La peste porcina amenaza al sector cárnico (y los cazadores saben como evitarla)
Ganaderos y cazadores advierten que los cierres perimetrales impiden las cacerías de jabalís, que son el principal vector de la peste porcina africana
Los cazadores catalanes suplican a la Generalitat que les levante los confinamientos municipales durante los fines de semana para que puedan acabar con la actual plaga de jabalís: provocan accidentes en las carreteras locales, dañan a la agricultura y, esto es lo más importante, son un vector para la extensión de la peste porcina africana.
La patronal Porcat y el sindicato Unió de Pagesos apoyan a los cazadores para que se les permita ir a la cacería del jabalí los fines de semana. Insisten en el riesgo de que la peste porcina africana, a causa de la proliferación de jabalís, afecte a las granjas de cerdos. Recuerdan que el sector porcino representa el 1,4% del PIB español y el 14% del PIB industrial.
En una carta dirigida a la consejera de Agricultura, Teresa Jordà, la Agrupación de Sociedades de Cazadores y Pescadores de Cataluña (Agrupcat) le pide que interceda para que la cacería del jabalí se considere una “actividad esencial”. Le recuerdan que esta práctica “es muy segura” y no supone ningún peligro de contagio por covid-19: “vamos solos al campo con nuestros perros, no nos agrupamos, nos organizamos por grupos de whatsapp, utilizamos emisoras para comunicarnos, evitamos los puntos de encuentro”.
Alemania ha enviado al Ejército para controlar un foco de peste porcina africana en el estado de Brandemburgo. Incluso han cercado una amplia zona para evitar que los casos detectados en jabalís se extiendan a las granjas de cerdos. En Polonia y Rumanía existen en estos momentos diversos focos activos que afectan tanto a jabalís como a cerdos. En Rumanía se han sacrificado cerca de 200.000 animales en los últimos meses.
Los cazadores advierten que la proliferación de jabalís supone un peligro para la propagación de la peste porcina africana en España, especialmente en Cataluña.
En el marco de las medidas para evitar la expansión de la pandemia de covid-19, la Generalitat prohibió las cacerías cuando decretó el cierre perimetral de los municipios el pasado octubre. Aunque luego rectificó, los trámites burocráticos que imponen a los cazadores hacen casi imposible las cacerías de jabalís.
Enric Vélez, secretario de Agrupcat, indica que la administración les exige la presentación de la lista de los participantes en la cacería, en la que se especifique donde se realizará, con un mínimo de 24 horas de antelación; certificados de autoresponsabilidad individual y la autorización del presidente del coto o titular del área de caza. Demasiado papeleo.
La población de jabalís se dispara ante la ausencia de cazadores
Además, la Generalitat no tiene en cuenta las características de una cacería de jabalís. Con frecuencia, los animales recorren grandes distancias, de manera que transitan en el mismo día por diversos municipios. “¿Qué pasa si los perros se saltan el límite perimetral cuando persiguen un jabalí?, ¿Nos arriesgamos a ser sancionados si vamos tras ellos?”, se pregunta.
Ahora sería el periodo óptimo para la caza del jabalí. Vélez calcula que, con las actuales condiciones que impone la Generalitat, cada fin de semana se dejan de abatir unos 2.000 animales en Cataluña, que supondrán 10.000 crías el próximo año. A este ritmo, se disparará la población de jabalís en esta comunidad.
Vélez recalca que el verdadero peligro de que no se controle la población de jabalís es su potencial riesgo para transmitir la peste porcina africana a los cerdos de granja. Si esto ocurre, obligará a sacrificar miles o millones de cerdos con el consiguiente impacto en el sector de productores e industriales del porcino. En 2019, se sacrificaron 22,4 millones de cerdos tan solo en Cataluña según datos del Idescat.
Avisa de que afectará a ganaderos e industriales, pero también a los consumidores de “beicon, salchichas, jamón, … incluso al Ibérico”. Arruinará un sector económico y afectará al precio de la cesta de la compra.