Pedro Sánchez se queda solo en el Congreso
Podemos considera "insuficiente" la prórroga sobre las medidas antidesahucios; sus socios de investidura reprochan su "temeridad" a levantar el estado de alarma y la oposición cuestiona el Plan de Recuperación.
A Pedro Sánchez le ha sucedido lo contrario que a Julio César y su ‘veni vidi vici’. El presidente del Gobierno acudió este miércoles al Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre el plan que el Ejecutivo enviará a Bruselas para obtener las ayudas europeas; también dio cuenta sobre la actual situación del estado de alarma y se guardó una sorpresa, como hace siempre que le toca subir a la tribuna del Hemiciclo, en forma de anuncio.
Ninguno de los tres cometidos gustó al resto de grupos parlamentarios. El Grupo Socialista escenificó la falta de apoyos por parte de la oposición, de sus socios de investidura, incluso, de sus socios de Gobierno.
El líder del principal partido de la oposición sorprendió a propios y extraños lanzando uno de los discursos más duros desde la ausencia de Pablo Iglesias en el Gobierno. Pablo Casado dijo «ya basta» y plantó cara a Pedro Sánchez: «¿Quién se cree que es?».
Los populares recuperan el tono más duro contra el Ejecutivo y, en especial, contra Sánchez. «Se cree que pueden ningunearnos», comentan entre sus filas. El presidente del Gobierno no llama al principal partido de la oposición y eso duele en el PP. Hasta las 20 horas del martes que no se filtró el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno, la oposición no tenía ni idea de las propuestas que Sánchez presentará en Bruselas.
Los partidos desmienten a Sánchez
Un plan que desde el Ejecutivo se asegura haber incluido a todos los partidos, los agentes sociales e, incluso, asociaciones y a la sociedad civil. Sin embargo, las distintas formaciones fueron desmintiendo una a una su conocimiento y su participación. Todos a excepción del PNV que sí ha trasladado papeles y así se lo han hecho saber a los periodistas.
El tono duro de Casado logró enfadar a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, que movía los brazos mientras comentaba al oído de Sánchez durante la intervención del líder del PP. “Desfachatez”, “mentiras”, «incompetencia», “insulto a los españoles, a los fallecidos y a la Cámara”, “chulería”, “gobernar como Napoleón utilizando el Real Decreto” o “arrogante” fueron algunas de las palabras que soltó Casado sin tener que agarrarse a ningún papel, como ya es habitual en el popular.
La líder de Cs, Inés Arrimadas, por su parte, calificó de «propaganda» el Plan «que no ha consensuado con nadie», insistió. Pero, sin duda, la sorpresa de algunos socialistas llegó con algunos de los socios de investidura de Sánchez, como el portavoz de Compromís, Joan Baldoví: “No es buena forma de buscar acuerdos; escuche, dialogue y consensue”, le reprochó en su turno de réplica.
También el portavoz del BNG, Néstor Rego, acusó a Sánchez de «dar informaciones parciales», mientras que Iñigo Errejón (Más País) le pidió que «pase de los grandes anuncios».
La gran mayoría de fuerzas parlamentarias reprocharon a Sánchez esconder la condicionalidad de Bruselas. Es decir, ¿Qué reformas tiene que acometer el Gobierno de España a cambio de recibir los fondos europeos? o, mejor dicho, ¿Qué reformas va a aprobar el Gobierno de Pedro Sánchez a cambio de recibir los fondos? He ahí el quid de la cuestión.
Hasta el momento sólo se conocen las condicionalidades impuestas por la UE, es decir, las reformas legales que exige como la reforma laboral, recortes de las pensiones y política fiscal, entre otras. Pero sigue manteniendo aumentar la fiscalidad «en cuanto se pueda», sin especificar nada más al respecto.
La oposición y sus socios de Gobierno reprochan al presidente que «no son las formas» de presentar nueve veces un plan, del que aún se desconocen muchos detalles. Ni siquiera saben cuándo se va a aprobar, solo que el Gobierno tiene hasta el 30 de abril para enviarlo a Bruselas.
Sus socios califican de «temeridad» no prorrogar el estado de alarma
La segunda bofetada al presidente del Gobierno llegó con sus explicaciones sobre la actual situación de la pandemia. El Ejecutivo ya ha decidido no prorrogar el estado de alarma, que finaliza el próximo 9 de mayo. Tampoco tiene previsto aprobar una modificación de las normas sanitarias para facilitar las restricciones a aplicar por las comunidades autónomas.
Sánchez insiste en que el Consejo Interterritorial será el principal órgano de decisión entre el Gobierno y CCAA para decidir juntos las pautas a seguir tras el estado de alarma. Además de esto, asegura que la decisión final recaerá, como ya sucedió el año pasado, en los tribunales superiores de Justicia.
Toda una «temeridad» para el PNV, quien se puso de parte del PP proponiendo una reforma de la legislación que permita a las comunidades adoptar medidas como cierres perimetrales y toques de queda. «Nos vamos más preocupados, sea responsable y evite el caos, porque la sociedad no está para que generemos más incertidumbre. Dialogue y acuerde para buscar un paraguas jurídico», le dijo a Sánchez la diputada de Bildu, Mertxe Aizpurúa.
El líder de Compromís también respaldó al PP al solicitar a Sánchez la celebración de la Conferencia de Presidentes, para decidir con los distintos territorios el fin del estado de alarma. Todo parecía una conjura contra Sánchez planificada por sus socios de investidura, pero nada más lejos de la realidad.
La clave respecto a prorrogar o no el estado de alarma la comentan en privado todos los grupos parlamentarios: «En el PSOE dudan si conseguirán los apoyos parlamentarios en la Cámara». Es decir que el Ejecutivo tendría que ir cerrando los suficientes apoyos para prorrogar el estado de alarma y algunos socialistas ya han comentado en anteriores negociaciones que sus socios «cada vez piden más».
«El Gobierno no se quiere exponer a quedarse solo y escenificarlo con la votación en el Congreso. Harían el ridículo», comenta un diputado del PP. De ahí que el propio PNV y Ciudadanos se hayan ofrecido este miércoles a apoyar a Sánchez si somete la prórroga a votación. Sin embargo, las fuentes gubernamentales consultadas insisten: «Reiteramos nuestra intención de no prorrogar el estado de alarma, salvo que lo recomienden los expertos y según la evolución de la pandemia».
La ‘guinda’ de Podemos
El socio de investidura de Sánchez, Unidas Podemos, puso este miércoles la guinda que termino por rematar la soledad del presidente. Sánchez siempre se guarda para sus intervenciones desde la tribuna del Hemiciclo algún anuncio con el que sorprender al resto de grupos.
Este miércoles no fue diferente y anunció la prórroga de tres meses de la suspensión de los desahucios pese al fin del estado de alarma. Una medida que, en principio, no había sido comentada por el resto de partidos en la Cámara hasta el turno de Podemos que puso ‘peros’.
Los de Pablo Iglesias consideran la medida anunciada por Sánchez «insuficiente» y apuestan por una prórroga hasta diciembre. Para el equipo que dirige a la nueva vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, el 9 de agosto resulta «demasiado pronto» y ya aseguran que trabajarán para ampliar el tiempo, al menos, que coincida con la prórroga de los ERTE.
Ni la oposición, ni sus socios de investidura ni su principal socio, en algunos aspectos, respaldan al presidente del Gobierno en la Cámara Baja. Sánchez se quedó solo en la presentación de sus tres principales medidas.
Unas críticas que se podrían traducir en unas negociaciones leoninas si Sánchez decidiera prorrogar más allá de mayo el estado de alarma. En Moncloa lo saben y piensan que todo es cuestión de tiempo. Cabe recordar que no hay que subestimar al presidente del Gobierno, como bien recuerdan en el PNV, «es como los gatos, que siempre cae de pie».