Pedro Sánchez suspenderá las reglas fiscales por la puerta de atrás
El presidente tratará de aprobar la semana que viene la exención de las reglas fiscales en lugar de los objetivos del techo de gasto argumentando que Bruselas las ha suspendido
El Gobierno aprobará la semana que viene la suspensión de las reglas fiscales, previo acuerdo con Bruselas, y evitará así tener que someter a la aprobación del Congreso los límites de déficit y deuda pública con los que se construye el ‘techo de gasto’ que aprobó el pasado julio el Consejo de Ministros.
Conseguir la aprobación del llamado ‘techo de gasto’, el límite de gasto no financiero del Estado, siempre supone el primer paso de cara a aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
En este caso, la pandemia vuelve a salvar a Sánchez y no así mostrar su debilidad parlamentaria evitando llevar a votación los límites de déficit y deuda pública que por Ley deben someterse a votación parlamentaria, para cumplir con la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
Sin embargo, la Covid-19 y la luz verde de Bruselas permitirán que Sánchez se ‘escape’ de tener que sacar adelante esa votación con la oposición rechazando todas y cada una de sus iniciativas.
El Ejecutivo optará así por someter a votación la excepción que permite suspender las reglas fiscales. Aunque para ello siga necesitando a sus socios de investidura. Es decir EH Bildu y también los nacionalistas.
La relación actual entre el Gobierno y los partidos nacionalistas no es buena tras la suspensión de la inversión para la ampliación del aeropuerto del Prat. Sin embargo, fuentes socialistas en la Cámara Baja aseguran que contarán con los «votos necesarios», ya que «ambos partidos sabemos desligar una cosa de la otra», señalan a ED.
Desde el Gobierno también desligan este asunto e insisten que «la comisión bilateral es una cosa, la mesa de diálogo otra y los asuntos parlamentarios otra». En Moncloa se muestran convencidos que la semana que viene el Ejecutivo podrá anunciar el pistoletazo de salida a las cuentas para 2022.
Dudas sobre entregar los PGE a tiempo
Fuentes gubernamentales no tienen todavía tan claro que los presupuestos se registren a tiempo en el Congreso de los Diputados, tal y como establece la Constitución. De hecho, en los últimos años se ha incumplido esta opción sistemáticamente.
Es posible que aunque la semana que viene se produzca esta votación, el Gobierno no cumpla con los plazos de entrega y desde el entorno del presidente ya suavizan el discurso asegurando que «la intención del Ejecutivo es entregarlos entre finales de septiembre y principios de octubre».
Con el techo de gasto aprobado, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se reunirá con todos los portavoces parlamentarios a partir del 20 de septiembre, según anunció esta semana, a excepción de Vox. Tal y como sucedió el año pasado, desde el Ejecutivo vetan al partido de Santiago Abascal al considerar que «no hay diálogo posible» con la formación.
El Ejecutivo deberá contar nuevamente con la mayoría de la investidura, conformada por grupos minoritarios de izquierdas, nacionalistas e independentistas, porque Cs, que el año pasado se abrió a negociar y dio alas a la teoría de la geometría variable, ya ha cerrado la puerta.
Sánchez vuelve a estar en manos de los nacionalistas, los grupos minoritarios y los independentistas para sacar adelante las cuentas públicas. Algunas de esas formaciones han pedido acelerar la agenda de reformas progresistas.
Por ejemplo Bildu –que el año pasado votó a favor de las cuentas– reclamó este jueves a Bolaños «dar celeridad» a las medidas sociales para hacer frente a la «precariedad» y revertir los «recortes».
La coalición de Gobierno comenzará la negociación parlamentaria con los 155 votos a favor de socialistas y Unidas Podemos y los 149 noes de PP, Vox y Cs.
Los socios de coalición, Unidas Podemos, también han advertido que presionarán a los socialistas para conseguir aprobar asuntos que por desacuerdos internos siguen bloqueados, como la regulación del precio de los alquileres y la mejora del Ingreso Mínimo Vital (IMV).
Los socialistas se sentarán a la mesa primeramente con sus compañeros morados, para luego abrir este abanico a sus socios de investidura.
La negociación se antoja complicada con las tensas relaciones entre el Ejecutivo y el independentismo y, por otro lado, con el PNV que, como viene siendo habitual en la negociación de los últimos PGE, siempre saca a relucir los incumplimientos prometidos acerca del ‘Estatuto de Gernika’ para dificultar la negociación y sacar más rédito del ya conseguido. Alea jacta est.