Pero, ¿el PSC quiere gobernar la Generalitat?

Los socialistas catalanes nunca han logrado las mayorías que sí tienen en las generales

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Con la elección de Pere Navarro como candidato del PSC a la Generalitat, no ha cambiado la tónica de los socialistas catalanes en los últimos años

Se trata de la elección como candidato del que ya es su primer secretario, un proceso lógico si se entiende la dinámica de la dirección de un partido que sigue sin superar una cuestión fundamental: saber si le interesa o no el gobierno de la Generalitat.

En manos de los alcaldes

Ese debate es crucial, en un partido que sigue en manos de los alcaldes, de dirigentes que saben gestionar una ciudad -las más grandes y complejas de Catalunya- pero que no tienen un discurso, un proyecto, para el conjunto de Catalunya.

Y ese es el debate fundamental que divide al llamado aparato del partido, con Pere Navarro, Antoni Balmón y Daniel Fernández al frente, con el conocido como sector catalanista. Para dirigentes ya en retirada como Antoni Castells, Ernest Maragall, la propia Montserrat Tura –que fue, además, alcaldesa de Mollet- Joaquim Nadal, o Marina Geli, lo importante es gobernar Catalunya, gestionar los problemas de los catalanes y proyectar un futuro para los catalanes.
 
Sin ganas de gobernar la Generalitat

En cambio, la actual dirección del PSC ha remachado una vieja idea: lo que cuenta es gobernar las ciudades, intentar gobernar de nuevo la Diputación de Barcelona y llegar a acuerdos con CiU, que seguirá gobernando la Generalitat. Y ayudar al PSOE en las elecciones generales.

Remachan la idea porque, cuando han gobernado la Generalitat, se han visto superados por una misión para la que no estaban preparados. Y no les ha gustado.

No les ha gustado, porque las fuerzas políticas nacionalistas ganaron hace muchos años la batalla en el terreno simbólico. La Generalitat es algo casi sagrado, que conecta con la edad media, y un presidente de la Generalitat debe tener ese aura especial. Debe hablar de la nación, y los alcaldes socialistas desconocen ese lenguaje.
 
Aliados circunstanciales

Tal vez por ello, el diputado de CiU, el democristiano Ramon Espadaler, aseguró en el Parlament que tenía «fe» en el president Mas para que lidere el proceso hacia la independencia.

Los socialistas, los que dominan el llamado «aparato» del PSC, no entienden ese vocabulario, y tampoco lo pueden compartir.

Por eso, el exsecretario de organización del PSC, José Zaragoza, ahora diputado en el Congreso, pensó que lo único que podía hacer el PSC era buscar aliados en la izquierda (ERC e ICV) para gobernar la Generalitat, desde el convencimiento de que, por sí mismo, el PSC no podría alcanzar una mayoría suficiente para gobernar la administración autonómica en solitario.

Ahora las cosas han cambiado, porque el desafío de Mas es mayúsculo y enciende todas las alarmas en el PSC.

Cómo atraer a los electores de las generales

Hay un peligro claro de división de la sociedad catalana, porque se polarizará en dos en función del avance del proyecto independentista. Y hay un rival importante que jugará a fondo, el PP.

Y el PSC duda de nuevo: o rechazo claro frente al independentismo, buscando, ahora sí, a todos los ciudadanos que sistemáticamente han votado a los socialistas en las elecciones generales, pero se inhiben cuando toca elecciones autonómicas –porque, como sus propios dirigentes durante años, no las ven demasiado propias- o una propuesta en positivo, con matices, con argumentos, incidiendo en la cuestión socieconómica, en los recortes de CiU desde que está en el gobierno catalán, y acompañados del eterno proyecto federalista, que no acaba de encontrar en España a los compañeros federalistas.
 
Es un intento, el de proponer en positivo, que la diputada Rocío Martínez-Sampere, describe con la idea de dejar de lado los monosílabos y apostar por un proyecto propio que ilusione.

Sí, quiero ser presidente

Pere Navarro buscará ese difícil encaje.  “Avanzamos sin romper”, como lema. Pero fuentes de la dirección admiten una cuestión: para ganar, uno debe estar convencido de que quiere ganar, y Navarro, hasta ahora, ha parecido más un encargado de esa dirección para pasar el trámite. No transmite convicción cuando pronuncia un «sí, quiero ser presidente».

Prueba de ello es que no ha dejado la alcaldía de Terrassa, y sigue siendo un dirigente desconocido entre la ciudadanía catalana. Y, frente a la pregunta de si dejará la alcaldía, una vez ya elegido como candidato, ha mantenido la indefinición. Ya se verá.

Pero la fuerza de la realidad obliga a un cambio trascendental para el PSC.

Creer o no en la nación

No es un partido independentista, como dejó claro en su intervención Pere Navarro ante el consejo nacional del PSC, pero la sociedad catalana también ha cambiado mucho en los últimos años, también las propias bases más tradicionales del PSC en esas ciudades del área metropolitana donde sigue gobernando.
 
Tal vez no sean creyentes de la nación, pero algunos se ven seducidos por las mejoras materiales que les promete el movimiento independentista.

La interpretación correcta de lo que anhela esa sociedad es lo que le hará al PSC seguir siendo un partido fundamental en Catalunya. Eso, o caer en la marginación.

Buscar el conflicto

En realidad, se trata, según un dirigente del PSC de “buscar el conflicto, porque la democracia también es conflicto, o gestionar el debate institucional”.

Ese mismo dirigente constata que un partido de izquierda debe poder contar con los sindicatos, como le ha pasado al PSOE en Andalucía, y que en Catalunya los dirigentes de esos sindicatos, CCOO y UGT, estuvieron en la manifestación independentista de la Diada.

Y se avecina, lo quiera o no el PSC, un conflicto político importante. El PP lo tiene claro. Y los independentistas también.

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