Pedro Sánchez sale al rescate de Quim Torra
El Gobierno acelera los contactos bilaterales con la Generalitat para sofocar la crisis interna de JxCat y ERC y no entorpecer los presupuestos generales
Sólo hay algo más clamoroso que la crisis que mantienen Junts per Catalunya y ERC; y es la manera del PSOE de pasar de puntillas por ella. Lo normal sería que los socialistas aprovechasen la degradación de la alianza independentista para hurgar en ella, pero Pedro Sánchez ha optado por todo lo contrario. Ha optado por ignorarla y por concederle a Quim Torra su mejor baza: una visita a Barcelona con carácter inmediato para legitimar su papel como presidente de la Generalitat.
Sánchez aprovechó la reunión semanal del Consejo de Ministros para concretar su agenda catalana y así lo ordenó comunicar a la portavoz del Gobierno. María Jesús Montero anunció que la cita bilateral será el próximo jueves, 6 de febrero, y se hartó de repetir ante los periodistas que «ahora mismo, el presidente de la Generalitat es el señor Torra, de eso no hay duda». Y así despejó todas las dudas que suscita la inhabilitación ya consumada de Torra como diputado que, según algunos expertos, debería conllevar su cese como president.
El gobierno de Sánchez es plenamente consciente de que JxCat y ERC admiten en privado que su divorcio es «irreversible» y de que la convocatoria de elecciones en Cataluña solo está pendiente del cálculo de Carles Puigdemont. Pero Sánchez está poniendo todo su empeño en prolongar la vida del gobierno catalán para, así, mantener en pie su sociedad con ERC y no torcer el apoyo de los republicanos a los presupuestos generales del estado.
El episodio de ‘La Plaza’ de esta semana analiza el rumbo del Gobierno
Así que el jefe del Ejecutivo no solo piensa acudir raudo y veloz a Barcelona a entrevistarse con Torra, sino que también está decidido, a continuación, a activar la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat. Todo para proporcionar algún sentido existencial al tormentoso ejecutivo de JxCat y ERC.
Torra, ERC y la luz verde a los presupuestos
Mientras Sánchez salía al rescate de Torra, los socios soberanistas seguían atrapados en sus contradicciones. Por una parte, los dirigentes de JxCat tienen sed de venganza de ERC y ya comienzan a hablar de la necesidad de llevar a cabo un «gesto político» para replicar la retirada del escaño a Torra, pero fuentes del espacio postconvergentes no precisan más.
¿Va a fulminar el presidente de la Generalitat a algún conseller de ERC para demostrar su autoridad? «Ni tiene fuerza ni tiene sentido», dicen fuentes de JxCat, que admiten que hay conversaciones internas para dar respuesta a la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent (Esquerra), de ejecutar las órdenes de la Junta Electoral contra Torra.
Pese a la tensión interna, el gobierno catalán dejará hoy, miércoles, una iniciativa para el recuerdo, puesto que está prevista la aprobación del proyecto de presupuestos de la Generalitat (algo infrecuente en la Cataluña procesista). El contraste no puede ser mayor: Torra amagaba el lunes con elecciones, pero no recibió el visto bueno de Carles Puigdemont para convocarlas; y 48 horas dará salida a las cuentas de la Generalitat para su tramitación parlamentaria.
Lo cierto es que Torra no encuentra la manera de demostrar ante la opinión pública su autoridad interna, destrozada después de perder la condición de diputado. Y su formación tampoco sale en su auxilio porque consideran al president una figura completamente amortizada sin derecho a un guion propio porque no hay futuro político para él.
Torra y el deseo de los presos
Los políticos presos de JxCat, que este martes comparecieron en el Parlament, tampoco ayudaron precisamente a alimentar la pulsión electoral de Torra.
De hechos, todos apuntalaron la necesidad de que el soberanismo unifique sus fuerzas y lo hicieron con intervenciones en tono trascendente, levitante, casi metafísico, inevitablemente condicionado por los barrotes de Lledoners.
Y en esas está Torra. Con ganas de tirarse por el precipicio electoral siendo el único facultado para hacerlo como president y sin que nadie le deje: ni Puigdemont, ni los presos, ni Sánchez.