistas reclaman "ensanchar mayorías" mirando a Ciudadanos para convalidar la reforma laboral y Podemos monta una rueda de prensa para rechazar la propuesta
«A Unidas Podemos no le da igual 8 que 80», insiste un dirigente de la formación a Economía Digital. De ahí que el partido haya salido en tromba este jueves organizando una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados para decirle a su socio de gobierno, el PSOE, que no negocie con Ciudadanos la convalidación de la reforma laboral.
El presidente del Grupo de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, lo tiene claro: negociar con Ciudadanos «es una trampa». Una trampa para los morados porque, en su opinión, los de Inés Arrimadas pretender sacar a Pedro Sánchez del bloque de la investidura, nacionalistas e independentistas, a la puertas de año electoral. Y esto trasciende a la simple aprobación de la reforma laboral.
«Ciudadanos quiere romper el bloque progresista del Congreso. Cs es un partido que ha defendido unas recetas que van en la dirección contraria a lo que hay a la reforma. Es una trampa en la que no vamos caer», dijo Asens.
Pero la gravedad de la situación ha obligado a los socialistas a salir este jueves y reclamar «ensanchar las mayorías» para sacar la reforma laboral adelante en sede parlamentaria dentro de 15 días.
Los números son los que son y ahora mismo existe preocupación en el seno del Ejecutivo porque los socios de investidura rechazan aprobar la norma. Por ello, el ministro de Presidencia y principal negociador con los grupos sugiera ahora «ensanchar mayorías».
Las duras palabras del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, rechazando su voto para sacar la reforma adelante han preocupado al PSOE, que ve que se queda sin apoyos, y han hecho reaccionar a Podemos, donde su portavoz en el Congreso asegura que el motivo de la rueda de prensa es para contestarle a las palabras respecto a Yolanda Díaz («ERC no vota proyectos personales»).
El «adversario a batir no es la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ni los sindicatos, sino acabar con la temporalidad del mercado laboral», respondió Asens. «Hay que ser cuidadosos con las palabras porque pueden tener consecuencias», advirtió el dirigente morado dirigiéndose claramente a Rufián.
El Gobierno se queda sin apoyos
El tono de las negociaciones sube en público. Cabe imaginar que también habrá subido en privado. Pero ERC no ha sido la única formación que se piensa que el Gobierno le está haciendo «chantaje» a cambio de nada. El PNV se desespera y expresa también su negativa en público parafraseando a Pedro Sánchez: «No vamos a transigir. No es no».
«No pueden pretender que votemos contra uno de nuestros principios», advierte el líder del PNV, Andoni Ortuzar, que exige cambiar el acuerdo cerrado con los agentes sociales. El ‘no’ rotundo y (casi) definitivo anunciado públicamente por Ortuzar se produce horas antes de que una delegación socialista encabezada por el portavoz en el Congreso Héctor Gómez acuda a Sabin Etxea para convencerle para que cambie de postura.
Si el Gobierno no garantiza a los nacionalistas la prevalencia de los convenios sectoriales autonómicos sobre los del conjunto de España, no van a transigir. «No vamos a tragar con ruedas de molino», insistió Ortuzar que cuenta con la presión en el País Vasco tanto de los sindicatos nacionalistas como ELA y LAB, como de EH Bildu, también crítica con el contenido pactado por la vicepresidenta Yolanda Díaz, UGT, CCOO y, sobre todo, la CEOE.
El PNV responsabiliza directamente a la patronal presidida por Antonio Garamendi de haberse opuesto por un «trasfondo político» a la reclamación del PNV y ha explicado que CCOO dirigida por Unai Sordo llegó a retrasar la firma del contenido del acuerdo para intentar que se incluyera la petición del PNV.
Por el momento, el Gobierno de coalición no tiene apoyos para sacar la reforma laboral en 15 días en el Congreso, con el aliento de Bruselas que observa todos los movimientos. Hay nervios en la coalición y, sobre todo, disparidad de criterio a la hora de elegir a los socios. Los socialistas se abren a Ciudadanos, mientras Podemos sitúa ese planteamiento como línea roja. Los números no dan, más allá del paripé habitual en este tipo de negociaciones.