Sánchez supedita la transición ecológica a los pactos de los PGE
Teruel Existe exigirá a Pedro Sánchez una solución para la central térmica de Andorra para aprobarle los presupuestos y salvar la legislatura
Teresa Ribera es uno de los nuevos pesos pesados del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Su llegada a la vicepresidencia fue una sorpresa tras los nombramientos de Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Carmen Calvo, pero su papel no será secundario. La transición ecológica, cartera que lidera, se ha convertido en uno de los pilares de este Ejecutivo. Tanto es así, que Pedro Sánchez deberá prestarle especial atención y ser generoso en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) si quiere terminar la legislatura. Y es que nunca antes este ministerio había sido tan importante para la gobernabilidad del país.
Sánchez quiere aprobar la nueva partida presupuestaria antes de que termine el verano. Y será mejor que lo consiga puesto que para entonces la crisis del carbón ya habrá supuesto el cierre de centrales térmicas como la de Andorra, en Teruel, o la de As Pontes, en A Coruña, ambas propiedad de Endesa. De hecho, aunque se esperaba que la planta aragonesa no dejara de funcionar hasta el 31 de junio, que es cuando entran en vigor los límites de emisiones establecidos por la Unión Europea, lo hará en los próximos días por la falta de carbón. Por ello, el Ejecutivo debe aprobar las cuentas para que se lleve a cabo una transición ecológica justa en estos territorios.
Es aquí donde empieza el papel de la vicepresidenta Ribera. En 2018 el Gobierno del PSOE anunció que cerraría todas las instalaciones termoeléctricas alimentadas de carbón en España y así cumplir con el compromiso de la Unión Europea de reducir de cara a 2030 el 40% de las emisiones de CO2 respecto a 1990. Pero echar la persiana afecta, en el caso de la térmica de Andorra, a 450 empleos directos y 4.000 indirectos y, además, esta planta supone el 10% del PIB de la provincia de Teruel. Respecto a la instalación gallega, cuyo fin también está previsto para este 2020, todavía están en el aire los puestos de trabajo de alrededor de un millar de personas.
Teruel Existe obliga a Ribera a priorizar la transición ecológica
La transición ecológica justa ha sido una lucha que se ha vivido en la calle. Desde que se anunció el cierre han sido continuas las manifestaciones que se han producido en estas localidades para exigir una solución que reoriente el modelo productivo y reubique a aquellas personas que pierden su empleo. Pero ahora Teruel tiene puerta directa a la toma de decisiones en las instituciones.
La entrada de Teruel Existe en el Congreso y el Senado obliga a Ribera a tomarse en serio la situación de las centrales térmicas españolas y, en concreto, la de Andorra. Una de las condiciones por las que el único diputado de esta formación, Tomás Guitarte, votó a favor de la investidura de Sánchez fue su compromiso de buscar una solución al cierre de la térmica andorrana.
Y ahora este partido aragonés está pendiente de que la vicepresidenta publique el Plan de Transición Justa, que prometió para el primer trimestre del año. “Esperamos que el Gobierno nos cuente la idea que tienen sobre cómo debe ser el proceso de transición”, explica en declaraciones a Economía Digital el senador de la formación, Joaquín Egea. “De momento se ha elaborado un borrador, pero es muy genérico y abstracto”, apunta.
No existe una fecha concreta que indique cuándo se dará a conocer este proyecto. “Hemos hablado con Ribera y de momento no tiene su equipo de trabajo al completo, pero nos tiene en cuenta –explica Egea– y en cuanto tenga todo el personal y la estructura del ministerio se reunirá con nosotros y veremos las medidas que proponen”.
Es importante que este plan convenza a Teruel Existe porque el Gobierno de coalición consiguió el voto a favor de Teruel Existe con esta promesa, y Sánchez llegó a La Moncloa por los pelos. Fueron 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones. Aunque formar gobierno no fue fácil, gobernar se entrevé todavía más difícil. Y de cara a la aprobación de los PGE y, en general, de la legislatura, le interesa contar con el escaño turolense a su favor.
“Nosotros firmamos un pacto para la investidura, los presupuestos vendrán ahora, aunque en ellos tiene que reflejarse todo lo que hablamos para darle el sí a Sanchez”, cuenta Egea. Así, hace referencia a tanto a la transición ecológica como a otras cuestiones relacionadas con mejoras en las infraestructuras de la provincia o la España vaciada.
Fin del carbón
El fin del carbón es una realidad. Las grandes eléctricas españolas se despiden de este combustible para centrarse en generar electricidad. Endesa presentó el 27 de diciembre la solicitud formal de cierre de las térmicas de carbón de As Pontes (A Coruña) y Litoral (Almería), que dejarán de funcionar definitivamente en año y medio. Lo mismo ocurrirá con la de Compostilla (León), ya que la compañía abandonará los filtros de descontaminación necesarios para ajustarse a la normativa europea.
Y este es el principal problema al que tiene que hacer frente el Estado: que las empresas rechazan invertir en medidas sostenibles para reducir la emisión de CO2 porque no les sale rentable.
Inversión a largo plazo
En el caso de Andorra, Endesa sustituirá la central térmica por nuevas placas fotovoltaicas. Este nuevo proyecto supondrá la creación de hasta 1.100 empleos en años como 2023. En cambio, en los ejercicios posteriores la cifra irá en descenso conforme concluyan las tareas de construcción, según han informado medios locales. Ahora los trabajadores de la térmica deben ser recolocados en nuevos puestos de trabajo, y para ello necesitan inversión del Estado en el territorio.
“Le pedimos al Gobierno que busque un futuro a 30 años vista”, indica Egea. De esta forma, Teruel Existe reivindica que, a través de Sepes, la Entidad Pública Empresarial de Suelo, se construya un proyecto en un polígono que atendiera a todas las comarcas colindantes y que se convirtiera en el motor de la provincia.Y es del Estado esta responsabilidad, considera la formación turolense, puesto que es el organismo que construyó la central térmica de Andorra y fue su propietario durante años.
La defensa de la transición ideológica en la planta andorrana está en buenas manos en las instituciones, pero el movimiento ciudadano continúa en las calles. No corren la misma suerte el resto de centrales térmicas de España, pero no les quedará otra que confiar en que el Plan de Transición Justa de Ribera llegué también a sus territorios para transformar su modo de producción y sobrevivir.