Pedro Sánchez deberá encajar la primera reprobación de una ministra
El Senado, con mayoría absoluta del PP, reprobará a la titular de Justicia, Dolores Delgado, por su errática defensa del juez Llarena
No existe —ni probablemente existirá— un ministro más breve que Maxim Huerta, que tan sólo duró seis días al frente de Cultura. Huerta tuvo que dejar el cargo a toda prisa tras saberse que defraudó a Hacienda. La titular de Justicia, Dolores Delgado, en cambio, tiene muchas opciones de salvar el pescuezo, pero está condenada a convertirse en la primera ministra reprobada de Pedro Sánchez por su pobre defensa del juez Pablo Llarena en su litigio con Carles Puigdemont. El PP ha olido la sangre y no piensa soltar la presa: la reprobará en el Senado, donde tiene mayoría absoluta.
Delgado se convirtió en pieza de caza la semana pasada, cuando su Ministerio aseguró que «en ningún caso» pensaba destinar recursos para defender a Llarena de los «actos privados que se le atribuyen». De esta manera, desprotegió al juez del duelo que debe librar con Puigdemont este 4 de septiembre en un tribunal belga. El líder huido exige una indemnización simbólica de un euro porque el juez manifestó públicamente que en Cataluña «no hay presos políticos», lo cual Puigdemont interpretó como una prueba de su «falta de imparcialidad» judicial.
La escapatoria de la ministra
La postura del Ministerio de Justicia sublevó a todas las acusaciones de jueces y fiscales (salvo a la asociación progresista de Jueces para la Democracia, que acompasó su postura con la del Gobierno). Tras las presiones recibidas, el Gobierno corrigió y pasó a decir que pensaba defender a Llarena «hasta las últimas consecuencias». «No ha habido un cambio de posición del Ejecutivo o del Ministerio de Justicia, sino un estudio de cada una de las acciones que se debían realizar para realizarlas bien», explicó Delgado.
Pero ni las aclaraciones de la ministra ni el intento de Pedro Sánchez por sofocar el incendio han bastado para poner fin a una polémica que el PP no piensa pasar por alto. Su portavoz, Dolors Montserrat, ha denunciado el nuevo «bandazo» del Gobierno y ha colocado a la ministra ante dos opciones: o cese inmediato o reprobación.
La ministra, por su parte, ha solicitado su comparecencia en el Congreso para salir del paso y para realizar una cerrada defensa de «la soberanía e inmunidad jurisdiccional de los tribunales españoles, tal y como solicitó el Consejo General del Poder Judicial».
Lo cierto es que el pulso entre Llarena y Puigdemont tiene cada vez más ramificaciones, puesto que este martes se supo que la demanda presentada por el líder soberanista ante el juzgado belga contiene un «error» de traducción relevante. En concreto, los abogados de Puigdemont presentaron un condicional de Llarena («si es que esto ha sido así») como un afirmativo («et oui c’est ce qui s’est produit»), dando a entender que el juez daba por hecho su culpabilidad previa al juicio.
Entretanto, una asociación de abogados presidida por el penalista Nicolás González-Cuéllar ha anunciado que presentará una querella contra el titular de la Primera Sala del juzgado de primera instancia francófono de Bruselas si éste admite la demanda presentada por Puigdemont.