Piqué, el talento y la concordia
Piqué defendió un papel relevante de España en este mundo complejo y cambiante que pocos como él eran y son capaces de entender
Ayer nos dejó Josep Piqué. Este hijo de Vilanova i la Geltrú se fue, a los 68 años, demasiado joven. Fue un político de gran altura, inusual en estos tiempos. Fue un agradecido hijo de la Transición y, por ello, admiré sinceramente su valentía a la hora de defender la concordia. También postuló la libertad individual cuando la moda en Cataluña era el colectivismo identitario o ideológico. Estaba por encima de las pequeñas disputas, porque su mirada era global. Tenía el mundo en su cabeza.
España ha perdido a un gran profesional y a un patriota. Defendió la Cataluña plural y eso le convirtió en un gran español. En realidad, nunca abandonó la política, la defensa del bien común. Siempre estuvo dispuesto a colaborar en la construcción de un proyecto de libertad como es el Partido Popular.
De hecho, hasta el último momento sirvió a su país. Como acaba de reconocer el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, de no haber sido por su estado de salud, Piqué habría liderado la fundación Reformismo 21. Nunca desdeñó la importancia de las ideas como motor de auténtico progreso.
Referente en los gobierno de Aznar
Fue todo un referente en los gobiernos de José María Aznar, como ministro de distintas carteras. Asimismo, defendió los mejores principios desde la sociedad civil, como presidente del Círculo de Economía, y desde el mundo empresarial, como presidente de Vueling o consejero delegado de OHL.
En todos sus roles, siempre defendió un papel relevante de España en este mundo complejo y cambiante que pocos como él eran y son capaces de entender. Finalmente, también fue presidente del Partido Popular de Cataluña y, a su lado, aprendí grandes lecciones políticas. Supo conjugar la firmeza de sus valores con un talante dialogante y respetuoso. Puso su gran talento al servicio de las mejores causas.