| Los partidos, ante el nuevo curso

Pedro Sánchez une al PSOE para lidiar con Cataluña, Podemos y los PGE

Para Sánchez es fundamental coser el partido para enfrentarse a las negociaciones con sus socios de Podemos, los separatistas y la oposición con los fondos europeos

Pedró Sánchez no confirmó que el actual reparto de los fondos europeos a las CCAA se mantenga en 2021. // EFE

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Foto: EFE

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Pedro Sánchez remodeló el Gobierno antes de irse de vacaciones. Su próximo objetivo será remodelar el PSOE en el 40 Congreso Federal los próximos 15,16 y 17 de octubre. El propósito del secretario general no es otro que coser el partido de cara al nuevo curso y a los próximos comicios dentro de dos años, si no hay adelanto electoral.

Los socialistas tendrán que lidiar a partir de septiembre con la mesa de diálogo con Cataluña, la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 con Unidas Podemos y sus socios de investidura, además de establecer nuevas normas para el buen funcionamiento de la coalición y mantener a raya a la oposición con la llegada de los fondos europeos.

Para todas estas tareas, resulta primordial que Sánchez acometa la renovación de su Ejecutiva y del partido en general. En las filas socialistas hay nervios por conocer qué decisiones tomará y qué cambios saldrán resultando «imprevisibles» sus movimientos, según señalan fuentes del partido a ED.

Pedro Sánchez junto a Adriana Lastra y José Luis Ábalos saliendo de Ferraz. Foto: EFE/J.P. Gandul

Todavía nadie se atreve a responder sobre la defenestración sus fieles como son: Iván Redondo, José Luis Ábalos o Carmen Calvo. «Es porque no le gusta que nadie esté por encima de él o no tenerlos controlados», explica un militante. Por lo visto, sus votantes también han ‘calado’ a Sánchez y desde Ferraz también son conscientes de que los cambios podrían «ser profundos», desvelan.

Tras la marcha de Ábalos, la portavoz parlamentaria Adriana Lastra podría dejar esta tarea para entregarse de lleno a los cometidos del partido. Según las fuentes consultadas, Sánchez estaría buscando mujer, jóven y ‘fuerte’ para poner como nueva cara de los socialistas en el Congreso. Otro que podría no renovar en su puesto en la Ejecutiva es el alcalde de Valladolid, Óscar Puente.

El regidor ha sido acusado de varios escándalos relacionados con su puesto este verano a través de las redes sociales y en el partido hay quienes han aconsejado ponerle en la fila de atrás y que no estuviera en las reuniones semanales del partido para evitar posibles filtraciones de algunos temas candentes a la prensa.

Tras el Congreso Federal llegarán los congresos regionales donde Sánchez ya tiene controladas sus baronías. Andalucía era la única plaza que quedaba por torear y desde Ferraz, entre los últimos servicios de Ábalos, estuvo el negociar la salida de Susana Díaz. Muerta la oposición, el PSOE más ‘Sanchista’ que nunca ya puede avanzar en su siguiente cometido: lidiar con sus socios de Gobierno.

Seguir obviando a Podemos

La estrategia de los socialistas es sencilla: seguir obviando a Podemos. Desde el Gobierno no se invitó a los morados a presenciar la reunión de la comisión bilateral con Cataluña en la que se pactó la ampliación del Prat. Tan sencillo como falta de comunicación o no avisar está siendo la tónica habitual desde la salida de Pablo Iglesias. Un punto que enfada a los morados con su nexo, la vicepresidenta Yolanda Díaz.

Más allá de las reuniones entre el presidente y la vicepresidenta segunda no se ha establecido ningún canal de comunicación con el resto de ministros de la cuota de Podemos, tal y como sucedía antes con los denominados ‘maitines’. Unas reuniones que se celebraban cada lunes y que tenían como participantes a los principales ministros del PSOE y a los de Podemos para repasar la actualidad.

Las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz junto al presidente Pedro Sánchez en el Consejo de Ministros. Foto: EFE/Javier Lizón
Las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz junto al presidente Pedro Sánchez en el Consejo de Ministros. Foto: EFE/Javier Lizón

Eliminados esos encuentros con la marcha de Iglesias, la comunicación solo obedece a reuniones entre Sánchez y Díaz y sus respectivos jefes de gabinete. Otro punto a criticar por los morados y que exigen cambiar.

Los socialistas seguirán exhibiendo sus triunfos a través de leyes y decretos aprobados sin dejar espacio a sus socios para que puedan ponerse medallas. Cabe recordar que se trata de la recta final de legislatura, todavía dos años por delante que saben a poco porque cada partido busca ya rearmarse.

Los socialistas son conscientes de que Díaz les puede quitar votos y antes de que se aúne la confederación que tiene en mente, buscan ganar el máximo de terreno desde el Gobierno a las fuerzas más a la izquierda del PSOE. Para esto no hay tregua ni respiro posible.

De ahí que la negociación de los PGE de 2022 sea lo primero que ambos partidos encaren en septiembre y desde el PSOE ya avanzan que los morados no van a torcer su brazo con la Ley de Vivienda. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, estudia nuevos planteamientos para tratar la regulación de los alquileres, a la que hasta ahora se opone.

Los socialistas se reunirán primero con Podemos y después con el resto de socios de investidura. Los de Sánchez son conscientes de que los morados volverán a su táctica de convencer al resto de fuerzas compañeras para introducir nuevas propuestas en las que no hayan obtenido rédito los primeros en sus conversaciones. Como muestra, la utilización de ERC por parte de Podemos para incluir entre sus exigencias la regulación del alquiler.

Cataluña

Más difícil lo va a tener el Gobierno con Cataluña. Hasta el momento, las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat han sido un remanso de paz y buenos propósitos para conseguir un país mejor. Pero no todo es tan bonito como lo pintan y los socialistas han querido rearmarse con caras nuevas, tanto en Gobierno como en octubre en el partido, porque se espera lo más duro de la negociación.

La mesa de diálogo donde, según los independentistas y Podemos, cabe hablar de todo, amnistía y autodeterminación, requiere de perfiles fuertes que aguanten, según piensan en Moncloa. De ahí que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, la nueva mano derecha de Sánchez lleve la voz cantante en cuanto a la legislación y normativa que allí se plantee.

Las negociaciones serán a puerta cerrada. Es decir, sin luces ni taquígrafos, por lo que los socialistas también temen que se «tergiversen los mensajes» entre unos y otros, como bien ha sucedido esta semana con la ampliación del Prat. La ministra de Sanidad Carolina Darias rechazando el traspaso de la gestión de los MIR a Cataluña, mientras el Govern acusando al Gobierno de mentiroso tras insistir en que se pactó crear un grupo de trabajo para abordar dicha transferencia.

Unas negociaciones que juegan en contra del Ejecutivo al solaparse con la negociación de los PGE y la comisión bilateral con los 56 traspasos pendientes, según los consejeros de la Generalitat. Desde el Gobierno central ya se están apresurando a sentenciar que ninguna negociación podrá afectar a la otra.

Incendio en el Gobierno por el impuesto a los ricos en Madrid: Montero desautoriza a Escrivá. En la imagen, la ministra durante una entrevista con Efe. EFE/J.J. Guillén
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante una entrevista. Foto: EFE/J.J. Guillén

Los socialistas temen, como ya están apuntando desde ERC, que los separatistas condicionen sus negociaciones económicas y sobre el referéndum con su rechazo a las cuentas públicas. Tanto Sánchez como Pere Aragonès saben que es necesario estirar el chicle del diálogo, al menos, dos años. El primero para llegar a los comicios con posibilidades y el segundo para frenar el adelanto de la cuestión de confianza acordada con sus socios a mitad de mandato.

A ello se suman los Cis de Tezanos que, según fuentes socialistas, «vendrán pisando fuerte porque ya se empieza a ver la recuperación», la petición por parte de la oposición de un Debate sobre el estado de la Nación que lleva años sin celebrarse. Los de Sánchez no se cierran, pero sí esgrimen que lo harán cuando se vean fuertes.

Y la joya de la Corona: los fondos europeos. Los nuevos administradores son la vicepresidenta, Nadia Calviño; el ministro de Presidencia, Félix Bolaños y la titular de Hacienda, María Jesús Montero. El Partido Popular ya ha creado una oficina solo para vigilar de cerca las cuentas, tras la negación del Gobierno a crear una agencia independiente que custodie y gestione estos fondos como han hecho la mayoría de países europeos.

Pero nada de esto será exhibido siempre y cuando le venga mal a Moncloa. La política-espectáculo continúa y las múltiples investigaciones sobre otros partidos, la renovación del Poder Judicial o las batallas de los alcaldes con la financiación autonómica amenizarán este otoño escondiendo lo mollar: el partido del Gobierno siempre es el más débil de cara a los próximos comicios.

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